Con una ceremonia que se realizó en el Servicio de Maternidad del hospital "Guillermo Paterson" de San Pedro de Jujuy, se tributó un merecido reconocimiento a las parteras, a las embarazadas, a los médicos y a los recién nacidos. Cabe destacar la distinción a médicos y parteras jubilados, entre ellos Nilda Campos, quien ostenta merecidamente el título de "enfermera del pueblo" habiendo recibido a generaciones de sampedreños, en su loable labor de más de medio siglo en los hospitales de La Esperanza, La Mendieta y Paterson.
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Con una ceremonia que se realizó en el Servicio de Maternidad del hospital "Guillermo Paterson" de San Pedro de Jujuy, se tributó un merecido reconocimiento a las parteras, a las embarazadas, a los médicos y a los recién nacidos. Cabe destacar la distinción a médicos y parteras jubilados, entre ellos Nilda Campos, quien ostenta merecidamente el título de "enfermera del pueblo" habiendo recibido a generaciones de sampedreños, en su loable labor de más de medio siglo en los hospitales de La Esperanza, La Mendieta y Paterson.
El homenaje fue concretado por el Servicio de Maternidad junto al grupo de oración Jesús de la Divina Misericordia y el ministerio de música Peregrinos de la parroquia San Pedro de Río Negro, sumado a la incondicional entrega del padre Daniel Alberto Baca, quien presidió la misa, bendijo a los médicos y enfermeras jubiladas, médicos obstetras, pediatras, parteras, personal que desempeña su tarea en el lugar, a las embarazadas y a los bebés recién nacidos, quienes además recibieron obsequios.
En su homilía Baca se refirió a las realidades que el mundo presenta, como las enfermedades, la situación social y cosas en particular que competen a la intimidad de cada familia. "El cristiano, en medio de esas situaciones, está llamado a confiar y a estar confortado en el Señor, a estar firme en él. Esto nos enseña San Ramón, desde el mismo momento de su nacimiento. Apenas nacido, le tocó sobrellevar la muerte de su madre y como ella, aún muerta, dio la vida. Es un milagro del don de la vida. Eso marca la historia de la persona. Todo niño que sufrió el fallecimiento de su mamá ha crecido con ese dolor y a su vez, ese dolor se transforma en fortaleza. Que el Señor nos haga crecer, cada vez más, en el amor mutuo", dijo el sacerdote.
En otro tramo, destacó la importancia del don del amor. "Sin el amor, prácticamente, sería imposible sostener el proyecto de una familia. Sin el amor, la amistad rápidamente se va debilitando. Sin el amor, en los ámbitos de servicio y de trabajo, las tareas se hacen difíciles, más pesadas. Por eso, el cristiano está llamado a allanar, el camino. Quien ama está atento, quien ama sabe descubrir lo que necesita el hermano y atiende presuroso esa necesidad. El Señor quiere que seamos esos servidores fieles y prudentes, atentos al cuidado de la vida, atentos a la familia, atentos a la necesidad de la comunidad, en los distintos ámbitos que nos compete a cada uno de nosotros, para hacer crecer el amor mutuo, para que el Señor siga edificando en nosotros desde la fe y desde el amor", concluyó su prédica.
Finalizada la misa de acción de gracias, el padre Daniel Baca bendijo a las embarazadas y a los bebés nacidos en el día, también a sus madres y personal de enfermería de Maternidad. Se entregaron obsequios que fueron preparados con gran afecto para cada uno de los homenajeados, además de los numerosos regalos para los recién nacidos y las mamás.
Se tributó un reconocimiento especial a las parteras jubiladas Nilda Campos, Carmen Vera, María Franco, Olga Sánchez y Carmen Rosa; y a las médicas Mercedes Grau, Belia Bazán y Emma Wayar. También a los médicos que se desempeñan en el Servicio de Maternidad actualmente, entre ellos Martínez, Rocha y Quilez.
“La partera del pueblo”
Aunque luego de su jubilación, sus hijos la llevaron a vivir a Tucumán, para esta fecha no falta y pese a su edad, Nilda Campos recorre esos kilómetros para reunirse con sus “chicas”, como llama a la nueva generación de enfermeras parteras, y es recibida con gran afecto por toda la entrega realizada a lo largo de más de 50 años.
“Trabajé cincuenta años de partera. Primero en los hospitales de La Esperanza y de La Mendieta y en el hospital Paterson donde permanecí treinta y cinco años. Me jubilé a los setenta y siete años. Ha sido toda mi vida la obstetricia y me hizo muy feliz mi trabajo.
He formado mis pichonas con las que ahora, en este día especial, estoy compartiendo este homenaje. Es una gran satisfacción porque al igual que yo, han elegido una carrera muy buena, una carrera bendecida por Dios porque traer niños al mundo es lo más hermoso. Y ahora, a mis ochenta y dos años, siento la satisfacción de la labor cumplida”, dijo Nilda Campos.