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Una alfombra robot acerca la casa del futuro | tecnología, Estados Unidos, laboratorio, Massachusetts

Domingo, 25 de octubre de 2015 01:30
TÉCNICO / HACE QUE LA ALFOMBRA IMITE SU BRAZO PARA SUJETAR UNA ESFERA ROJA.
En un laboratorio de nuevos materiales del Instituto Tecnológico de Massachusetts, Estados Unidos, se creó una superficie formada por montón de prismas blancos puestos de pie y agrupados para formar un mosaico. Esta alfombra manipula los objetos que se posan sobre ella de una forma que ya quisieran para sí muchos robots antropomorfos. Las primeras versiones del dispositivo nacieron hace dos años, pero ahora sus creadores lo han dotado de nuevas funciones para dominar las tres dimensiones del espacio.
Para imaginar qué ingeniería subyace en la alfombra, hay que pensar en una de esas olas que dibujan los espectadores en las gradas de un estadio para animar a su equipo. La ola no es más que una suma de espectadores individuales que se levantan en el momento preciso de su sitio y enseguida se vuelven a sentar; vista de lejos, sin embargo, lo que se observa es una onda que se desplaza suavemente de un extremo a otro del graderío.
Cada uno de los prismas que componen la alfombra del MIT se comporta como uno de esos aficionados. Pueden desplazarse solo hacia arriba o hacia abajo (solo pueden levantarse y volverse a sentar) siguiendo la indicación de un ordenador; les precisa cuándo elevarse, a qué altura y con qué velocidad. Con las instrucciones adecuadas a cada uno de los prismas, llegan a realizar coreografías perfectas.
La alfombra del MIT -denominada técnicamente Inform pin-based diplay, o superficie de alfileres- está resultando ser, además, una perfecta imitadora de los gestos humanos. Conectada a una cámara, remeda todos los movimientos que realiza ante ella una persona. Si se le muestra su mano, los prismas emergerán para componer entre todos una copia del mismo tamaño. Si la mano hace el ademán de elevar una esfera con la palma, eso mismo hará la copia, y a la misma velocidad.
El resultado es hipnótico, pero también va a resultar muy útil. Debidamente aleccionados, los prismas pueden imprimir los impulsos justos para empujar un objeto o apilarlo encima de otro. La alfombra, además de dibujar, se comporta como un robot: manipula objetos y crea estructuras en apariencia imposibles. Al estar compuesta de prismas, no puede dibujar una rampa lisa, pero se las apaña para suplirla, crea en su lugar una especie de escalera para hacer bajar un objeto hasta donde se quiera, algo parecido a empujar con mucha delicadeza una caja de cartón para que, sin romperse, descienda escalón a escalón por una escalera.
También presume de la habilidad para catapultar objetos, dándoles un golpe rápido en el punto exacto y con la fuerza precisa para que aterricen donde se desee. Aquí, la metáfora adecuada es la del tiro saltado de una bola de billar. El taco incide en el punto justo para que una bola vuele por encima de otras, sin tocarlas.
La conquista
A pesar de sus prodigios, la alfombra tenía una limitación, no podía crear por sí misma cualquier estructura en tres dimensiones. El equipo diseñó cuatros bloques cinéticos, un extensor, que permite lograr alturas mayores a las que permiten los prismas; un colgador, un rotador y un dispositivo deslizante. Además del deslizamiento y desplazamiento de objetos, la alfombra está preparada para trabajar con bloques imantados, que pueden adherirse a otros formando estructuras más complejas.
Philipp Schoessler es un ingeniero que forma parte del grupo de investigación en Medios Tangibles del MIT que ha creado el sistema Inform. Cree que a pesar de su destreza no puede competir con los robots de las cadenas de montaje. "Es difícil aventurar lo que nos traerá el futuro", apuntó, aunque, en cambio, sí se atrevió a visualizarlo en su uso doméstico. "Imaginemos una encimera de cocina que incorpora la tecnología Inform. Podrías colocar encima una licuadora que no necesite ningún elemento electrónico, solo mecánico. La manejarían los prismas de abajo".
No es más que una propuesta más de esta nueva visión de la tecnología, pero no es difícil avanzar otros usos domésticos, poder dormir y trabajar en una habitación que se reconfigura constantemente. "Cada vez que te acerques a una esquina", dijo, "la habitación cambiaría de apariencia (los muebles se cambian de sitio, las pareces se modifican). Podríamos generar la impresión de que estamos en un espacio infinito, aunque estemos confinados en un pequeño cuarto", sostuvo. Las pantallas del futuro puede que no estén basadas en píxeles, sino una materia que cambie continuamente de forma y adopte la de cualquier objeto"

