Cada marzo, las jujeñas nos volvemos a encontrar en las calles, en la Plaza, para seguir poniéndole voz a esos derechos que aún nos faltan.
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Cada marzo, las jujeñas nos volvemos a encontrar en las calles, en la Plaza, para seguir poniéndole voz a esos derechos que aún nos faltan.
En Jujuy, la marcha por el día de la Mujer se adelantó unas horas, se realizó el viernes 7 de marzo por la tarde. La ciudad que ya estaba quieta tras el paso del carnaval, fue testigo de ese reencuentro de cientos de mujeres que volvieron a gritar reclamando el respecto a los derechos ya conseguidos y por los otros que aún faltan. El rechazo a los discursos de odio y el ajuste fueron temas que unificaron el reclamo.
La marcha comenzó a congregarse desde temprano cerca de las 17, cuando llegaban en grupos adolescentes con pañuelos violetas anudados a los puños y a las mochilas, mujeres de comunidades originarias portando wipalas, abuelas y madres con fotos de hijas que fueron víctimas de femicidios, familias y agrupaciones gremiales, partidarias y ONGs.
La marcha fue un mosaico de voces: «Somos las nietas de las brujas que no pudieron quemar», «Basta de feminicidios en Jujuy», "No más ajuste" . "No estamos pidiendo privilegios, exigimos vivir tranquilas", declaró María, una estudiante de 22 años, mientras ajustaba su pañuelo violeta con fuerza. A su lado, Lucía, integrante de la comunidad Kolla, recordó que la lucha es doble "en nuestros territorios, nos violentan por ser mujeres y por ser indígenas".
Las organizaciones convocantes denunciaron el avance del ajuste y la precarización laboral, exigiendo el fin de los despidos y la mejora de los salarios. Asimismo, rechazaron las sumas no remunerativas que afectan el sistema previsional y demandan que el ajuste recaiga sobre quienes se han enriquecido a costa del pueblo.
También se repudió el discurso de odio y la violencia misógina, racista y fascista. "Nos organizamos frente a la discriminación y el negacionismo como política de Estado", expresaron las convocantes, reafirmando su compromiso en la defensa de los derechos de mujeres y diversidades.
Otro de los puntos centrales de la convocatoria fue el rechazo a la eliminación de políticas públicas esenciales, como el acceso a la salud sexual y reproductiva, la atención de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, y los programas de HIV y hormonización para personas trans.
Las organizaciones convocantes denuncian el avance del ajuste y la precarización laboral, exigiendo el fin de los despidos y la mejora de los salarios. Asimismo, rechazaron las sumas no remunerativas que afectan el sistema previsional y demandan que el ajuste recaiga sobre quienes se han enriquecido a costa del pueblo.
En materia de justicia, se rechazó la posible derogación de la figura del femicidio en el Código Penal, alertando sobre el riesgo de reducir las penas a los agresores. Según datos difundidos por las organizaciones, en enero de este año se registraron 28 femicidios en el país, lo que equivale a una mujer asesinada cada 26 horas.
Además, se reclamó la aplicación plena de la Educación Sexual Integral (ESI) en todo el sistema educativo, alertando sobre intentos de recorte de contenidos fundamentales para la prevención de abusos y la protección de las infancias y juventudes.
En el ámbito laboral, se exigió la adecuación al Convenio 190 de la OIT, que protege a las trabajadoras de la violencia y el acoso en el ámbito del trabajo, así como el cumplimiento efectivo del cupo laboral travesti-trans.
Las organizaciones también expresaron su rechazo a la privatización del sistema público de salud y a los intentos de desmantelar hospitales y programas esenciales. Se exigió la restitución de los fondos nacionales para la educación pública y se reafirman los derechos de docentes y estudiantes, reclamando la restitución del FONID y el financiamiento de las universidades.
En la convocatoria también se enfatizó la necesidad de mantener viva la memoria histórica y se repudió cualquier intento de vaciar sitios y espacios de la memoria en el país.
La marcha, se desarrolló en un clima de unidad y solidaridad, donde las mujeres demostraron una vez más sus voces para recordar que el 8 de marzo no es solo una fecha de conmemoración, sino también de lucha y resistencia.