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Napoleón Álvarez Soto, un médico jujeño destacado

Dirigió sus ideas en el apoyo a las clases más necesitadas con el fin de curar a los enfermos y darles bienestar.

Martes, 08 de julio de 2025 03:35
FOTO ANTIGUA | EN EL HOSPITAL "SAN ROQUE" NAPOLEÓN ÁLVAREZ SOTO FUE MÉDICO DE LA SALA DE CLÍNICA DE MUJERES.

El jujeño Napoleón Álvarez Soto nacido el 27 de julio de 1886 fue un destacado médico y desde joven sus cualidades personales fueron reconocidas por su disciplina, su corrección y el orden los que fueron su paradigma.

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El jujeño Napoleón Álvarez Soto nacido el 27 de julio de 1886 fue un destacado médico y desde joven sus cualidades personales fueron reconocidas por su disciplina, su corrección y el orden los que fueron su paradigma.

Con un marcado interés en la salud, ingresó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires recibiéndose en el año 1911 con el título de doctor. Su tesis "Avariosis o sífilis de Lues" dedicada a su maestro, el salteño doctor Luis Güemes, quien, como médico e investigador, conocía los problemas que sufría la población en sífilis, tuberculosis, paludismo y alcoholismo tuvo una trascendencia reconocida.

En el Diccionario Histórico de Jujuy dirigido por Antonio Paleari se dice con acierto que la monografía escrita por el doctor Álvarez Soto en un lenguaje sencillo, fue una llamado de atención a las autoridades. Debe recordarse que es un mensaje de educación para el pueblo.

En ese entonces no se realizaban análisis sanguíneos para determinar esta enfermedad nominada en su momento por el doctor Salvador Mazza en el año 1929.

Álvarez Soto dijo: "...acá en Jujuy, donde siempre se discute con más calor una banca de diputados a la Honorable Legislatura que la vida y la salud de tantos y tantos desgraciados, bueno era que alguien diga que hay un mal que está carcomiendo los cuerpos y degenerando la progenie, bueno será que alguien llame la atención a la autoridades y de todos, a fin de que se detenga la correntada de una enfermedad que trae tanta infelicidad a los hogares y gravita tanto en la sociedad y en la especie".

La simple lectura señala la importancia en la simpleza de lo expuesto; surge su personalidad y sencillez que son los predominantes en sus trabajos con un aporte original a la medicina de ese entonces.

Su actuación no solo significó atender a sus pacientes sin tener en cuenta la condición social, la educación o nivel económico. Su fin fue el apoyo al más necesitado, siendo solidario con todos aquellos que acudían a su ayuda, encontrando en su persona el médico generoso dispuesto a brindar todo lo que en sí poseía con un solo fin: ayudar para aliviar y si es posible quitar el dolor.

Ya recibido y vuelto a su tierra ingresó en el único hospital conocido: "San Roque", manteniendo su nombre y prestigio. Fue médico en la Sala de Clínica de Mujeres y luego reconociendo sus aptitudes se lo designó subdirector.

Su entusiasmo en la investigación dio sus frutos y pasó a ser incansable colaborador del doctor Salvador Mazza, médico y epidemiólogo en actividades vinculadas al mal de Chagas que fuera una enfermedad endémica en varias regiones (que surge del comportamiento de la vinchuca que la transmite). Juntos recorren lugares inhóspitos tratando de evitar los contagios y deserciones humanas.

Nace la idea de instalar laboratorios móviles conocidos como Misión de Estudios de Patología Regional Argentina para diagnosticar y estudiar las zonas afectadas incorporándose en el año 1928 a trabajar en la recién fundada Sociedad Argentina de Patología - Regional Norte, participando en comisiones de trabajo, reuniones, congresos en que sus ponencias fueran de avanzada dando prestigio a esa entidad.

En el escenario político fue a ocupar una banca en la Legislatura de la Provincia en donde varios de sus proyectos fueron aprobados dando beneficios a la población. Estos trabajos fueron reconocidos por sus pares siendo consultado no solo en lo referido a salud sino en diferentes aspectos. Dirigió sus ideas en el apoyo a las clases más necesitadas sin olvidar que el fin principal era curar a enfermos y darles bienestar.

La referencia de hoy a su personalidad se lo hace con el convencimiento de recordar a una figura pública de gran admiración en ese entonces quien sobresaliera como médico, periodista sagaz, parlamentario laborioso, distinguido y eminente altruista como fuera recordado.

Muere el 29 de diciembre de 1929 a los 43 años causando gran pesar en la población. Los diarios de la época al recordarlo por su austeridad como hombre de Estado: "siendo innumerables los actos de filantropía con la clase menesterosa, razón esta por la que en pueblos de la quebrada especialmente, era venerado habiendo adquirido un prestigio merecido e inigualable. Como médico llegó a esos hogares humildes en forma reiterada aportando sus destacados conocimientos científicos gratuitamente facilitando medicinas que desterraron muchos males en eso hogares".

El Gobierno de la Provincia dictó un decreto el 30 de diciembre de 1930 reconociendo al doctor Álvarez Soto por ser dos veces diputado entre otras funciones importantes en las que siempre puso a prueba su patriotismo, inteligencia y laboriosidad y como en ese entonces además de la serie de personalidades que lo despidieron .

Refiriéndose el doctor Mazza a Álvarez Soto dijo: "no fue un profesional en el sentido que se tiene del ejercicio de la medicina. Su tiempo y aun su dinero estuvieron a disposición de quienes lo necesitaban siguiendo la escuela de su maestro quien fuera el doctor Luis Güemes, aprendiendo a escuchar al enfermo".

Dice Mazza: "fue el primero que trajo a Jujuy el beneficio de la instalación de un sanatorio". Todo se hizo sin pensar que su creación fuese un negocio por el capital invertido. Sin pensar en beneficio propio y con su espíritu solidario no solo se lo encontraban en congresos exhibiendo su amor por la medicina indígena. Con su entusiasmo lo llevó a recorrer Quebrada y Puna para conocer en el terreno las necesidades más inmediatas de su población.

Como se dijo en ese entonces: "ningún jujeño ni mucho menos de la Quebrada y Puna ha dejado de recibir su apoyo sin distinción de clases". No hay duda los jujeños merecen conocer. (Fernando Zurueta).

Altruismo

Llegó a hogares humildes ofreciendo gratuitamente sus conocimientos y facilitando medicinas.

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