¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

°
23 de Julio,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

La “eterna niña” que lucha como una guerrera para mejorar su salud

Mercedes Valdés dio detalles del síndrome de Stevens -Johnson del que se recupera su hija Carla Mora Valdés.
Miércoles, 23 de julio de 2025 03:41
EN REHABILITACIÓN | LA JOVEN CARLA MORA VALDÉS JUNTO A MERCEDES VALDÉS, UNA MADRE INCONDICIONAL.

Cumpliendo a la perfección con su misión de madre abocada, Mercedes de los Ángeles Valdés hace de su día a día un ejemplo de amor al cuidar a su hija Carla Emilse Mora Valdés.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Cumpliendo a la perfección con su misión de madre abocada, Mercedes de los Ángeles Valdés hace de su día a día un ejemplo de amor al cuidar a su hija Carla Emilse Mora Valdés.

El cariño en estado puro se puede percibir en el aire cuando desde la cama, la joven de veinticuatro años logra restablecerse del síndrome de Stevens-Johnson. Un diagnóstico del que Carla sale adelante gracias a una admirable fuerza de voluntad y tesón. Pero su historia de vida se inició el 18 de febrero del año 2001, momento en que abrió sus ojos al mundo junto a su hermano Luis, producto de un embarazo gemelar.

Debido a nacer sietemesinos, ambos pequeños tuvieron que llevar controles médicos permanentes; en los que el varón logró estabilizarse pero la niña tuvo una hemorragia cerebral y, en consecuencia, sufrió de parálisis cerebral. "Yo hice una gestosis en el embarazo y esa falta de oxígeno, hizo que ella desde recién nacida y con 1.800 kg tenga que usar respirador, porque no se le regulaban los líquidos", expresó Mercedes Valdés, la madre que admira la lucha de su hija desde la primera etapa de su existencia. Luego de estar tres meses en la incubadora y de diversos estudios, el diagnóstico afirmó que tenía lesión cerebral y de inmediato los padres buscaron una institución que cubra las necesidades de la pequeña. Entonces la Asociación de Protección al Paralítico Cerebral (Appace) entró a ser uno de los pilares fundamentales de la familia.

Desde ese momento, "Carlita" -como le dicen sus amigos- inició cada año de su vida en este espacio, porque debido a su diagnóstico, no se pudo escolarizar pero ni el apoyo, ni la contención faltaron a fin de lograr el bienestar para esta señorita muy querida por cada integrante de la institución. "Para mí como mamá, me tocó aprender. Yo ya tenía un hijo siete años mayor, pero criar a los gemelos se sumaba; había que llevarlos a estimulación al Cedin, donde me encontré con un equipo de contención que hasta el día de hoy tengo contacto", detalló Valdés. En la búsqueda de una permanente calidad de vida para sus hijos más pequeños, se aventuró "Mechita" a la lucha constante y a golpear puertas cuando se cerraban hasta con candados.

Dentro de la patología de su hija con leucomalacia frontoparietal parietal occipital -parálisis cerebral leve-, Valdés es una agradecida a Dios porque acompaña a su niña que sólo llegó a tener problemas respiratorios que fueron tratados con el neumonólogo y supo revertir la situación para transformarla, logrando que el sistema inmune se refuerce tal como lo precisara.

Así, "Carlita" transitó una infancia feliz, rodeada del afecto de compañeritos de Appace y de profesionales de la salud que velaban -y velan- por resguardarla y ofrecerle nuevas posibilidades a través de una contención de oro. Ella puede comunicarse y ama asistir a "Recrearte", dar paseos con su silla postural, escuchar música y bailar.

Pero fue a sus veintiún años de edad, en el 2022, que tuvo una crisis de convulsión. Luego se repitió otra en el 2023 y, una más, en 2024. Debido a este cuadro, se le realizó un electroencefalograma.

"Este año había tenido cuatro episodios hasta abril y como fueron más, la medicaron con lamotrigina lamocas. Ella nunca fue alérgica a nada pero con esto fue terrible", comentó Valdés.

Es que Carla hizo una reacción inmunológica al fármaco que se le suministró, y sólo pasaron tres semanas para que los síntomas del síndrome de Stevens-Johnson salieran a la luz.

Inició con fuertes dolores de cabeza hasta las lágrimas, después comenzó a tener las manos pálidas y a transpirar frío, estaba decaída, contó Mercedes. Agregando que además tuvo fiebre y empezó a formarse ampollas en su cuerpo por lo que solicitaron la opinión de un infectólogo. "Lo primero que le brotó fue en la carita y en los labios, como reacción alérgica con los ojos inflamados. Se sospechaba de sarampión, pero no, la oreja era toda ampolla", recordó Valdés, visiblemente conmovida.

"Me destrozó ver a mi hija con la piel que se le salía y quedaba como carne viva, porque se brotó toda, no tenía las uñas. Pensaba que se estaba quemando en vida, además tenía escaras", dijo esta mamá que tuvo que atravesar un calvario de dolor, pero siempre con la esperanza de que mejoraría. "Fue a terapia y la intubaron para darle hidratación y alimentación, ahí le hicieron tratamiento con gammaglobulina y una traqueotomía, eso fue el milagro. Empezó a recuperarse de a poco", contó. El proceso se frenó por las ganas de vivir de la joven que persistió y no se dejó vencer. Aunque el cuadro era crítico, "Carlita" siguió sonriente, como una valiente guerrera que asimiló su diagnóstico y se armó de paciencia para no decaer. Y a su lado, su familia; pero sobre todo "Mechita", la madre que no renunció a verla restablecida como hoy se encuentra, inmersa en una extraordinaria rehabilitación.

 

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD