¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

4 de Julio,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

Visualizar, un recurso para empezar a crear

Viernes, 04 de julio de 2025 01:02

Visualizar es mucho más que imaginar. Es una forma de anticipar lo que deseamos, de darle forma en la mente a lo que aún no existe, de crear un puente entre el presente y el futuro que anhelamos. Cuando visualizamos, estamos activando una capacidad profundamente humana: la de proyectarnos, de soñar con intención, de darle dirección a nuestros pasos.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Visualizar es mucho más que imaginar. Es una forma de anticipar lo que deseamos, de darle forma en la mente a lo que aún no existe, de crear un puente entre el presente y el futuro que anhelamos. Cuando visualizamos, estamos activando una capacidad profundamente humana: la de proyectarnos, de soñar con intención, de darle dirección a nuestros pasos.

No se trata simplemente de fantasear o de huir de la realidad, sino de mirar hacia adelante con una actitud creativa, consciente y comprometida. Crear no empieza con las manos ni con los hechos. Empieza con una idea, con una visión. Todo lo que hoy es tangible alguna vez fue pensado, imaginado, visualizado. Un edificio, un libro, una conversación importante, una nueva forma de vivir... todo nació en la mente de alguien que supo ver más allá del momento actual.

Visualizar es, en ese sentido, el primer acto de creación. Es permitirnos sentir, casi como si ya fuera real, aquello que deseamos lograr o construir. Y al hacerlo, nuestra mente comienza a reorganizarse. Nuestra energía cambia. Nuestra motivación despierta. Sin embargo, visualizar requiere práctica y claridad. No basta con desear vagamente. Hay que detenerse y preguntar: ¿Qué quiero realmente? ¿Cómo se ve, cómo se siente, qué me rodea en ese escenario futuro que deseo crear?

La visualización efectiva implica detalles, emociones, imágenes nítidas. No porque todo se cumplirá al pie de la letra, sino porque cuanto más claro es el destino, más firme será el camino. No es una receta mágica, pero sí una herramienta poderosa. Nos ayuda a enfocar la atención, a reconocer oportunidades, a mantenernos firmes cuando las dudas aparecen.

En muchas ocasiones, dejamos de crear porque no logramos ver lo que queremos. O porque nos cuesta creer que es posible. El miedo, la experiencia pasada, las voces externas que nos repiten "eso no se puede", nos ciegan. Entonces, es también un acto de valentía. Es permitirnos soñar a pesar del miedo, imaginar aunque no tengamos todavía los medios, confiar en nuestra capacidad de aprender, adaptarnos y persistir.

La mente necesita referentes positivos, necesita imágenes que alimenten la esperanza y no solo la preocupación. Hay una fuerza silenciosa en aquello que visualizamos con convicción. Cuando repetimos internamente una imagen, un propósito, una meta, algo empieza a cambiar.

Nuestras decisiones, aunque pequeñas, comienzan a alinearse con esa visión. Tomamos otros caminos, elegimos otras palabras, nos rodeamos de personas distintas. Así empieza la creación: con una semilla plantada en la mente, que poco a poco germina en acciones. No siempre vemos los frutos de inmediato, pero nos mantiene en movimiento, nos recuerda que el presente no es estático, que estamos en constante construcción.

También es importante decir que no sustituye el esfuerzo ni evita los obstáculos. Pero sí transforma la manera en que los enfrentamos. Una persona que tiene una visión clara puede caer muchas veces, pero no se rinde fácilmente. Porque sabe hacia dónde va. Porque ha visto, aunque solo sea en su mente, lo que puede llegar a ser. Esa imagen interior se convierte en una brújula cuando todo alrededor parece confuso. No garantiza el éxito, pero sí fortalece la determinación.

Es, en cierto modo, una forma de diálogo con uno mismo. Es preguntarse quién quiero ser, qué quiero ofrecer, qué mundo quiero habitar. Y esas preguntas no son banales. Son el inicio de todo cambio verdadero.

Vivimos muchas veces al ritmo de lo urgente, sin detenernos a pensar si lo que hacemos está en sintonía con lo que queremos. Es una pausa, una herramienta para reconectar, para traer intención al presente. No hay acto más creativo que imaginar con sentido, con dirección, con el corazón abierto a lo posible. Por eso, visualizar no es una técnica reservada a artistas o emprendedores. Es un recurso humano, cotidiano, accesible para todos.

Se puede visualizar una conversación sanadora, una meta alcanzada, una rutina más saludable, una vida más plena. Y en cada visualización hay una semilla de transformación. Porque cuando cambiamos lo que vemos dentro, también empezamos a cambiar lo que construimos fuera. Namasté. Mariposa Luna Mágica.

 

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD