La historia del matrimonio de Blanca y Cristian es la clara personificación del refrán "persevera y triunfarás". El amor como motor, y el incondicional apoyo y sostén de familiares y amigos fueron clave para iniciar y transitar el desconocido camino de la maternidad subrogada en Jujuy que, pese a la infinidad de adversidades, felizmente culminó con el nacimiento de Luciano hace una semana.
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La historia del matrimonio de Blanca y Cristian es la clara personificación del refrán "persevera y triunfarás". El amor como motor, y el incondicional apoyo y sostén de familiares y amigos fueron clave para iniciar y transitar el desconocido camino de la maternidad subrogada en Jujuy que, pese a la infinidad de adversidades, felizmente culminó con el nacimiento de Luciano hace una semana.
Tras el engorroso camino recorrido, Blanca creó la fundación "Dulce Espera" que abrirá su sede en unos meses.
Todo empezó allá por el 2018, cuando Blanca se propuso, a como dé lugar, ser madre. Tras haber afrontado una histerectomía siempre estuvo rondando en su cabeza la idea de la maternidad subrogada. Sin embargo, sabía que era una opción que le quedaba fuera del alcance de sus manos, por no ser común en nuestro país y mucho menos en la provincia. Pero ella sentía en el fondo de su corazón que de alguna manera sería posible, y se aferró a esa idea.
Empezó con la búsqueda de información, las consultas a médicos en distintas provincias, pero todas con respuestas poco alentadoras, ya que al haber una alegalidad en esta práctica la mayoría de los profesionales eligen no realizarla. Hasta que, habiendo desistido de una luz que había encontrado en Córdoba y pandemia de por medio, en Jujuy volvió al consultorio del ginecólogo, obstetra y especialista en fertilidad, Néstor Zurueta, quien decidió llevar adelante el procedimiento con la única condición de tener una autorización judicial.
Fue en este punto que "empezaron a alinearse los planetas", como dice Blanca. "Cuando me decidí finalmente a hacerlo, se empezaron a presentar en nuestro camino las personas indicadas en el momento justo para que todo esto sea posible". La abogada Agustina Reyna, y amiga, se puso a disposición para llevar su caso (la gestión de la autorización entre otras tantas luchas que se dieron en el camino), el especialista en fertilidad ya había accedido y el acto de amor más grande vino por parte de su hermana, quien sin dudarlo le ofreció su vientre.
Regulación en Argentina
Así empezó otro tramo del camino que consistía en cumplir con todos los requisitos para obtener la autorización judicial. Pero al no haber antecedente en la provincia de este tipo de procedimiento no fue nada fácil, pues había que resguardar muchos derechos y más aún hablando de un recién nacido.
"El proceso requirió de presentación de varias pruebas como informes ambientales y psicológicos de los integrantes de ambas familias, con intervención del equipo interdisciplinario del juzgado, entre otros tantos requisitos", comentó Agustina Reyna, para quien todo esto también era nuevo, pero supo llevarlo con altura.
Explicó que en la Argentina está prohibido el uso económico del cuerpo porque se presume que abre paso a una explotación económica por necesidad. Pero lo distinto de la maternidad subrogada, en este caso, es que es un acto altruista. Es una donación del vientre para la implantación y desarrollo del embarazo. Es un acto solidario y de amor, sin lucro.
"En este tipo de procedimiento hay una alegalidad porque no existe una ley que lo regule, pero tampoco existe una ley que lo prohíba, pero lo que sí está prohibido es el uso económico", destacó, y comentó que en el país si se presentaron proyectos que se trataron, pero no se legislaron.
Explicó también que en otras provincias hay casos que en los que las solicitudes son posteriores al nacimiento y se dan en la mayoría de los procesos, "como por ejemplo una impugnación de la maternidad, una medida autosatisfactiva, una acción declarativa de certeza, entre otras. Pero nosotros elegimos la autorización previa para que Blanca haga todo el proceso tranquila sin el estrés del trámite posterior".
Y así fue, en el 2020 Reyna inició la autorización judicial en el Tribunal de Familia, sala 2, vocalía 5 con la jueza María Julia Garay y el 15 de octubre del 2021 obtuvo la sentencia favorable. Y aunque fue un camino largo y engorroso para todo el grupo familiar, desde la parte legal la abogada destacó que pese a la novedad que implicaba "tomó curso fácilmente, y todos tuvieron mucha voluntad para llevar el proceso y fundamentalmente no nos pusieron trabas judiciales".
Perseverancia y amor
Cristian, Blanca y su hermana comenzaron así en 2021 con los tratamientos que no solo ponían en juego la ilusión y la esperanza de un resultado positivo, sino que en cada nuevo intento resurgía la lucha con su obra social para una nueva autorización lo que frustraba a Blanca cada vez más. Es que la Ley nacional 26.862 indica que las obras sociales deberían cubrir al 100% todos los tratamientos de alta y baja complejidad, pero Jujuy no está adherida. Pero a base de mucha lucha y determinación consiguió que le reconozcan el 85%.
"Fue un desgaste emocional y económico. Si miro para atrás y me pongo a pensar en todo lo que pasamos, no sé cómo lo hice ni de dónde saqué fuerzas, pero no me di por vencida. Solo pienso en que ojalá después de mi caso, ahora estas gestiones sean mucho más rápidas", compartió Blanca.
La frustración también vino después de tres tratamientos fallidos, cada vez que salía negativo Blanca se tomaba unas semanas como una de especie de duelo y seguía altiva para adelante, pero fue el cuarto intento el que dio la sorpresa. Increíblemente una vez más el resultado salió negativo y pasó de todo por su cabeza. Es que después de casi tres años de búsqueda el desgaste físico y emocional era demasiado, pero dos meses después creyendo que su hermana sufría una gastritis fue al gastroenterólogo y quién se iba a imaginar que iba a salir de ahí con la primera ecografía de la victoria, la prueba de vida de Luciano.
Nadie podía creerlo, todos estaban en shock hasta el propio doctor Zurueta quien se encargó de hacer el procedimiento una y otra vez, al igual que la abogada Agustina Reyna que dejó allanado el camino sentando jurisprudencia en Jujuy del primer caso de maternidad subrogada altruista. Pasaron los meses y todo marchó bien, y fue así que esta historia que comenzó en 2018 con una decisión tuvo su acto cúlmine la semana pasada con el nacimiento de Luciano Salvador.
Fundación para ayudar
Pero esta historia no termina acá. Aprovechando su experiencia en este camino ya no tan desconocido, Blanca está en proceso de conformación de la fundación "Dulce Espera", a través de la cual ayudará a través de información y asesoramiento de su equipo interdisciplinario a todas las personas y parejas que quieran formar su familia de la misma manera que ella lo hizo. "En Jujuy todavía es un tabú el no poder tener hijos, y peor aún para los hombres. Por eso, desde mi experiencia quiero ayudar a pelearla por los derechos que se vulneran en cuanto a los tratamientos de fertilidad. Quiero poder transmitir la fuerza que yo tuve y hacerles el camino un poco más fácil y no que estén investigando desde cero", explicó Blanca.
La fundación ya cuenta con personería jurídica pero no con un espacio físico, y mientras eso ocurre buscan ampliar el equipo interdisciplinario y se nutren de asociaciones, como Concebir de Buenos Aires. Estimaron que en un dos o tres meses podría inaugurarse.