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23 de Julio,  Jujuy, Argentina
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Desgarrador relato de una testigo víctima

Viernes, 27 de septiembre de 2013 12:33

Se escuchó ayer el fuerte testimonio de Mercedes Zalazar, expresa política, quien ya declaró en el primer juicio como testigo de contexto. Relató lo padecido en 1975, y “en la actualidad no deja de ser una tortura porque siguen las fuerzas policiales reprimiendo con los mismos métodos a los jóvenes marginales en las seccionales de San Pedro”.

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Se escuchó ayer el fuerte testimonio de Mercedes Zalazar, expresa política, quien ya declaró en el primer juicio como testigo de contexto. Relató lo padecido en 1975, y “en la actualidad no deja de ser una tortura porque siguen las fuerzas policiales reprimiendo con los mismos métodos a los jóvenes marginales en las seccionales de San Pedro”.

Inició su relato ante el Tribunal “tengo mucha sed de justicia, que sea realidad para calmar nuestro ser. Es parte de una reparación. Nada ni nadie nos va a devolver el estado anterior”, expresó emocionada.

Era militante de la JP y fue detenida en 1975, en Ledesma, cuando fue a preguntar por un exnovio que había sido detenido. Ahí, el comisario Lezcano la detuvo, “me apuntó con un arma”, amenazándola que si no hablaba la violaban. En este testimonio se visibilizan las atrocidades cometidas por las fuerzas represivas y que las víctimas después de tantos años pueden exteriorizar con dolor.

En su extenso relato recordó nombres de personas que aún no declararon en la justicia y que fueron ejecutores de secuestros, torturas.

Fue traslada a la Capital y llevada al Buen Pastor. Allí, Mercedes se encuentra con Dora Weisz, esposa de Jorge Wiez sindicalista de Ledesma detenido-desaparecido. También con Soledad López, Gladys Artunduaga, Ninfa Coffler y Martina Chavéz. En noviembre de ese año, “el ejército se hizo cargo de las presas”, dijo Mercedes. Fueron al Buen Pastor armados y las trasladaron al penal de Gorriti. Las celdas tapiadas con maderas y plagadas de chinches, sólo podían salir al baño. En varias partes de su relato dejó ver las secuelas que le dejaron los ruidos de la cárcel, los encierros y las voces de personajes que su memoria guarda.

Recordó a varias celadoras que cumplían órdenes: una tal Juana, Raquel Temer y Claure. Así también a Singh que entraba al pabellón y se pavoneaba gritando y amenazando.

Cuando se produce el golpe cívico militar en 1976, se enteran por las celadoras que el personal del Penitenciario eran nexo entre el penal y el RIM 20 entre ellos Orlando Ortiz, imputado en este juicio; que también entraba al pabellón.

Después del golpe llegaron al penal Mirta Ibañez, Olga Demitropulos, Hilda Figueroa, Eublogia Garnica quien estaba muy lastimada y habían estado en el Centro Clandestino de Guerrero. Yolanda, una señora de Palpalá y una joven de 16 años de Ledesma, Marina Vilte.

En junio llevaron a Dominga Scurta, Juana Torres y Alicia Ranzoni al penal muy golpeadas y torturadas por el comisario Ernesto Jaig en la central de policía, y dijo que más de una semana estuvieron en el penal. Mercedes relató que el día que se las llevaron fue un movimiento en el pabellón. “Vi un hombre de azul” y era Jaig, se lo confirmaron las celadoras. No vio cuando las sacaron, pero luego se enteró que Juana le entregó una cadenita a Artunduaga para su hija bebé-Laura López que ayer presenció el fuerte testimonio. En octubre trasladan a las detenidas en avión a Villa Devoto, en esa unidad penal recibieron el mismo trato.

El segundo testimonio fue de un penitenciario, Santos Vásquez quien dijo que los Ortíz, Herminio Zaráte y Mario Gutiérrez “fueron excelentes compañeros de trabajo”.

Al otro día del golpe tomó su guarida y todos los puestos estaban ocupados por soldados. Dijo que habían presos “especiales” del golpe.
 

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