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16 de Julio,  Jujuy, Argentina
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Un árbol regado con sangre

Martes, 23 de octubre de 2012 20:57

En el sector Sur de la ciudad, en la segunda cuadra de avenida Corrientes, se encuentra un árbol lleno de historia. Tanto, como que fue regado con sangre de héroes, que cayeron fusilados por la estupidez que rige las luchas fratricidas. El antiguo algarrobo se encuentra en pie desde hace por lo menos dos siglos. Porque ya era un robusto ejemplo del monte jujeño, cuando en 1851, bajo su sombra piadosa, el 13 de septiembre, moría fusilado el coronel Mariano Santibáñez, héroe de las luchas por la Independencia patria. Y al año siguiente, el 6 de mayo de 1852, también se fusilaba allí al coronel José Mariano Iturbe, exjuez federal y exgobernador de Jujuy.
El coronel Mariano Santibáñez, héroe de las luchas independentistas, lugarteniente de Güemes y posteriormente hombre de José María Fascio, luchó por la consolidación de las fronteras de la patria y por la independencia política de Jujuy. Luego, enfrentado al ya gobernador José Mariano Iturbe, éste lo exilia a Bolivia de donde regresa durante la gobernación de Roque Alvarado a quien Santibáñez representa en la firma de la alianza en contra de Juan Manuel de Rosas, conocida como "La coalición del norte". Tras un nuevo cambio de mando, otra vez Iturbe gobernador, depone a Santibáñez como presidente de la Legislatura, lo apresa, y ordena su fusilamiento en el algarrobo de San Pedrito.

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En el sector Sur de la ciudad, en la segunda cuadra de avenida Corrientes, se encuentra un árbol lleno de historia. Tanto, como que fue regado con sangre de héroes, que cayeron fusilados por la estupidez que rige las luchas fratricidas. El antiguo algarrobo se encuentra en pie desde hace por lo menos dos siglos. Porque ya era un robusto ejemplo del monte jujeño, cuando en 1851, bajo su sombra piadosa, el 13 de septiembre, moría fusilado el coronel Mariano Santibáñez, héroe de las luchas por la Independencia patria. Y al año siguiente, el 6 de mayo de 1852, también se fusilaba allí al coronel José Mariano Iturbe, exjuez federal y exgobernador de Jujuy.
El coronel Mariano Santibáñez, héroe de las luchas independentistas, lugarteniente de Güemes y posteriormente hombre de José María Fascio, luchó por la consolidación de las fronteras de la patria y por la independencia política de Jujuy. Luego, enfrentado al ya gobernador José Mariano Iturbe, éste lo exilia a Bolivia de donde regresa durante la gobernación de Roque Alvarado a quien Santibáñez representa en la firma de la alianza en contra de Juan Manuel de Rosas, conocida como "La coalición del norte". Tras un nuevo cambio de mando, otra vez Iturbe gobernador, depone a Santibáñez como presidente de la Legislatura, lo apresa, y ordena su fusilamiento en el algarrobo de San Pedrito.

José Mariano Iturbe fue soldado de Belgrano. Participó de las batallas de Las Piedras, Tucumán y Salta y siguió acompañando al Ejército del Norte en las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma. Tomado prisionero en la Sorpresa de Yavi, se vio obligado a volver a Jujuy mezclado con las tropas invasoras del coronel Marquiegui, pero escapó y se puso nuevamente a las órdenes de la causa patriota. Fue mano derecha del primer gobernador de Jujuy, José María Fascio con quien combatió en contra de los salteños. En 1838 es designado gobernador por una Asamblea Popular. Se inicia en ese tiempo la larga lucha política nacional en la que Iturbe se expresa como un gobernador federal adepto a Urquiza. Los convulsionados vaivenes concluyen, con juicio y condena a muerte de Iturbe. El gobernador José Benito Bárcena dispone conmutar la muerte por el exilio pero en la legislatura desconocen la orden y reiteran la pena capital. Bárcena renuncia y el nuevo gobernador, Alejo Belaúnde ordena la ejecución de Iturbe que se cumple en San Pedrito, el 6 de mayo de 1852. Santibáñez e Iturbe, son héroes nacionales. Ambos lucharon por la patria grande y fueron fundamentales para terminar con la dependencia de Jujuy de la provincia de Salta. Pero el enfrentamiento entre unitarios y federales los alcanzó sin atenuantes, y ambos murieron fusilados delante del mismo árbol, como testimonio de una sangrienta época de horror, incomprensión, e intolerancia. El árbol, testigo de dos capítulos terribles de la historia jujeña, siguen en pié, protegido por una reja oxidada. Ojalá las autoridades pudieran mejorar su estado y cuidarlo.
 

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