POR ANA CAROLINA MONCALVO (*)
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POR ANA CAROLINA MONCALVO (*)
El 27 de marzo de cada año, se celebra el Día Internacional del Teatro. Es una fecha dedicada a honrar este arte milenario que ha estado presente a lo largo de muchos años en la historia de la humanidad y aún hoy sigue siendo un espacio de expresión, creatividad y transformación.
El teatro en familia nos brinda momentos de diversión y conexión. Es una experiencia positiva que siempre fortalece los vínculos entre las personas, dejándonos recuerdos y experiencias compartidas. Para las personas con discapacidad, el teatro puede tener un impacto aún mayor, ya que puede ofrecer una forma única de expresión, comunicación y vínculo con otros.
El teatro inclusivo es aquel que se hace accesible para todas las personas, independientemente de sus capacidades y habilidades.
Esto significa que se deben hacer ajustes para permitir que las personas con discapacidad puedan participar plenamente de esta actividad. Se tiene en cuenta la creación de nuevos espacios, la eliminación de barreras de comunicación y la adaptación de escenarios y guiones teatrales para que puedan ser comprendidos por todos los espectadores.
Podemos identificar distintos tipos de accesibilidad. Accesibilidad física consiste en crear diseños o modificaciones arquitectónicas para que puedan desplazarse fácilmente dentro del teatro: instalación de rampas y eliminación de escaleras, en el caso que sea necesario; instalación de ascensores para discapacitados o personas de movilidad reducida; construcción de baños accesibles; y adaptación de las butacas para personas con sillas de ruedas.
Accesibilidad auditiva: instalación de sistemas de bucle magnético; subtitulación en vivo a través de una pantalla; e interpretación en lengua de señas.
Accesibilidad visual; descripción del audio (se amplía la información a través de datos, etc); uso del sistema braille; y adaptación de los escenarios, según se requiera.
En todos los casos es importante considerar dentro del teatro un espacio designado exclusivamente para las personas con estas necesidades y sus acompañantes (familiares, traductores, maestros, etc.). Preferentemente son designados los sectores correspondientes a las primeras filas del teatro.
Desde el punto de vista pedagógico los beneficios del teatro en el aula son múltiples.
Podemos considéralo dentro de la planificación de trabajo e incorporarlo como estrategia metodológica, unificando todas las áreas curriculares de manera integrada.
El teatro es una fuente de enseñanza que abre una gran gama de posibilidades y nos ayuda a desarrollar una participación de los alumnos en cada clase.
Podemos organizar pequeñas representaciones teatrales dentro del aula y permitirles a los niños crear, imaginar e improvisar historias con personajes.
En el caso de los alumnos sordos, resulta muy positivo narrar cuentos en lengua de señas y acompañar esta narración con las representaciones teatrales.
Generalmente el armado de los vestuarios, escenografías, etc es una actividad que motiva mucho a los alumnos y se la puede aprovechar como estrategia de trabajo, incluyendo también la participación de las áreas especiales.
El teatro es considerado como un medio de expresión emocional, que ayuda a las personas a desarrollar habilidades sociales como el trabajo en equipo, desarrollar la autoestima y la confianza en sí mismo, generando vínculos de fortaleza.
Participar de este tipo de actividades nos permite aprender a enfrentar nuevos desafíos con mayor seguridad y determinación.
El teatro inclusivo nos ofrece una forma única de expresión, comunicación y conexión entre las personas creando entornos accesibles y colaborativos dentro de nuestra comunidad.
(*) Profesora de Educación Especial. Especialización en personas sordas e hipoacúsicas. Intérprete de lengua de señas argentina. Asesoría Integrada, Formación Holística. Correo electrónico [email protected].