La novela, publicada por Alfaguara, "tiene muchos orígenes que se van anidando y creciendo. Primero, tenía la imagen de que quería escribir la amistad entre dos mujeres en los años 70, en Chile. Era algo pendiente que aun no me había atrevido a abordar", dice la autora en diálogo con Télam.
Y explica: "si bien esta novela es la que más tiene que ver con mi propia historia, toca también el alma de mucha gente. Es un momento histórico que involucra a muchas personas, y me resultaba difícil abordarla de una manera delicada pero no insulsa".
Las dos amigas son Sophie, una frágil joven de 18 años que comienza a dar sus primeros pasos en el mundo del arte, y Morgana, una española de 24 años con quien Sophie encuentra contención en los convulsionados años 70 de Chile. Pero también está Diego, padre de Sophie y funcionario del gobierno de Allende, quien mantiene una relación amorosa y secreta con Morgana.
Las cosas funcionan por un tiempo y los tres viven como una familia en medio de la creciente tensión social. Pero la tragedia sucede: llega el 11 de septiembre de 1973 y se desata el golpe de Estado en Chile. Entonces, Diego debe escapar y el romance se descubre. Sophie no puede perdonarlos y regresa a Francia con su madre.
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La novela, publicada por Alfaguara, "tiene muchos orígenes que se van anidando y creciendo. Primero, tenía la imagen de que quería escribir la amistad entre dos mujeres en los años 70, en Chile. Era algo pendiente que aun no me había atrevido a abordar", dice la autora en diálogo con Télam.
Y explica: "si bien esta novela es la que más tiene que ver con mi propia historia, toca también el alma de mucha gente. Es un momento histórico que involucra a muchas personas, y me resultaba difícil abordarla de una manera delicada pero no insulsa".
Las dos amigas son Sophie, una frágil joven de 18 años que comienza a dar sus primeros pasos en el mundo del arte, y Morgana, una española de 24 años con quien Sophie encuentra contención en los convulsionados años 70 de Chile. Pero también está Diego, padre de Sophie y funcionario del gobierno de Allende, quien mantiene una relación amorosa y secreta con Morgana.
Las cosas funcionan por un tiempo y los tres viven como una familia en medio de la creciente tensión social. Pero la tragedia sucede: llega el 11 de septiembre de 1973 y se desata el golpe de Estado en Chile. Entonces, Diego debe escapar y el romance se descubre. Sophie no puede perdonarlos y regresa a Francia con su madre.
Pasa el tiempo y Sophie se convierte en una artista plástica consagrada que lleva años negando su pasado. Pero las cosas cambian repentinamente cuando otro 11 de septiembre -el atentado a las Torres Gemelas del 2001-, le resuenan en su cabeza abriéndole una grieta que la impulsa a recuperar el tiempo perdido.
"Siempre me interesaron las pequeñas historias —sostiene la escritora—. Recuerdo que la primera guerra que vi en televisión fue la de Sarajevo. Veía esas calles arrasadas donde, sin embargo, había algunas casas en pie con personas que comían, dormían, hacían el amor, trabajaban: esa vida que continua a pesar de ...".
"Y yo lo que quería —continúa la autora— era meterme adentro de esas casas y mirar por la ventana al tipo que tenía un florería pero ya no está y ahora hay otro con una zapatería. Esas vidas perdidas quería relatarlas desde hace mucho tiempo".
Guelfenbein apunta: "hay un principio por el cual yo siempre escribo, que lo acuné cuando estudiaba biología, que dice que todas las mutaciones, todos los cambios, se producen por dos elementos: el azar y la necesidad. Yo escribo muy así, porque mis personajes se mueven azarosamente y también tengo la necesidad de contar una historia".
"Lo que sí recuerdo es una imagen muy fuerte que quería poner en la novela: mi suegro, el padre del padre de mis hijos, era el hombre más buscado en Chile en el año 73. Una vez que mataron a Allende, el hombre más perseguido era Carlos Altamirano, que era Secretario General del Partido Socialista. Lo buscaron por mar y por tierra", cuenta la escritora.
Y continúa: "el salió de Chile hacia Argentina a través de la Cordillera de los Andes en un auto de la Embajada de Alemania del este, escondido en el maletero. Es una historia muy fuerte que me ha contando muchas veces y yo la quería poner en la novela. Esa es la historia del personaje de Diego".
"En el acto mismo de escribir esta novela hay un acto de memoria —sostiene la autora—. De resistirme a la memoria durante once años, porque desde ese tiempo sabía que quería escribir sobre esa época. Luego llegó el momento de recordar, desde mi propia experiencia, para poder contar. La historia plantea que la memoria puede cambiar el futuro, el tuyo y el de los demás".
"Me interesaba examinar la ambigüedad de ciertos dogmas que parecen inamovibles, como la verdad ante todo, un dogma con el cual nos hemos criado y criamos a nuestros hijos. Porque existe una situación en la cual hay una duda con respecto a la verdad: ¿vale la pena la verdad?, ¿a qué viene?, ¿qué viene a remover?", se preguntó la escritora.
Y reflexionó: "pero siento que esa no es una ambigüedad moral, sino que se trata de ampliar espectros y enfrentarse a la realidad sin dogmas. Porque la vida tiene esas coyunturas, en las cuales hay que revisar ciertas cosas, con moralidad y ética, pero revisarlas".