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17 de Julio,  Jujuy, Argentina
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El milagro del futbolista jujeño que no deja de soñar en grande

Para Carlos Vega, de 19 años, superar dificultades está en atravesarlas con un estoicismo que emociona.
Miércoles, 19 de junio de 2024 01:04
REHABILITACIÓN | CARLOS VEGA REALIZA EJERCICIOS PARA RECUPERARSE DE LA LESIÓN.

La alegría de vivir y la esperanza es la energía que hace magia en las personas que no se rinden. Es allí donde la confianza significa todo y cobra una fuerza que se logra manifestar ante los obstáculos. Para Carlos Vega, la esencia de superar dificultades está en atravesarlas con un estoicismo que emociona. Es que luego de vivir una situación de salud complicada, este joven de 19 años renació como el más resiliente caballero del fútbol, elevando en alto su nivel como representante jujeño en el sur del país.

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La alegría de vivir y la esperanza es la energía que hace magia en las personas que no se rinden. Es allí donde la confianza significa todo y cobra una fuerza que se logra manifestar ante los obstáculos. Para Carlos Vega, la esencia de superar dificultades está en atravesarlas con un estoicismo que emociona. Es que luego de vivir una situación de salud complicada, este joven de 19 años renació como el más resiliente caballero del fútbol, elevando en alto su nivel como representante jujeño en el sur del país.

Pero su historia se inició cuando era un niño que admiraba las figuras de su abuelo, padre y hermano, tres futbolistas apasionados por el deporte. Entrar al mundo de esta disciplina era lo que más anhelaba desde que tenía uso de razón y a través de la creación de la escuela "Los Pumitas" dirigida por Gabriel Vega, su padre, logró su cometido, dar sus primeros pasos en un campo de juego de las 30 Hectáreas en Alto Comedero.

"La emoción de ser parte del equipo no me la olvido más, era chico y tenía ganas de jugar todos los fines de semana", expresó Vega, que también mostró su habilidad en la escuela "1 de Marzo". A los 9 años fue a probar suerte a Argentinos Jrs., pero no fue sino hasta los 11 que volvió a Buenos Aires para empezar un nuevo capítulo en la historia de su vida.

UNIÓN DE SANTA FE | CON LA PELOTA, HACIENDO FÚTBOL, SU PASIÓN.

El cambio de Jujuy a Buenos Aires fue muy interesante. "El fútbol te reemplaza todos los sentimientos, más allá de extrañar a la familia. Tuve la suerte de tener a mi hermano que me acompañó siempre, dos años conviví con él", contó este juvenil que veía a su hermano como un referente del medio.

Como todo niño ilusionado por hacer lo que más le gusta, tenía la ilusión de jugar con la "10", pero al ir creciendo se convirtió en un volante por derecha, tipo "8". Su formación académica iba combinándose con la deportiva, gracias al "Bichito colorado". "Hacía dos cuadras y ya estaba en el colegio, dentro del club. En la pensión siempre había un referente de los que jugaban en Primera y nos hablaban sobre educación a cada uno", comentó.

Aunque no le costó el abordaje del nivel educativo, no perdía de vista su enfoque en el deporte. "Siempre me puse en la mente que era el fútbol y nada más", dijo el deportista que empezó en prenovena a cumplir un sueño, el jugar en Argentinos Jrs., donde cada día sentía la felicidad de poder disfrutar y hasta ser alcanzapelotas de los jugadores de la Primera.

Pero un dolor inusual se presentaría. "Estaba en novena división, yendo para octava, había terminado de jugar frente a Boca Jrs. y me di cuenta de que no podía caminar, le avisé al director técnico y me dijo que probemos igual. Probé y no podía dar ni un pase, seguí intentando sin decir nada. Pero después, al volver del colegio una tarde, tuve que pedir ayuda a los chicos de la pensión porque no podía caminar, ni subir el ascensor", dijo Vega. Asustado, buscó la calidez en la voz de su madre, ya que era muy fuerte el dolor y, gracias a una tía de Buenos Aires, fue trasladado al Hospital General de Niños "Pedro de Elizalde", donde quedó internado.

