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5 de Agosto,  Jujuy, Argentina
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Laberintos humanos. Algo efímero

Sabado, 21 de enero de 2017 01:30

Laberintos humanos. Algo efímero

Nataela Presley nos contó que entonces optó por encerrarse en un convento, convencida de que todo lo que consigue la belleza es algo efímero. Pero allí tampoco pude ser feliz, nos dijo, porque pasaban los años y mis hermanas, que envejecían como a cualquier otro mortal le sucede, me veían siempre lozana y bella.

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Laberintos humanos. Algo efímero

Nataela Presley nos contó que entonces optó por encerrarse en un convento, convencida de que todo lo que consigue la belleza es algo efímero. Pero allí tampoco pude ser feliz, nos dijo, porque pasaban los años y mis hermanas, que envejecían como a cualquier otro mortal le sucede, me veían siempre lozana y bella.

Me acusaron de los pactos más perversos, como si yo hubiera querido esta eterna juventud a que la vida me condena. Todos pueden creer que es un don, cuando no es más que la más cruel enfermedad, y en mi celda me miraba en el espejo rogándole a Dios que me afeara con arrugas que nunca me llegaban.

¿Cómo hacer para envejecer?, me preguntaba cuándo para tantos otros es algo tan fácil de conseguir. Así fue que junté mis cosas y me marché, pensando que le hacía un bien a la merecida paz de mis hermanas, de las cuales ninguna se acercó para rogarme que me quedara. Concluí que no quedaba en el mundo un sitio para la verdadera compasión.

Entonces cambié de rumbo, buscando las largas noches a las que nadie sobrevive, las atolondradas pasiones que a todos los arruinan, pero para mí no era cierto eso de que las buenas mozas se echan a perder. Pero para mí la vida era levantarme cada mañana para ver que mis cabellos no se ajaban ni mis piernas criaban celulitis.

Sigo tan bella y joven como cuando dejé la secundaria detrás del primero que perdió por mí su cordura, y sigo volviendo locos a todos los hombres como el primer día. Soy digna de sus Laberintos, don Dubín. Creo ya que eso es de lo único que soy digna.

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