"No vemos las cosas como son, sino como somos" - Anaïs Nin.
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"No vemos las cosas como son, sino como somos" - Anaïs Nin.
La primera vez que vi la serie Envidiosa, no pude evitar sonreír. Qué curioso que el germen de la infelicidad de la protagonista se sembrara en la infancia, en una simple imagen hallada en una caja de cereales. ¿Cuántos de nosotros hemos perseguido imágenes idealizadas sin darnos cuenta? Crecemos bajo la influencia de narrativas ajenas, de estándares impuestos, de expectativas que se convierten en dogmas. Como si la felicidad estuviera prefabricada y se vendiera en envases listos para consumir.
Pero ¿qué sucede cuando la realidad se desmorona y el sueño se transforma en cenizas? He visto hombres y mujeres quebrarse cuando aquello que creían eterno cambia de forma, cuando el guión que seguían se desmorona sin previo aviso. Especialmente en las separaciones, el vacío no es tanto la ausencia del otro, sino la pérdida del ideal construido, del deber ser.
La dictadura de la imagen
No hay nada de malo en tener aspiraciones o ideales. El problema surge cuando la imagen ideal se vuelve emperatriz y nos convertimos en súbditos de un castillo de arena. Como bien decía Jacques Lacan (1977), el deseo nunca es completamente nuestro, sino que está estructurado por el deseo del otro. Anhelamos aquello que creemos que nos hará aceptables, dignos, valiosos.
En una cultura que rinde culto a la apariencia, se olvida la autenticidad del ser. Nos medimos constantemente con reglas ajenas, con estándares inalcanzables, con los espejismos de lo que "deberíamos" ser. Esta necesidad de validación externa es, en esencia, una trampa para la infelicidad.
Las neurociencias del comportamiento han demostrado que el cerebro está programado para comparar y evaluar (Gilbert, 2006). Las redes neuronales vinculadas con la autoevaluación se activan al percibir una discrepancia entre el "yo real" y el "yo ideal". Esta distancia es la raíz del sufrimiento, generando ansiedad, estrés y una sensación de carencia constante.
El peligro de habitar en la nostalgia
Platón (s. IV a.C.) hablaba de la tensión entre el mundo de las ideas y el mundo sensible. Cuando elegimos aferrarnos a la idea en lugar de aceptar la realidad, nos condenamos al sufrimiento. Vivir en la nostalgia, en el resentimiento o en los "debería haber sido" nos deja atrapados en un limbo donde la vida real se escapa entre los dedos.
Por eso te pregunto:
¿Dónde habitas?
¿Vives en recuerdos inalcanzables, en lamentos que te encadenan, en enojos que te consumen? ¿O te atreves a habitar el presente, con todo lo que es, sin maquillarlo ni endulzarlo?
Como bien muestra la narrativa mitológica, el verdadero viaje del héroe comienza cuando enfrenta su sombra. Moana, en la película de Disney inspirada en leyendas polinesias, no retrocede ante el caos; avanza hacia él. Aprende que el fuego no se apaga evitándolo, sino atravesándolo. Del mismo modo, dejar de temerle al miedo, al enojo y al duelo es el primer paso para la transformación.
Es tiempo de habitar tu vida
No podemos avanzar mientras sigamos controlando, reteniendo o forzando lo que no es. La libertad solo surge cuando soltamos.
Es tiempo de habitar tu poder, tu corazón, tu autenticidad.
Es tiempo de elegir relaciones que nutran, no que exijan sacrificios.
Es tiempo de salir de la prisión de las imágenes perfectas y comenzar a vivir.
Porque la vida no es una caja de cereales. Es un viaje incierto, pero lleno de maravillas para quien se atreve a habitarla plenamente.
Referencias: Gilbert, D. (2006). Stumblingon Happiness. Knopf. Lacan, J. (1977). Escritos II. Siglo XXI. Platón. (s. IV a.C.). La República. Nin, A. (1974). Diarios. Harcourt Brace Jovanovich.
(*) Licenciada en Psicología; coach ontológico profesional; magister en Salud Pública con mención en Atención primaria de la salud; especialista en Salud Pública; facilitadora en procesos de comunicación, resolución de conflictos, expansión de la conciencia, liderazgo; coordinación de grupos y conciencia de redes; y facilitadora en entrenamientos a líderes en gestiones de oratoria y comunicación. [email protected], cel. 3884416256.