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En un laboratorio de nuevos materiales del Instituto Tecnológico de Massachusetts, Estados Unidos, se creó una superficie formada por montón de prismas blancos puestos de pie y agrupados para formar un mosaico. Esta alfombra manipula los objetos que se posan sobre ella de una forma que ya quisieran para sí muchos robots antropomorfos. Las primeras versiones del dispositivo nacieron hace dos años, pero ahora sus creadores lo han dotado de nuevas funciones para dominar las tres dimensiones del espacio.
Para imaginar qué ingeniería subyace en la alfombra, hay que pensar en una de esas olas que dibujan los espectadores en las gradas de un estadio para animar a su equipo. La ola no es más que una suma de espectadores individuales que se levantan en el momento preciso de su sitio y enseguida se vuelven a sentar; vista de lejos, sin embargo, lo que se observa es una onda que se desplaza suavemente de un extremo a otro del graderío.
Cada uno de los prismas que componen la alfombra del MIT se comporta como uno de esos aficionados. Pueden desplazarse solo hacia arriba o hacia abajo (solo pueden levantarse y volverse a sentar) siguiendo la indicación de un ordenador; les precisa cuándo elevarse, a qué altura y con qué velocidad. Con las instrucciones adecuadas a cada uno de los prismas, llegan a realizar coreografías perfectas.
La alfombra del MIT -denominada técnicamente Inform pin-based diplay, o superficie de alfileres- está resultando ser, además, una perfecta imitadora de los gestos humanos. Conectada a una cámara, remeda todos los movimientos que realiza ante ella una persona. Si se le muestra su mano, los prismas emergerán para componer entre todos una copia del mismo tamaño. Si la mano hace el ademán de elevar una esfera con la palma, eso mismo hará la copia, y a la misma velocidad.
El resultado es hipnótico, pero también va a resultar muy útil. Debidamente aleccionados, los prismas pueden imprimir los impulsos justos para empujar un objeto o apilarlo encima de otro. La alfombra, además de dibujar, se comporta como un robot: manipula objetos y crea estructuras en apariencia imposibles. Al estar compuesta de prismas, no puede dibujar una rampa lisa, pero se las apaña para suplirla, crea en su lugar una especie de escalera para hacer bajar un objeto hasta donde se quiera, algo parecido a empujar con mucha delicadeza una caja de cartón para que, sin romperse, descienda escalón a escalón por una escalera.
También presume de la habilidad para catapultar objetos, dándoles un golpe rápido en el punto exacto y con la fuerza precisa para que aterricen donde se desee. Aquí, la metáfora adecuada es la del tiro saltado de una bola de billar. El taco incide en el punto justo para que una bola vuele por encima de otras, sin tocarlas.
La conquista
A pesar de sus prodigios, la alfombra tenía una limitación, no podía crear por sí misma cualquier estructura en tres dimensiones. El equipo diseñó cuatros bloques cinéticos, un extensor, que permite lograr alturas mayores a las que permiten los prismas; un colgador, un rotador y un dispositivo deslizante. Además del deslizamiento y desplazamiento de objetos, la alfombra está preparada para trabajar con bloques imantados, que pueden adherirse a otros formando estructuras más complejas.
Philipp Schoessler es un ingeniero que forma parte del grupo de investigación en Medios Tangibles del MIT que ha creado el sistema Inform. Cree que a pesar de su destreza no puede competir con los robots de las cadenas de montaje. "Es difícil aventurar lo que nos traerá el futuro", apuntó, aunque, en cambio, sí se atrevió a visualizarlo en su uso doméstico. "Imaginemos una encimera de cocina que incorpora la tecnología Inform. Podrías colocar encima una licuadora que no necesite ningún elemento electrónico, solo mecánico. La manejarían los prismas de abajo".
No es más que una propuesta más de esta nueva visión de la tecnología, pero no es difícil avanzar otros usos domésticos, poder dormir y trabajar en una habitación que se reconfigura constantemente. "Cada vez que te acerques a una esquina", dijo, "la habitación cambiaría de apariencia (los muebles se cambian de sitio, las pareces se modifican). Podríamos generar la impresión de que estamos en un espacio infinito, aunque estemos confinados en un pequeño cuarto", sostuvo. Las pantallas del futuro puede que no estén basadas en píxeles, sino una materia que cambie continuamente de forma y adopte la de cualquier objeto"

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