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2 de Agosto,  Jujuy, Argentina
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Samilantes: costumbre y devoción en Chalala

Domingo, 18 de mayo de 2014 14:32

Días pasados, nos encontramos en la bella Purmamarca, para llegarnos a 67 km de la ciudad capital, en un pueblito que lleva diez años de existencia llamado Chalala. Allí se celebraban honras a la Virgen de Luján, patrona de la localidad, y también donde posteriormente se realizó el VI Suristinkuna, encuentro de Samilantes.

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Días pasados, nos encontramos en la bella Purmamarca, para llegarnos a 67 km de la ciudad capital, en un pueblito que lleva diez años de existencia llamado Chalala. Allí se celebraban honras a la Virgen de Luján, patrona de la localidad, y también donde posteriormente se realizó el VI Suristinkuna, encuentro de Samilantes.

Esa mañana, el cielo quebradeño nos recibió esplendoroso y cálido. La gente comenzó a reunirse de a poco alrededor de la imagen de la Patrona y de los misachicos que sumaron algunas familias. Los sikuris rompieron el silencio y las bombas de estruendo anunciaban el comienzo de los festejos. Actos protocolares como los que suceden en toda actividad, las palabras de bienvenida de los consejeros comunales invitando a la comunidad a participar. Luego la misa y unas palabras para reflexionar sobre el valor que le damos a nuestras costumbres. Finalizados los actos litúrgicos, comenzó una hermosa procesión por las callecitas del pueblo, esperanza ante todo en los ojos de los fieles que sin descanso trabajan para mantener la dignidad de la pertenencia y la tierra; momento de unión por ese caminar juntos, donde la oración resulta potenciada por la suma de sentimientos de penitencia, de súplica y de acción de gracias.

El sol acompañaba cada momento bendiciendo desde lo alto y por ratos, cómplice de los corazones, sobre todo el de los promesantes y de los "suris" que presentaban sus honras a la "Mamita", con su acompasado ritmo y coreografía aplicada, lentos algunos, más dinámicos otros.

Emplumados, según la usanza del lugar y la familia de la que provenían, aparecieron varios niños, y eso nos conmovió el alma, sus caritas inocentes y su sentir respetuoso reflejado en sus movimientos, gestos y miradas. Sin dejar de ser niños, disfrutando de la danza.

Verlos en el desfile que presidió la Patrona y las demás imágenes santas, y luego también en el Suristinkuna, fue un momento glorioso. Niños, pero no tan sólo niños... 

Cuando nosotros los de la urbe estamos acostumbrados a verlos afianzados a un aparato electrónico, frente a un televisor y muy pocas veces jugando a ser grandes, nos parecía estar en un mundo diferente. Esto, para ellos, no era un juego, y eso lo tenían bien claro, desde el momento más riguroso de la misa, hasta cuando presentaban sus respetos a la Virgen, era alto el valor que le otorgaban a su danzar y a su vestimenta. En ningún momento, la vergüenza cruzó por sus rostros. 

Y eso fue para nosotros, quienes por primera vez los descubríamos, un ejemplo a copiar y secundar. Habíamos visto a los mayores, por lo general varones, porque así marcaba su tradición, luego también las mujeres que se fueron sumando. Que los grupos presentes, provenientes de distintos parajes de la Quebrada y Puna, en su gran mayoría estén conformados por niños, fue no una curiosidad, sino una gran emoción. 

Hablamos con los referentes de las distintas localidades, como Abra Pampa, Puesto Sey, El Moreno, hasta la misma Chalala, todos coincidían en la importancia de las tradiciones heredadas, en el peligro que corren ante las modas efímeras y los gustos pasajeros. Y en el compromiso que su espíritu asume ante la cultura, la comunidad y la naturaleza buscando transmitirla, enamorando a sus hijos y nietos para que no se pierda, pero principalmente para que se la valore. 

Además coincidieron que fue por iniciativa de los más chicos, su interés en aprender y participar de los rituales que decidieron sumarlos en estos encuentros.ç

Suristinkuna

Aunque sin una certera definición sobre el topónimo, el nombre Chalala hace alusión a "lugar de encuentro", y ciertamente fue el lugar elegido para este encuentro de suris, en una fecha de conmemoración y honra ya que eso es lo que entrega el samilante en su danza, su devoción, respeto y agradecimiento a su patrona. 

El suri para nuestros ancestros es una deidad, animal sagrado, y ha sido observado en sus movimientos y en su plumaje para saber sobre acontecimientos climáticos o buena fortuna. 

La danza del suri es una expresión folclórica que nace como una ritual de veneración a la Pachamama, madre tierra, generadora de vida. Posterior, a la llegada de los españoles y la imposición de la religión católica, la veneración a través de esta danza se traslada, además, hacia la Virgen y los santos. He ahí el ejemplo más vivo del sincretismo que se vivencia en muchos momentos de nuestro calendario cultural.

En un principio, la danzaban los mayores varones de cada tribu, luego las mujeres y actualmente se suman a los más jóvenes por la necesidad de incitarlos a la difusión de sus costumbres que de a poco se están perdiendo.


@Normal:El atuendo que usan está hecho con pluma real de suri, pero como actualmente es un animal protegido las comunidades tienen criaderos pero no los matan. 
@Normal:Aún así no suelen desplumarlo continuamente, por eso es que muchos de los samilantes heredaron de sus mayores las prendas que guardan cuidadosamente, para que no se apolillen y puedan lucirlas en la próxima patronal. 
@Normal:Unos adornan sus sombrero con las plumas, otros tienen cintos tejidos con las plumas que se colocan como diadema en la cabeza, a la altura de la frente, también alrededor de los brazos y piernas, también envolviendo cuello, pecho y cadera; llevan cascabeles en las piernas y un "gancho" un bastón hecho de madera con el que imitan el movimiento de la cabeza del suri. También están "los pollitos", que llevan atuendos tejidos con plumaje adherido simulando ser pichones.
@Normal:Su coreografía es diferente según el lugar donde pertenecen pero en todos los casos siempre hay un momento en que bailan "tomando la gracia de la Virgen, inclinando su cuerpo hacia la imagen, evitando darle la espalda. La danza es por parejas y siempre acompañada de una corneta y bombo; existen grupos de samilantes que danzan al compás de los sikuris.
@Normal:Y para el samilante su práctica es la vida misma, representación y simbología. 
@Normal:Por medio de plegarias y agradecimiento se vive esta danza milenaria, que ha perdurado generaciones tras generaciones, y por eso mismo, a través de ella este hombre, nacido entre los cerros, se conecta con la vida. (Por Rosana Herrera)

 

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