"Estuve un año sin moverme, me hicieron estudios, pero me decían que si tenía movimientos fuertes, se me podía romper el hueso de la columna y ya no caminar más. Me indicaron que tenía que usar la silla de ruedas. Asentaba el pie pero si hacía una mala postura, me quedaba paralítico de por vida", recordó.

Aferrado a una fe ilimitada, rezaba todas las noches para mejorarse porque no quería que le pasara eso, y sumadas a las buenas energías de sus padres y hermano, jamás se sintió solo. Afrontar ese momento le fue difícil. "De un día para el otro, verme que no podía ni caminar fue algo que me mataba. Ellos me hacían pensar en otra cosa, me hacían reír", dijo el juvenil, que tuvo que estar en reposo tomando nueve clases de pastillas contra la tuberculosis, aunque el diagnóstico no indicara eso.

En ese tiempo para "El juje" -como le decían sus compañeros- era lo mismo el día que la noche, ya que desde su habitación solo esperaba que le dieran el alta.

“LOS BICHITOS COLORADOS” | MUESTRA DE AFECTO INCONDICIONAL PARA EL JUVENIL.

"Me hicieron estudios y no me salía nada con precisión. Me hicieron biopsia y tampoco salía. Nunca hubo un diagnóstico específico. No sé si fue suerte o las pastillas o las fuerzas de uno mismo de querer salir adelante que me ayudaron a hoy por hoy seguir jugando a la pelota", reveló.

Durante un año para Carlos Vega, los días se hacían eternos, sin embargo sus compañeros le hicieron llegar muestras de cariño y afecto sincero.

El clic en su historia

Pensar en el esfuerzo que desde niño dejó en las canchas, estar en este camino deportivo, pensar en su familia; todo era fútbol y no podía dejarse vencer. "Lo primero que me recomendaron fue caminar despacio, lo hice con ayuda de mi hermano. De a poco me fui recuperando", destacó Vega, cuya evolución personal tenía una sola meta, volver a tocar la pelota.

"Estuve un año internado y otro año con recuperación e hice fisioterapia con Atilio Cachizumba que me ayudó un montón", contó. Enfocado con su sueño de seguir vinculado con el fútbol, desde Argentinos Jrs. le dieron el pase a préstamo al Club Atlético El Carril de El Carmen, donde jugó el torneo departamental y salió campeón. El hecho de volver al césped fue de gran emoción para Carlitos. "Era un nene que tenía por primera vez una pelota, me sentí feliz", dijo quien agradeció el acompañamiento a su familia y pares, demostrando que nunca abandonaría su obsesión. "A mi desempeño lo seguía Argentinos y tuve la suerte de hacer una buena temporada", expresó el futbolista que luego de la lesión y de estar un año parado, fue llamado por el coordinador Sergio "Checho" Batista para que se presente a entrenar.

Al regresar, la ilusión volvió a hacerse sentir como la segunda oportunidad que tanto quería y que no desaprovechó en ningún momento.

De experiencias se va forjando su carrera y, en simultáneo, de compartir esta pasión que es el fútbol. "Los chicos, mis compañeros, me preguntaron cómo fue todo, allá tienen una mente madura y te hablan como personas grandes. Su nivel de juego también es así. River Plate y Boca Jrs. tienen a chicos que son fuera de lo común", reveló Vega, que se recuperó al cien por ciento y volvió a los partidos oficiales de AFA.

De Buenos Aires a Santa Fe

Ya en el año 2023 cambió al Club Atlético Unión de Santa Fe. Iba a jugar en la Liga Jujeña y otra opción era un club boliviano, pero no quería estar alejado de su familia. “Mi hermano me consiguió una prueba en Unión de Santa Fe, me hicieron jugar y por suerte quedé. Estoy agradecido con el club. Ahora paré, a raíz de una nueva fractura en el empeine del pie izquierdo que no me dejaba caminar, me dieron el permiso y ahora con mi rehabilitación voy avanzando. Con mi familia y Atilio hago los ejercicios y movimientos para recuperarme rápido. Andaba con muletas y con una bota, pero con masajes y magneto puedo caminar, pero todavía esforzándome”, comentó. Confiando que pronto saldrá adelante, este becado en Unión de Santa Fe apuesta a que lo mejor siempre está por venir.

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