Con el aporte de historiadores, escritores y poetas de Jujuy, he armado esta Histoletras con la intención de recordar los intensos avatares de una Historia que dio comienzo a la gesta fundadora, que presenta la lucha del nativo que defiende a su comarca y del arrogante invasor que se impone por una fuerza de conquista que ya tiene más de un siglo de desarrollo.
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Con el aporte de historiadores, escritores y poetas de Jujuy, he armado esta Histoletras con la intención de recordar los intensos avatares de una Historia que dio comienzo a la gesta fundadora, que presenta la lucha del nativo que defiende a su comarca y del arrogante invasor que se impone por una fuerza de conquista que ya tiene más de un siglo de desarrollo.
Ante la insistencia del español colonizador nuestra ciudad de San Salvador de Velazco en el valle de Jujuy recibió su tercera fundación el 19 de abril de 1593 y fue su fundador D Francisco de Argañarás y Murguía, mediante poder extendido, en nombre del rey Felipe II, por el gobernador de Tucumán, D Juan Ramírez de Velazco, con fecha 25 de enero de 1593.
Para realizar este tercer intento el historiador Vergara nos dice: “Aunque los documentos no nos indican los detalles, imaginemos nosotros la expedición, nunca contemplada hasta entonces. Numerosos indios yanaconas de Argañarás y otros compañeros abrirían la marcha conduciendo diez y ocho carretas cargadas de matalotaje. Irían por el camino conocido, a cuya vera existían ya propiedades, rumbo a Jujuy. Las carretas tiradas por bueyes caminarían lentamente rodeadas de indios armados y de soldados que dirigían la marcha. Luego, las tropas de vacas, ovejas y cabras, que en grande número conducían propietarios; y, por último, los caballeros con sus lucidas vestiduras y armas rodeando al capitán Argañarás. Indudablemente irían empujados por un creciente optimismo.”
Al referirse a esta “triple fundación” el poeta Jorge Calvetti expresa: En este usado mundo, / bajo esta eternidad celeste/ que aclamaron las primeras estrellas / y el mismo Dios mirándonos por ellas, / ha querido el destino, el profundo / y meditado destino, que hiciera / una hija del sol, / y que fuera / Francisco de Argañarás y de Murguía / -un brazo apenas del Eterno Español-, quien fundara, con una intención de agua clara, / con hambre y alegría, / la mano cómoda en el arcabuz / y el alma realizada en la Cruz. // ... En abierto misterio Dios fundaba / mi Provincia celeste / y en este / suelo ofrecido y herido sin consuelo / los hombres ensayaban la guerra / y juntaban la tierra con el cielo. //Jujuy, como una flor, en plena eternidad se abría, /Rosa de Tierra, /Rosa de Armonía.”
También es meritorio el aporte de Don Félix Infante, a quien conocí personalmente y pude reconocerlo, cuando era presidente de la Institución de los escritores y proponer su nombramiento como Socio Honorario, por su tarea de Historiador y Escritor de Jujuy, por lo que podemos hoy rememorar a la Av 19 de abril, desde “Calles de mi ciudad” cuando escribió: “Fracasadas las fundaciones anteriores, la de Nieva, proyectada por Juan Pérez de Zurita, y efectuada un 20 de ago de 1561 por Gregorio de Castañeda, y la de San Francisco de Alava, un 13 de octubre de 1575, por don Pedro de Zárate, pasaron años sin que los esforzados capitanes españoles, no obstantes sus deseos y hasta las órdenes recibidas desde Lima, intentaran una nueva fundación. Es cosa reconocida que los desaciertos de los gobernadores del Tucumán, Abreu y Lerma, con sus mandos tiránicos, obraron en sentido asaz negativo. Fue en el gobierno de don Juan Ramírez de Velazco, cuando se realiza la verdadera fundación. Y ello pudo lograrse por empeño del capitán, don Francisco de Argañarás y Murguía, ...y la dote de su esposa, doña Bernardina Mexía Mirabal.
Desde Santiago del Estero, con un puñado de amigos, no más de 30, emprenden la notable hazaña. Pasan por las ciudades de Talavera (también conocida como ciudad de Esteco, en la provincia de Salta). Siguen la Ruta que los lleva a los campos primorosos de La Almona, descendiendo al Río Chico, por Cuyaya. Los cronistas españoles que pusieron los pies en el valle y meseta ubérrima, se habían hecho lenguas de la belleza esplendorosa de la región, con sus montañas pobladas de árboles inmensos; de los pastizales que cubrían el “campo de Buena Vista”, llamado después Tablada y hoy Parque San Martín, donde podrían pacer y engordar buena cantidad de ganados de todas clases; con sus dos ríos enmarcando el triángulo en abrazo de siglos; con su cielo bruñido, primorosamente azul, entre la imponencia de sus cerros comarcanos: el Zapla y el Chañi lejano.
En este último párrafo Don Félix se volvió casi poeta enamorado de Jujuy. Para cerrar la columna citaré a “Viltipoco” del escritor, periodista y poeta Marcos R Paz, quien fuera reconocido, por su Obra, como Socio Honorario de la Entidad de escritores, durante mi gestión, en la década de los noventa. Dice el Poeta Marcos Paz: Invocación (frag) Canto I “Sobre la piel cobriza de mi tierra / donde comulgan los vientos, / con el ardiente tajo de los soles / en mudo centelleo. / Quiero elevar un poema, con la gesta del legendario suelo, / donde la profecía de la Patria / ... entre / el color y el perfil de la montaña, / dialogan con el cielo. // Del célebre cacique de las tribus; / el que llamó a sosiego, / a los huairas que baten los picachos y hostigan bramaderos, / ... Que busca devolver los esplendores, / los indígenas fueros, / de la raza que en la etapa fundadora / fue un épico señuelo.” Ilustración: del Pintor Raúl Gordillo, para el libro “Viltipoco” del Escritor Marcos Paz.