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13 de Julio,  Jujuy, Argentina
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Homenaje a inalcanzable trabajador de la salud

Sabado, 26 de diciembre de 2015 01:30
EN 1955 INICIÓ SU CARRERA COMO GUARDA SANITARIO / NOMBRE QUE RECIBÍAN EN AQUEL ENTONCES LOS AGENTES SANITARIOS.
PURMAMARCA (Corresponsal) Julio Chañi, purmamarqueño de 90 años de edad, fue uno de los primeros trabajadores del pueblo que se desempeñó como agente sanitario y en su día no solo fue homenajeado por sus actuales colegas sino que también por su familia y amigos que lo visitaron en su hogar.
En el Día del Agente Sanitario no pudo asistir al acto central, pero desde la tranquilidad de su casa recordó la fecha tan especial y aquellos momentos y experiencias que vivió durante casi 30 años de servicio en diferentes localidades de la Quebrada de Humahuaca.
Con un tono pausado y mirándote a los ojos al hablar, Lucio ofreció sin dudar su gran historia de vida desde que empezó a trabajar en el área de la salud. Allá por el año 1955 fue cuando inició su carrera como guarda sanitario, ese era el nombre con el que se denominaba a la actual profesión de agente sanitario.
"Empecé a practicar en el hospital San Roque cuando tenía 30 años y en unos días comencé a trabajar en Tumbaya por unos meses, allí me inicié y luego continué trabajando en Tilcara, trabajaba bien y tenía mi sueldito, mis trabajos siguieron en León donde estuve por 10 años", comentó trayendo a la mente hermosos recuerdos.
En 1965 Julio volvió a Purmamarca, para esta vez atender a su querido pueblo recorriendo inalcanzablemente cada comunidad, cada familia y cada hogar por más alejado que esté. A pie y llevando a cuestas una caja con las inyecciones, medicamentos, leche para los niños y otros elementos, atravesó ríos, montañas y playas, porque en aquella época no existían ni rutas ni "caminos marcados".
Julio iba marcando esos senderos en cada visita de terreno que realizaba por San José del Chañi, Colorados, Tres Pozos, El Moreno, Potrero, Estancia Grande, Abra del Pibe, Sepultura, Lipán, Patacal, Quisquiri, y muchos otros lugares.
Luego de varios días retornaba al puesto de salud y al otro día volvía a terreno, ese era su trabajo, con gran sacrificio y lucha, por las características de la época. "Con el plan de salud visitaba cada casa, cuando era cerca iba con mi bicicleta, vacunaba a los chicos, llevaba medicamentos para los enfermos, atendí partos en el campo, llevaba la leche para los niños y llevaba las planillas donde anotábamos los datos de las familias". "Cuando tenía que volver al puesto bajaba solito en la intemperie y muchas veces escuchaba a los duendes llorar como bebés, nunca los vi, pero se aparecían de esa forma así que bajaba rápido como un rayo para llegar a la casa y estar con la familia", comentó entre risas.
Una anécdota
En los últimos años antes de jubilarse Julio Chañi retornó a trabajar a León y un día recibió un comunicado de que una señora se encontraba enferma en La Ovejería. Inmediatamente tomó las riendas con su caballo y partió entre los cerros.
"En medio camino, después de cambiar a los caballos, un mensajero nos alcanzó para decirnos que la señora estaba aún malita así que tras varios días de camino llegamos a la casa, estaba mal y le puse una inyección, mejoró un poquito y decidimos traerla al puesto de salud. Improvisamos una camilla con un poncho y dos palos y la bajamos a pulso". Sentado bajo la sombra de una parra continuó "en el camino se nos descompuso varias veces, parábamos en algunos lugares para descansar y continuábamos caminando hasta que nos dieron caballos para llegar hasta León, la cuidamos y no la dejamos caer y al arribar el marido alquiló un vehículo y se la llevaron al hospital. Con el tiempo encontré a sus hijos y me agradecieron por ayudar a salvar su vida".

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PURMAMARCA (Corresponsal) Julio Chañi, purmamarqueño de 90 años de edad, fue uno de los primeros trabajadores del pueblo que se desempeñó como agente sanitario y en su día no solo fue homenajeado por sus actuales colegas sino que también por su familia y amigos que lo visitaron en su hogar.
En el Día del Agente Sanitario no pudo asistir al acto central, pero desde la tranquilidad de su casa recordó la fecha tan especial y aquellos momentos y experiencias que vivió durante casi 30 años de servicio en diferentes localidades de la Quebrada de Humahuaca.
Con un tono pausado y mirándote a los ojos al hablar, Lucio ofreció sin dudar su gran historia de vida desde que empezó a trabajar en el área de la salud. Allá por el año 1955 fue cuando inició su carrera como guarda sanitario, ese era el nombre con el que se denominaba a la actual profesión de agente sanitario.
"Empecé a practicar en el hospital San Roque cuando tenía 30 años y en unos días comencé a trabajar en Tumbaya por unos meses, allí me inicié y luego continué trabajando en Tilcara, trabajaba bien y tenía mi sueldito, mis trabajos siguieron en León donde estuve por 10 años", comentó trayendo a la mente hermosos recuerdos.
En 1965 Julio volvió a Purmamarca, para esta vez atender a su querido pueblo recorriendo inalcanzablemente cada comunidad, cada familia y cada hogar por más alejado que esté. A pie y llevando a cuestas una caja con las inyecciones, medicamentos, leche para los niños y otros elementos, atravesó ríos, montañas y playas, porque en aquella época no existían ni rutas ni "caminos marcados".
Julio iba marcando esos senderos en cada visita de terreno que realizaba por San José del Chañi, Colorados, Tres Pozos, El Moreno, Potrero, Estancia Grande, Abra del Pibe, Sepultura, Lipán, Patacal, Quisquiri, y muchos otros lugares.
Luego de varios días retornaba al puesto de salud y al otro día volvía a terreno, ese era su trabajo, con gran sacrificio y lucha, por las características de la época. "Con el plan de salud visitaba cada casa, cuando era cerca iba con mi bicicleta, vacunaba a los chicos, llevaba medicamentos para los enfermos, atendí partos en el campo, llevaba la leche para los niños y llevaba las planillas donde anotábamos los datos de las familias". "Cuando tenía que volver al puesto bajaba solito en la intemperie y muchas veces escuchaba a los duendes llorar como bebés, nunca los vi, pero se aparecían de esa forma así que bajaba rápido como un rayo para llegar a la casa y estar con la familia", comentó entre risas.
Una anécdota
En los últimos años antes de jubilarse Julio Chañi retornó a trabajar a León y un día recibió un comunicado de que una señora se encontraba enferma en La Ovejería. Inmediatamente tomó las riendas con su caballo y partió entre los cerros.
"En medio camino, después de cambiar a los caballos, un mensajero nos alcanzó para decirnos que la señora estaba aún malita así que tras varios días de camino llegamos a la casa, estaba mal y le puse una inyección, mejoró un poquito y decidimos traerla al puesto de salud. Improvisamos una camilla con un poncho y dos palos y la bajamos a pulso". Sentado bajo la sombra de una parra continuó "en el camino se nos descompuso varias veces, parábamos en algunos lugares para descansar y continuábamos caminando hasta que nos dieron caballos para llegar hasta León, la cuidamos y no la dejamos caer y al arribar el marido alquiló un vehículo y se la llevaron al hospital. Con el tiempo encontré a sus hijos y me agradecieron por ayudar a salvar su vida".

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