En Palma Sola, los sabores dulces y salados se convierten en una marca registrada en las manos de Adelaida Galván.
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En Palma Sola, los sabores dulces y salados se convierten en una marca registrada en las manos de Adelaida Galván.
Es una mujer que toda su vida aprendió a enriquecer sus labores culinarias en el campo, cocinando a leña y en horno de barro, justo desde donde salen más sabrosas las comidas.
Dueña de una sazón que es reconocida en Agua Negra, "Ade" lleva en sus manos el don de hacer todo casero, porque es mejor que comprarlo hecho.
Su día se inicia con actividades en el hogar. Es que ella desde las 6.30 de la mañana despierta con el alba y el ánimo alegre, enciende la leña y despliega su magia en la mesa.
Harina, sal, grasa, levadura y agua se vuelven unidad, en ingredientes amasados mediante sus intenciones que dejan ver la dedicación en el proceso.
"Aprendí a hacer pan desde toda la vida, cuando era esposa lo hacía para mi marido y mis hijos. Hoy lo sigo haciendo, pero también para vender", destacó.
Tener artrosis controlada no es impedimento para que esta mujer logre su propósito como cocinera, en un ámbito diferente al citadino.
"Con el horno a leña me ayudo para la cocción del pan, hago cachos y tortillas también", explicó Galván, quien cosecha elogios por su habilidad para crear comidas espectaculares.
Es que en algunas ocasiones, prepara almuerzos para llevar y ofrece una múltiple variedad de platos que la distinguen de otras opciones.
"De lo que más me preguntan cuándo voy a hacer es el asado de chancho con mote, papa y arroz. Preparo todo la noche anterior, a la carne le echo limón o vinagre pero nada de comino; y espero al otro día, la meto al horno con la leña por tres horas", detalló quien realiza las empanadas de pollo con un toque especial: el de agregarle caldo tibio para que sean jugosas.
La cocina es su lugar de inspiración, donde es feliz al percibir aromas que se renuevan constantemente.
En espacio, sus habilidades en la versión dulce de la cocina, también se destacan a través de bocaditos ideales para tomar el té.
Por ejemplo, otra de las iniciativas en las que se focaliza su talento gastronómico es en el bizcochuelo. Y el detalle de esta receta es muy especial porque para esta anfitriona, es sinónimo de anticipo al momento de compartir en unión familiar o cualquiera sea la ocasión.
"Para un buen bizcochuelo casero se necesitan seis huevos, seis cucharadas de azúcar, ralladura de limón, esencia de vainilla, doce cucharadas de harina y ganas de hacerlo para que salga bien alto", develó Galván sobre el preparado que luego se coloca en una lata de dulce de batata y se lo lleva al horno.
Cuando la mágica dulzura está lista, la sorpresa es para todos, ya que a través del decorado -sea con dulce de leche, crema pastelera o merengue- el resultado siempre es bien recibido, por ser una labor con un nivel artesanal significativo.
Para ella, cocinar es una constante entrega. Un trabajo que elabora con cariño mediante diferentes ingredientes, por lo que crea festival de sensaciones que se disfruta en cada plato.
Si es dulce o salado, Adelaida Galván le brinda su impronta a cada preparación, motivo que la hace diferente a los demás.
"Para mi es una satisfacción cocinar y dejar listo todo para después disfrutar. Me animo a hacer varias cositas para ayudarme y gracias a Dios la gente me dice que le gusta", afirmó desde su Palma Sola natal, donde rodeada de naturaleza y tradiciones, hace de la cocina su más linda faena en cada día durante el año.
