Los negociadores de la conferencia sobre el
cambio climático (COP21) que se realiza en
París,
Francia, empezaron ayer a mostrar sus cartas en la partida, a sólo cuatro días de cerrar un acuerdo histórico sobre el futuro del planeta.
Los ministros participantes y la mayoría de observadores exhiben un cauto optimismo, aunque ningún tema se puede dar por cerrado hasta que todo esté acordado.
Los principales protagonistas son los países ricos y en desarrollo, enfrentados sobre la responsabilidad del calentamiento del planeta. Todos aseguran que están dispuestos a trabajar para evitar que la temperatura del planeta suba 2ºC, pero el problema está en cómo compartir el costo económico de esta decisión.
El acuerdo de París, cuyo borrador tiene por el momento 48 páginas, quiere abordar el desafío del cambio climático por primera vez de forma coordinada, con un total de 195 países obligados a compartir el enorme desafío ambiental, económico y tecnológico.
"Los principios de igualdad y responsabilidades comunes, pero diferenciadas, son el corazón del acuerdo de París", advirtieron ayer los grandes países emergentes: Brasil, Sudáfrica, India y China, agrupados bajo las siglas Basic.
Los países ricos reconocen que la responsabilidad histórica es suya, pero creen que ahora también ha llegado la hora de que los principales emisores de gases de efecto invernadero, empezando por China, arrimen el hombro.
La "diferenciación" de las responsabilidades afecta a la financiación y a los objetivos a largo plazo, de aquí a finales de siglo.
El acuerdo de París también debe aclarar cómo deben revisarse los compromisos de cada país, bajo qué plazos y reglas, las ayudas para que los más vulnerables hagan frente a las pérdidas y daños, y el propio carácter jurídico del acuerdo.
La tarea de la COP21 está dividida en cuatro grandes grupos de trabajo que debaten simultáneamente.
Los negociadores de la conferencia sobre el
cambio climático (COP21) que se realiza en
París,
Francia, empezaron ayer a mostrar sus cartas en la partida, a sólo cuatro días de cerrar un acuerdo histórico sobre el futuro del planeta.
Los ministros participantes y la mayoría de observadores exhiben un cauto optimismo, aunque ningún tema se puede dar por cerrado hasta que todo esté acordado.
Los principales protagonistas son los países ricos y en desarrollo, enfrentados sobre la responsabilidad del calentamiento del planeta. Todos aseguran que están dispuestos a trabajar para evitar que la temperatura del planeta suba 2ºC, pero el problema está en cómo compartir el costo económico de esta decisión.
El acuerdo de París, cuyo borrador tiene por el momento 48 páginas, quiere abordar el desafío del cambio climático por primera vez de forma coordinada, con un total de 195 países obligados a compartir el enorme desafío ambiental, económico y tecnológico.
"Los principios de igualdad y responsabilidades comunes, pero diferenciadas, son el corazón del acuerdo de París", advirtieron ayer los grandes países emergentes: Brasil, Sudáfrica, India y China, agrupados bajo las siglas Basic.
Los países ricos reconocen que la responsabilidad histórica es suya, pero creen que ahora también ha llegado la hora de que los principales emisores de gases de efecto invernadero, empezando por China, arrimen el hombro.
La "diferenciación" de las responsabilidades afecta a la financiación y a los objetivos a largo plazo, de aquí a finales de siglo.
El acuerdo de París también debe aclarar cómo deben revisarse los compromisos de cada país, bajo qué plazos y reglas, las ayudas para que los más vulnerables hagan frente a las pérdidas y daños, y el propio carácter jurídico del acuerdo.
La tarea de la COP21 está dividida en cuatro grandes grupos de trabajo que debaten simultáneamente.