Quien puede por sí mismo determinar para el resto de la humanidad, ¿cuál es el camino que asegura el verdadero "sentido de la vida"? Seguramente que nadie. Sin embargo, dentro de cada persona, su autonomía y libre albedrío; conciencia mediante (bien o mal orientada) señala que es lo mejor para él. Es decir, el sentido que debe dar a su existencia. Allí se acomodan tantos factores como experiencias recogidas y mensajes inscriptos en sus genes. Condición que de ninguna manera asegura éxito en la inversión realizada en tiempo y espacio para él, como para la comunidad con la que está estrechamente ligado.
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Quien puede por sí mismo determinar para el resto de la humanidad, ¿cuál es el camino que asegura el verdadero "sentido de la vida"? Seguramente que nadie. Sin embargo, dentro de cada persona, su autonomía y libre albedrío; conciencia mediante (bien o mal orientada) señala que es lo mejor para él. Es decir, el sentido que debe dar a su existencia. Allí se acomodan tantos factores como experiencias recogidas y mensajes inscriptos en sus genes. Condición que de ninguna manera asegura éxito en la inversión realizada en tiempo y espacio para él, como para la comunidad con la que está estrechamente ligado.
Digamos que, a pesar de su trascendencia, es lo más parecido a un juego. íQué juego! del que muchos salen enormemente perjudicados y sin posibilidades de volver atrás. En algunos casos con pérdidas irreparables, pero también los hay aquellos aparentes eternos ganadores. Situación que evidencian en su forma y estilo de hablar, actuar o ser.
Más allá que el final de la existencia marcará cuanto de cierto hubo en su elección. Obviamente que la magnitud del tema y lo dicho anteriormente guardan tantos interrogantes como enfoques de millones de seres en el mundo existen.
Por lo tanto, aquí tan solo intento recuperar y resaltar la importancia del camino de la existencia, colocando al hombre en el centro de la creación. Rescatando la expresión y ánimo de la intención, más allá del resultado. Tanto, como el pesar de los días que se van sin el menor atisbo analítico de su uso.
La vida nos ha sido dada bajo condiciones innegables de responsabilidad, crecimiento, promoción, respeto. En el camino esta llorar, reír, sufrir, gozar y no dormir sin soñar (Gregorio Marañón) y estas actitudes no se deben o no se pueden violar, so pena de sufrir y perder un gran capital: calidad de vida, tiempo y felicidad.
La participación activa exige autenticidad y franqueza que naturalmente permite mostrar lo que se sabe, sin ignorar lo que se ignora. Sócrates; filósofo griego, revela un seminario intensivo cuando dice, "Conócete a ti mismo". Punto de partida para iniciar el camino de la existencia, reconocimiento que permitirá valorar las capacidades y limitaciones con que se cuenta para comenzar tamaña aventura. Y no es promisorio cuando aclara en otro aforismo, "Solo sé que no sé nada", su autoridad inhibe cualquier intento de contradecir su afirmación; aunque a prima facie confunda cuando afirma saber que no sabe nada. Sí mantiene el beneficio del sentido común.
Y para el caso, lo final y terminante, "La verdadera sabiduría está en reconocer la propia ignorancia". íLapidario!
Estos conocimientos ayudan a encontrar la identidad y pertenencia tan necesaria que facilita el crecimiento. Luego asumimos el valor de la dignidad y si a ello sumamos perseverancia, honorabilidad (palabra que suena extraña, pero es una de las más valiosas de todo ser), comenzamos a visualizar la verdadera libertad que conduce al distanciamiento de la servidumbre y a la tan ansiada felicidad.
Podemos tomar por el atajo, acortar el camino y llegar primero, pero la evidencia dice que no es recomendable ni aceptable, pronto aparecen los malos resultados y de última ¿alguien se salva de la "sentenciosa conciencia"?
A no engañarse entonces, que la mejor fórmula del fracaso se esconde en la infantil creencia y manera de "mentirse uno mismo".
Desde ese momento, empezamos a jugar para el enemigo. íMala elección!