Con gran delicadeza de labor detallada, elabora sus creaciones haciendo honor a su talento personal para ver nacer entre sus manos, aquellas piezas que causan un encanto singular.
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Con gran delicadeza de labor detallada, elabora sus creaciones haciendo honor a su talento personal para ver nacer entre sus manos, aquellas piezas que causan un encanto singular.
Desde lo etéreo de las flores y los colores pasteles, quizás una forma de ser creadora de submundos oníricos y naturalezas propias naciendo todo el tiempo.
De alguna u otra manera, florecen visibles las texturas, prolijas y ordenadas logrando captar la sensibilidad en el receptor.
Más atrás en las cajas de té son notables los trazos suaves, pero con el poder personal de quien los desliza cautelosos, ida y vuelta, aquél pincel inquieto que es direccionado por Nelda Massari.
Haber sido docente de ciencias naturales hizo que su vocación se transforme en una nueva energía como renovada forma de expresión, a través de la manualidad que siente y genera mundos nuevos.
Traza un mapa de ideas con los materiales que están dispuestos y resurge como terapia valiosa, las obras en madera que brotan de sus manos solidarizándose entre sí para estimular ese imaginario.
Defiende honestamente su labor artesanal desde la constancia que implica ser persistente con ingenio en el exterior y en el interior de cada pieza.
Muestra el cielo en su arte especial que deja rastros de inocencia en un colibrí entre pétalos de colores o en un manojo de ramos craquelados.
Su presente atisba la realización de su sueño de mujer libriana como acto creativo, que tiene mucho por decir a través de sus años vividos.
"Desde que me jubilé hace diez años, comencé con este trabajo porque me apasionaba lo de la madera. Comencé a estudiar y aprendí. A través de cursos que en el CPV '12 de Octubre' de decoupage sobre madera y desde ahí sigo capacitándome", expresó Massari.
Primero, efectúa cada parte de las piezas con una prolijidad delicada. Y con la ayuda de su esposo que corta la madera, ella se dispone a ensamblar para luego pintar. Así, surgió este universo junto a técnicas de pintura porque cada elemento tiene su medida.
Así surgen los muebles para la casa de muñecas en color rosa, fantasías en composé con el tamaño ideal para innovar trabajos en miniatura.
"Lo que más me gusta es hacer los muebles para la casita de las muñecas, aunque lo primero que hice fue un portalápices donde apliqué otras técnicas con cerámica, me encanta trabajar la madera", reveló Nelda que ya elaboró portarretratos y cajitas pequeñas para los accesorios como aritos, dijes y colgantes.
Pero la fascinación está dedicarle horas al detalle y a los pequeños elementos que hacen el todo. "Tenía la idea de preparar los ambientes; con cama, placard, cómoda, lavadora, microondas y juegos de mesa, sillas y de living, todo realizado a mano", explicó.
Con setenta años ella ama lo que hace porque sin dudas es una terapia absoluta buscar los colores y la combinación de los mismos. "Todo lo realizo con tiempo y cuando ves que transcurre, no lo sentís porque no te das cuenta", dijo la artesana.
La emoción que trasciende a las niñas al mirar cada una de las piezas finamente pintadas y listas para el juego, es la mejor de las satisfacciones para Massari.
"Me gusta ver la expresión de las nenas que se acercan y cómo sonríen cuando ven los muebles para las muñecas. Se sorprenden y los miran con todos los detalles y es hermoso", exclamó.
Es casi como volver el tiempo atrás y sentir que puede compartir desde su saber, una magia distinta y trasladarla al presente a través del juego más anhelado.
Acaso un bálsamo de alegría que nutre verdaderamente su entusiasmo por seguir trabajando sin dejar de aprender. "Me gustaría que las nuevas generaciones aprecien el valor de lo artesanal porque es un placer trabajar con las manos", describió feliz.