En el santoral de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, existen varios casos de quienes, tras su fallecimiento, los cuerpos mortales permanecieron incorruptos; aún después de siglos e, inclusive, de haber si trasladados de un sitio a otro.
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En el santoral de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, existen varios casos de quienes, tras su fallecimiento, los cuerpos mortales permanecieron incorruptos; aún después de siglos e, inclusive, de haber si trasladados de un sitio a otro.
En aquellos tiempos esto fue tomado como una inequívoca señal de santidad producida por acción milagrosa. Recordemos que se entiende por "milagro" la acción directa de Dios en las cosas humanas.
En épocas más recientes, la Ciencia ha buscado una explicación que no sea de orden teológico, para estos casos de incorruptibilidad. Se ensayaron diversas explicaciones.
Por ejemplo, que el cadáver había sido colocado en un sitio en el que abundaban elementos químicos que, al entrar en contacto con el cuerpo, impidieron la descomposición.
También, en algunos casos, se investigó si el cadáver no había sido sometido a algún tipo de tratamiento que lo convirtiera en incorruptible.
Antes de seguir, recordemos que hay cuerpos incorruptos en todo el mundo: los hay de monjes budistas, de humanos en la Edad de Bronce, entre los vikingos y en contemporáneos de Noruega (en estos dos últimos casos se dice que las características del terreno donde fueron depositados los cadáveres son los que favorecen la incorruptibilidad).
Los historiadores han sumado la existencia de 236 cuerpos de santos incorruptos, de los cuales son 135 mujeres y 101 varones. Realizar un estudio adecuado de por qué no ocurre el natural deterioro del cadáver, requeriría ocuparse en particular de cada caso, puesto que la razón no tiene porqué ser la misma en todos estos hechos.
El enigma se mantiene. Las hipótesis son varias. No hay explicaciones concretas.
Tomemos el ejemplo de Santa Catalina Labouré (más conocida como Santa Catalina de Siena) cuyo cuerpo fue hallado en estado perfecto, pese a que la humedad había penetrado en sus ataúdes.
Más inexplicable es lo ocurrido con San Charbel Makhould (asceta libanés) quien fue enterrado sin ataúd y su cuerpo terminó siendo rescatado mientras flotaba en el barro. El cadáver se mantiene, hasta hoy, preservado por completo y hasta emite un bálsamo perfumado.
No hay -hoy en día- cómo explicar científicamente todo esto.
Pronto, quienes así lo deseen, podrán ver las reliquias de Santa Teresa de Jesús, que vienen siendo examinadas por un equipo científico desde finales de agosto del año pasado buscando una explicación para su incorruptibilidad, ya que serán expuestas a la veneración de los fieles en la Basílica de la Anunciación de Alba de Tormes (España), del 11 al 25 de mayo de venideros.
En agosto de 2024 fue abierto a los científicos el sepulcro de Santa Teresa a efectos de que realizaran un minucioso estudio de sus reliquias. El cadáver de esta monja carmelita, doctora de la Iglesia, está en el pueblo donde falleció, que es Alba de Tormes, ubicado en el noroeste de España.
Pero hay que tener en cuenta que algunas de sus reliquias se hallan dispersas por toda Europa -hay un pie en Roma, una mano en Ronda e, incluso, un dedo en la iglesia de Notre Dame de Lorette, en París- pero la mayor parte de su cuerpo se conserva en el convento que ella fundó, en Alba de Tormes (cerca de Salamanca).
El 28 de agosto de 2024, las Carmelitas Descalzas, al abrir su tumba, encontraron intacto el cuerpo de Santa Teresa de Ávila. En 1750 así como en 1914, la tumba de la santa fue abierta, advirtiéndose su cuerpo "completamente incorruptible", al decir de los testigos.
En rueda de prensa, las hermanas Carmelitas anunciaron que, luego del período de exposición, las reliquias serán devueltas a su ubicación definitiva, lo que concluirá el proceso de investigación. Esta será la tercera vez, en los 443 años transcurridos desde su muerte, que las reliquias de Santa Teresa de Ávila serán expuestas a la veneración pública.
Lo real y concreto es que los restos mortales de Santa Teresa de Ávila -así como de tantos otros- se mantiene incorruptible. Y no hay una explicación precisa sobre el origen de esto.
Corresponde, aquí, recordar lo que William Shakespeare le hace decir a Hamlet, en la quinta escena del primer acto: "hay más cosas en el cielo y en la tierra, Horacio, de las que han sido soñadas en tu filosofía".
(*) Antonio Las Heras es doctor en Psicología Social, magister en Psicoanálisis, historiador y parapsicólogo. Preside la Asociación Argentina de Parapsicología (AAP). Correo electrónico alasheras@hotmail.com.
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