Con mucha tristeza, pero mucho más con preocupación, no puedo ni debo pasar por alto, sin comentar, el comportamiento violento de la juventud en los últimos años. En la intención de ser justo... aclaro, íno diferente a miembros adultos de la población!
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Con mucha tristeza, pero mucho más con preocupación, no puedo ni debo pasar por alto, sin comentar, el comportamiento violento de la juventud en los últimos años. En la intención de ser justo... aclaro, íno diferente a miembros adultos de la población!
Ubicado en esta posición, me pregunto ¿existirá alguna razón determinante o es pura violencia porque sí?
Veamos él escenario. La pobreza, injusticia y marginación ganaron la calle y ámbitos hogareños. Realidad que sin dudar denominaré "predisponentes". Pero que de ninguna manera justifica tamaña conducta, que, en no pocos casos constituye verdadera tragedia familiar y social.
Tratando de ser histórico y honesto, digo que la corrupción junto a la impunidad está al comienzo del camino, convirtiéndose en factor "determinante"; ísi los demás roban...!Triste escenario donde van a naufragar proyectos, ideas y sueños. A esto agregar la profunda "desorientación" de los jóvenes sobre el futuro; íes cierto!
Pero mucho más debe preocupar la falta de "capacitación" para enfrentar las naturales dificultades que plantea "la vida". Aunque no debería ser tan natural. Pero, son nuestros problemas. Para salir adelante debemos invertir esfuerzo, perseverancia y sacrificio. Esto tan básico deberíamos aprenderlo casi en el instante mismo que comenzamos a caminar. Ahora, si a esta actitud de entrega, no la acompañamos con la invalorable educación, podemos decir con pesar, "que mal te vemos Argentina".
Desde esa perspectiva, las primeras enseñanzas que recibimos, obvio, debe ser en el hogar. Sin olvidar que no enseñamos lo que queremos, sino lo que somos.
Luego, la educación académica proviene de instituciones que el estado crea a tal efecto. Sobre esta base, digamos que la cuestión está en "reconocer valores" como el "tiempo", "quién soy" y "hacia dónde voy". Luego, la obligación de integrarse a la sociedad y cuanto pueda aportar para enriquecerla. Esta debería ser la manera más adecuada de "reconocer principios y exigencias de la dignidad" que significa dimensionar lo que somos y a que vinimos a este mundo.
Es cierto que la concentración de bienes materiales por parte de unos pocos y la pobreza abrazando frenéticamente a la mayoría, crea un cuadro desolador y pesimista. Pero no es lo más lamentable, al fin, solo hablamos de lo material.
Lo que realmente debe preocupar y apenar, es la "pobreza" espiritual, intelectual y el comportamiento social al que algunos son reducidos. Así abundan y someten planes sociales de todo tipo, restando la posibilidad de lograr el alimento con el esfuerzo personal.
"Lee y conducirás, no leas y serás conducido" decía Santa Teresa de Jesús. Es decir, darse el lujo de no capacitarse o estudiar en tiempos como el que nos toca vivir, es de alguna manera rifar el presente y futuro en la mayor de las pobrezas: "el analfabetismo".
Carne fácil para voraces carroñeros. ¿Nos quedaremos en análisis y lamentos?, o asumimos el rol que cabe como ciudadano interesado y consiente que este camino solo lleva a la esclavitud. íEso nunca! Entonces íDebemos participar! Concluyendo digamos, existen dos aspectos fundamentales para analizar y corregir.
Primero, el comportamiento del "ser humano". Segundo, el comportamiento "social". En este momento, ambos rebelan cimientos flacos y endebles. Detalle no menor y, por ende, "la toma de conciencia" de esta realidad debe llevar a revertir esta situación que daña la calidad de vida, y los destinos de la nación.
Con respecto al "ser humano", insistir sobre el significado de autoestima, dignidad, familia, honorabilidad, valores, y reafirmar con mucha fuerza "con la cabeza alta". "De rodillas solo frente a Dios". Es importante despertar en los chicos y adultos el quererse un poco más, cultivarse, estudiar y promoverse. Tratarse con minuciosidad.
"Cuando se nace pobre, estudiar es el mayor acto de rebeldía contra el sistema. El saber rompe la cadena de la esclavitud". Lo planteó Tomas Bulat, periodista fallecido en accidente hace algunos años. En esta frase se resume todo cuanto sobre el particular quise expresar. Fehacientemente creo que la "dignidad es un valor supremo". íMucho más fuerte que el hambre!
