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15 de Julio,  Jujuy, Argentina
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Sobre el abuso sexual

Martes, 29 de agosto de 2023 00:40

Abuso sexual es una expresión utilizada con diversos alcances para referirse genéricamente a un acto que ultraja la libertad sexual de otra persona. Ante esa problemática Unicef la define como la acción de someter a una persona a la voluntad de un agresor, aprovechándose de la impotencia y el desvalimiento de las víctimas, con la intención de causarle un daño y/o sufrimiento ya sean físicos, mentales y psico-emocionales. Así también propicia una conducta despersonalizada con intenciones de acceder a actos sexuales sin su autorización ni consentimiento.

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Abuso sexual es una expresión utilizada con diversos alcances para referirse genéricamente a un acto que ultraja la libertad sexual de otra persona. Ante esa problemática Unicef la define como la acción de someter a una persona a la voluntad de un agresor, aprovechándose de la impotencia y el desvalimiento de las víctimas, con la intención de causarle un daño y/o sufrimiento ya sean físicos, mentales y psico-emocionales. Así también propicia una conducta despersonalizada con intenciones de acceder a actos sexuales sin su autorización ni consentimiento.

A lo largo del transcurso de la humanidad se ha comprobado e incluso estadísticas actuales lo confirman, que los casos mayoritarios frecuentes de violencia sexual son ejercidos sobre niños (la pedofilia y el abuso sexual intrafamiliar) y la violación de mujeres. Cabe destacar que el delincuente sexual va acompañado de perfiles delictivos entre los que se encuentran robos, agresión, maltrato físico. Riesgos de quien sufre violencia intrafamiliar: orfandad ética y emocional, soledad, suicidios, depresión, baja autoestima, entre otros.

El agresor sexual no es siempre un desconocido para la víctima. En ocasiones es precisamente su cercanía cotidiana a la misma que se le ha facilitado un determinado grado de confianza, la cual ya derivado en una imposición predecible para entablar una relación.

En países con estadísticas fiables al respecto, las agresiones sexuales constituyen un porcentaje bajo de violencia denunciada. No obstante el carácter intrínseco de la violencia sexual sugiere la posibilidad de una violencia encubierta debido a actitudes de vergüenza o de temor a represalias por parte de la víctima. Los datos de la Organización Mundial de la salud indican que 1 de 3 mujeres han sufrido algún tipo de violencia sexual. Estos datos son arrojados hasta el periodo 2021. A lo anterior se le suma que solo el 5 % de las víctimas lo reportan a la policía. La mayoría de los agresores de este tipo de violencia son los hombres. Esta predominación del agresor sexual masculino se debe a diferentes factores: biológicamente se ha determinado que no existe relación entre el sexo y la agresividad. Por lo cual este componente agresivo se da exclusivamente por la educación social y cultural que reciben los individuos.

En el origen de la violencia sexual se encuentran al menos tres factores esenciales.

1- Factores psicológicos: Imposibilidad de conseguir la excitación sexual sin el uso de violencia, falta de autocontrol, autoestima deficitaria en lo sexual, la ausencia de empatía sexual que puede llevar a una distorsión cognitiva que "justifique su agresión", algún trastorno de personalidad, una historia personal como víctima de abuso sexual.

Repetimos algo trascendente, el problema en la conducta del sujeto con el entorno exterior nace de entornos familiares.

En el caso de violaciones, en muchas ocasiones más que placer sexual es la necesidad de satisfacer requerimientos de dominación sobre el otro, auto afirmación, competitividad o poder.

2- Factores sociales: el prestigio que otorga la violencia por ciertos individuos en determinados grupos sociales, la cosificación de la mujer a través de los medios de comunicación, el lenguaje sexista, entre otros.

3- Factores situacionales: como el consumo de drogas, el alcohol, el contagio emocional de la vivencia grupal, pertenencia a alguna pandilla y antecedente de abuso sexual o físico en la niñez. Lo que en concreto puede precipitar una agresión sexual es la presencia de ciertas variables circunstanciales, como una situación de estrés prolongada, el consumo de alcohol, un deseo urgente sexual, alto grado de irritabilidad o la percepción de seducción o indefensión en la víctima, como así también la posibilidad de que el acto quede impune.

De todo lo expuesto surge un interrogante ¿cuándo una conducta sexual es considerada abuso sexual?

Una conducta abusiva de contenido sexual.

Contacto corporal directo entre la persona agresora y la víctima.

Que dicho contacto físico afecte las partes sexuales del cuerpo de la víctima.

Falta de consentimiento de la víctima para realizar el acto sexual.

Obligar a la persona a ver material pornográfico o presenciar actos sexuales.

Debemos entender que en el caso de los niños jamás prestan consentimiento para una actividad sexual. Se considera abuso sexual con un menor de 13 años aunque haya accedido a la actividad.

Casos de abuso sexual agravado: cuando coexiste el ultraje en la víctima por acceso carnal, por el parentesco con la víctima, por la calidad del autor, por la enfermedad del autor, por el medio empleado, por la edad y situación de la víctima.

Factores de riesgo en relación con los niños: pobre desarrollo en destrezas relacionadas con la seguridad personal. Sufren maltrato físico y/o psicológico. Negligencia en el cuidado, escasa supervisión de las figuras parentales. Pobre información acerca de la sexualidad normal del niño y el adulto. Discapacidad física y o mental en ambas figuras etc.

Debemos estar atentos, ser padres cercanos y confiables permitiendo el diálogo sobre estos temas en el hogar para prevenir y capacitar a los hijos en cuanto a este flagelo. Cuando un niño o adolescente se anima a hablar, romper el silencio y contar el abuso siempre, se debe creerle, contenerlo, brindarle seguridad y proceder a protegerlo del abusador y luego realizar la denuncia correspondiente. íCuidemos a esta generación! Prov. 24:11 Rescata a los que van rumbo a la muerte; detén a los que a tumbos avanzan al suplicio.

La Fundación Luz de Vida trabaja fuertemente en "educar, prevenir y restaurar" a través de escuela para padres, talleres, consejería, contención familiar y grupos terapéuticos llamados "Grupos de luz". íContáctenos! Alvear 731, primer piso, oficina N°2. Comuníquese al 388-4479595, o ingrese a nuestra página de Facebook: Fundación Luz de Vida. íEstamos para ayudarles!

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