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24 de Junio,  Jujuy, Argentina
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La inspiradora historia de un jujeño en la Armada

Lleva treinta años en la fuerza. Sostuvo que la institución ofrece a los jóvenes "un mar de oportunidades".

Lunes, 03 de marzo de 2025 01:00
OSCAR RETAMOSO | EL JUJEÑO ES JEFE DE TRACCIÓN TERRESTRE EN LA JEFATURA DE MATERIAL NAVAL CON ASIENTO EN BUENOS AIRES.

Oscar Retamoso nació y creció en el lote Parapetí de la localidad de La Esperanza, departamento San Pedro. Desde chico supo que no iba a ser agricultor como su padre. Quería viajar, conocer el mar y ya en la adolescencia cuando le hablaron de ingresar a la Armada la idea le resultó fascinante. Es capitán de navío y en actualidad ocupa el cargo de jefe de Tracción terrestre en la Jefatura de Material Naval con asiento en la ciudad de Buenos Aires.

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Oscar Retamoso nació y creció en el lote Parapetí de la localidad de La Esperanza, departamento San Pedro. Desde chico supo que no iba a ser agricultor como su padre. Quería viajar, conocer el mar y ya en la adolescencia cuando le hablaron de ingresar a la Armada la idea le resultó fascinante. Es capitán de navío y en actualidad ocupa el cargo de jefe de Tracción terrestre en la Jefatura de Material Naval con asiento en la ciudad de Buenos Aires.

Con más de 30 años de servicio, compartió su historia de vida. Este jujeño orgulloso de sus orígenes relató que desde la infancia se sintió atraído por la idea de conocer nuevos lugares y ampliar su horizonte cultural. Así la Escuela Naval Militar (Esnm) se convirtió en una gran oportunidad para educarse y servir a la patria desde el mar.

Este oficial de la Armada Argentina enfrentó los desafíos y dificultades con valor y perseverancia, hallando en la institución una forma de vida que lo llevó a crecer personal y profesionalmente.

De su experiencia, deseó transmitir a los jóvenes un mensaje de "valentía, el de seguir los sueños, aunque parezcan difíciles e imposibles".

Retamoso destacó una curiosidad de su terruño. "Visto desde arriba en un mapa, Parapetí parece una isla rodeada por cañaverales", señaló al mencionar que el ingenio La Esperanza construyó -para sus trabajadores- este tipo de barrios en varios lotes pequeños, nacidos como asentamientos de casas rancho que fueron reemplazadas por viviendas de madera.

Por esas calles de tierra, jugaba a la pelota y lo único que conocía eran las labores del campo, la cosecha y la caña de azúcar. Cursó sus estudios primarios en la escuela 125 "Zafra", del lote El Puesto, y la secundaria en la Técnica N° 1 de San Pedro de Jujuy. Los dos últimos años los finalizó en la escuela "Provincia de Misiones", de La Esperanza.

CRECIMIENTO PROFESIONAL | EL JUJEÑO HIZO UNA CARRERA DESTACADA.

Sus maestras de la primaria Amelia Romero y Nelly Blanco le hablaron de la conveniencia de ingresar a una escuela técnica porque incluía los oficios de maestro mayor de obra y técnico mecánico. "Quería ser técnico pero en tercer año, por razones personales, tuve que finalizar el secundario con una orientación en bachillerato, más cerca de casa", relató.

Cuando finalizó la secundaria, un conocido le habló de la posibilidad de ingresar a la Armada. Nunca había visto el mar y la idea de incorporarse le resultó prometedora.

Tenía muchas expectativas. Su familia no contaba con los recursos para financiar una carrera universitaria lejos del hogar y la Armada era una institución de prestigio. "Sabía desde chiquito que no deseaba ser agricultor; mi padre lo fue toda su vida y le daba una mano en las tareas de campo. Yo quería viajar y esa curiosidad me llevó a considerar algo distinto", expresó.

En la Escuela Naval Militar se enfrentó a un entorno totalmente diferente al que conocía, comprendiendo que no solamente se trataba de viajar y conocer lugares, sino que había pruebas para superar. "El punto de quiebre al tomar la decisión de quedarme en la escuela fue darme cuenta que me enfrentaba a conocerme a mí mismo. No sabía hasta dónde iba a tener la fuerza de voluntad suficiente para sobrellevar el desarraigo y una forma de vida tan distinta", rememoró. Fue entonces que comenzó a ponerse objetivos a corto plazo y seguir adelante.

Recordó que cuando les dieron un par de días libres por Semana Santa, cursando el primer año en la Esnm, decidió viajar a Jujuy y ver a sus padres Teodora y Eudal. Aquella visita fue suficiente para motivarlo a continuar en la carrera. Sus hermanos Rubén, Adrián, Virginia y Mónica también lo incentivaron a seguir, como así también el apoyo y la hospitalidad recibida de muchos de sus compañeros de la Escuela Naval que vivían en la capital y el Gran Buenos Aires, quienes nunca lo dejaron solo.

Otro pilar en su carrera fue su esposa Delia, a quien conoció cuando tenía apenas 8 años porque eran vecinos. Se casaron mientras él aún era un joven guardiamarina y tuvieron dos hijos, Micaela y Matías. Hoy reconoce el sacrificio que su mujer hizo con gran comprensión y paciencia, facilitando el desarrollo y disfrute de su carrera.

Orientación Máquinas

El capitán de navío Retamoso dijo que su objetivo en la escuela fue elegir el entonces escalafón ejecutivo y luego, alcanzar la orientación en Máquinas, ya que consideraba que ser jefe de aquel departamento era un paso esencial para avanzar en su carrera.

Ese camino -explicó- implicaba hacer uso y mantenimiento de los sistemas de propulsión y auxiliares, lo cual le permitía conocer el potencial de los mecanismos y cómo exigirles según su diseño y construcción.

Relató que uno de los momentos más desafiantes y satisfactorios durante su tiempo a bordo fue en los destructores ARA "Heroína" y ARA "La Argentina". "El desafío constante era garantizar que el buque pudiera zarpar en plena capacidad y regresar de la misma manera. Esto implicaba un trabajo continuo en la programación y mantenimiento de los mecanismos para asegurar que éstos funcionaran adecuadamente y permitieran la correcta actividad de los propulsores".

En la actualidad su labor consiste en gestionar el uso, conservación y mantenimiento de los vehículos de la Armada con dichas características, asegurándose de que "cada tarea sea ejecutada con el máximo profesionalismo".

El marino jujeño instó a los jóvenes, en especial a los de Parapetí, a seguir sus sueños y que "en la Armada Argentina hay un mar de oportunidades".

"La verdadera medida del éxito es la capacidad de probarse a uno mismo y alcanzar sus propios límites", sostuvo. Está convencido de que la trascendencia, no solo se encuentra en los cargos asumidos ni en los logros visibles, sino también en un legado de inspiración y coraje para los más jóvenes.

 

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