Tratándose del nacimiento político de nuestro país podríamos también decir: a 15 años del Bicentenario de la Revolución de Mayo, tan celebrada por todo el pueblo argentino. En la celebración del colectivo histórico, hablamos de las “Fiestas Mayas” y que con sentir escolar nos recuerda a la Primera Junta del Gobierno Patrio de Buenos Aires, al Cabildo y al primer símbolo de “cintas celestes y blancas” repartidas entre la espontánea multitud reunida.
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Tratándose del nacimiento político de nuestro país podríamos también decir: a 15 años del Bicentenario de la Revolución de Mayo, tan celebrada por todo el pueblo argentino. En la celebración del colectivo histórico, hablamos de las “Fiestas Mayas” y que con sentir escolar nos recuerda a la Primera Junta del Gobierno Patrio de Buenos Aires, al Cabildo y al primer símbolo de “cintas celestes y blancas” repartidas entre la espontánea multitud reunida.
Lo que sí debemos considerar es un antecedente histórico fundamental, acaecido unos años antes, entre 1806 y 1807, conocido como la Invasiones Inglesas al Río de la Plata.
Importa este hecho militar por sus valiosas consecuencias que debemos tener presente: 1. Fue un triunfo del pueblo de Buenos Aires en armas y con la Reconquista del 12 de agosto de 1806, se afirmaba la resistencia de las armas sostenidas por el Comandante de Ensenada de Barragán, don Santiago de Liniers. 2. El pedido por la opinión popular de destitución del Virrey Sobremonte, por su comportamiento, en relación a los invasores ingleses, por abandonar Buenos Aires y demostrar ineptitud en su defensa. 3. Traspaso del mando político a la Audiencia y el comando de las tropas a Liniers, quien el 29 de junio de 1807, por pliegos enviados de Carlos IV, ... estableciendo, en caso de acefalía, asumiera el mando político el jefe castrense de máxima graduación, por lo que don Santiago de Liniers pasa a ser Virrey provisional del Río de la Plata; y luego, por el llamado “Motín del 1º de enero de 1809”, será destituido, por su condición de francés y dilación en juramento de fidelidad a Fernando VII, acusación del gobernador de Montevideo, Javier de Elio.
Dice el historiador J. Perrone: “En la mañana siguiente, los capitulares eligen funcionarios adversos a Liniers, al tiempo que comienzan a doblar las campanas del Cabildo, convocando grupos de gente en la plaza de la Victoria, a los gritos de íViva España! íMueran el mal gobierno! íAbajo el francés Liniers! íJuntas como en España! ...No sólo gritos, ni campanas solas. A la manera de Montevideo, de Buenos Aires en 1807 y de los comuneros de Asunción años atrás, el Ayuntamiento elige una Junta de Gobierno, integrada por españoles, con dos secretarios criollos -Mariano Moreno y Julián de Leiva - destituyendo al Virrey. Regimientos peninsulares como gallegos, vizcaínos y catalanes apoyan el motín.
El virrey estuvo a punto de ceder a la intimación, sobre todo al mediar el obispo Lué, cuando la llegada del Jefe de Patricios, comandante Saavedra, cambia radicalmente la situación, sosteniendo con su tropa y los batallones de Húsares, Montañeses, de la Unión, Arribeños y Andaluces la autoridad del Virrey”.
Escribió el historiador Ernesto Palacio: “Este obscuro episodio... suele interpretarse (...) como un triunfo de los ‘criollos’ sobre los ‘peninsulares’, con todos los laureles para aquellos. La verdad es que fue el triunfo del conformismo y el espíritu conservador sobre la decisión revolucionaria a lo cual contribuyó sin duda la resistencia que causaba la fuerte personalidad del alcalde de primer voto (Martín de Alzaga) ... quien mantenía además un pleito personal con Liniers, por el reparto de los laureles de la Defensa de Buenos Aires, contra los ingleses.
En el Motín del 1 de enero de 1809, participaron criollos y españoles, con distintos protagonismos, pero la suerte de Liniers estaba echada, define la Junta Central, al nombrar nueva autoridad para el Río de la Plata a Baltasar Hidalgo de Cisneros. Los hechos se precipitan y llegamos al Cabildo abierto del 22 de mayo que determina la cesación de la autoridad de Cisneros por 158 votos y hasta la erección de una Junta. El 24 de mayo, de mañana, se forma Junta con: Presidente, Cisneros. Vocales: Castelli, Saavedra, Solá e Incháurregui, 3 criollos y 2 españoles: Cisneros e Incháurregui. Ceremonia por medio juran los miembros elegidos. El Presidente Cisneros dirige palabras ‘incitándole a la confianza’ según queda en acta ceremonial.
Llega el día de la Gran Revolución: 25 de mayo de 1810. Entre la noche del 24 y del 25 se produce una verdadera revolución cívico-militar, pero no tumultuosa. La franja más politizada, presiona sobre las tropas exigiendo la renuncia absoluta de Cisneros. El 25 los cabildantes consideran la nueva situación, mientras grupos reunidos irrumpen en el cabildo y piden destitución de Cisneros. Una nueva lista, apoyada en los cuarteles de Patricios, circula y luego presentada ante el síndico Leiva, a nombre del Pueblo, con más de 400 rubricas, de las cuales 300 son de oficiales castrenses. La lista propuesta es la que sigue: Presidente Cornelio Saavedra. Vocales: Miguel de Azcuénaga; Manuel Alberti; Manuel Belgrano; Juan José Castelli; Domingo Matheu y Juan Larrea. Secretarios: Juan José Paso y Mariano Moreno”.
Dice Rodolfo Puiggrós en su libro, La Época de Mariano Moreno: “La composición de la Primera Junta obedecía a una lógica apreciación de la realidad política: Saavedra y Azcuénaga representaban las fuerzas militares... y eran garantía del orden; Castelli, Belgrano, Paso y Moreno por el partido patriota; Alberti... asumía la delegación del clero que votó la cesantía de Cisneros y firmó el petitorio del 25 de mayo; y los catalanes Larrea y Matheu eran los financistas de la revolución”.
Cierro esta columna en Homenaje a todos los patriotas de mayo con palabras de Moreno: ...”La voluntad general me llama a tomar una parte en la dirección de su Casa. Si mi persona es necesaria, yo no puedo negar a mi Patria el sacrificio de mi tranquilidad individual, de mis tareas, de mi fortuna y aún de mi vida”.