Las estadísticas no mienten. Y este, efectivamente, era un desafío hacia ellas. Países Bajos era el rival a temer, el que era preferible evitar hasta una hipotética final (increíblemente, no se logró por la diferencia de gol en la fase de grupos) y el que casi siempre había sido verdugo. Las semifinales de los Juegos Olímpicos de París 2024 no fueron la excepción: Las Leonas perdieron por 3-0 y quedaron eliminadas, pero aún no se despidieron del certamen. En el último día de competencia, el conjunto albiceleste buscará una medalla de bronce que engrose el palmarés argentino.
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Las estadísticas no mienten. Y este, efectivamente, era un desafío hacia ellas. Países Bajos era el rival a temer, el que era preferible evitar hasta una hipotética final (increíblemente, no se logró por la diferencia de gol en la fase de grupos) y el que casi siempre había sido verdugo. Las semifinales de los Juegos Olímpicos de París 2024 no fueron la excepción: Las Leonas perdieron por 3-0 y quedaron eliminadas, pero aún no se despidieron del certamen. En el último día de competencia, el conjunto albiceleste buscará una medalla de bronce que engrose el palmarés argentino.
El primer cuarto había dejado puntos positivos de los que aferrarse. Es verdad que las neerlandesas fallaron un mano a mano, pero la bocha estuvo repartida y no hubo tantas chances de riesgo. En el segundo, eso cambió. Cuando entró el primer gol, después de que Luna Fokke quedara sola frente a Cosentino, Las Leonas no supieron cómo responder al envión del mejor equipo del mundo. A ese tanto le siguió otro, a tan solo cinco minutos, y la ilusión de pasar a la final se derrumbó.
Si había quedado algo de esperanza, reunida en un abrazo fraternal en la mitad de la cancha antes de que se largara la segunda mitad, se esfumó con el corner corto naranja que significó el 3-0 definitivo. Igualmente, como es propio de este equipo, jamás se rindió y siguió yendo al frente en busca del descuento que decorara el marcador. Si no se logró fue más por mérito de la arquera y defensoras neerlandesas que por falencias argentinas. Al sonar la bocina por última vez, y pese a la tristeza de la eliminación, cambió el objetivo para Las Leonas. Ya mismo hay que poner el foco en el bronce.
A algunas les costó más asimilar el golpe, como a una Agustina Gorzelany que rompió en llanto, les pidió disculpas a los argentinos y admitió estar "destruida" porque la ilusión de pasar a la final era muy grande. Rocío Sánchez Moccia, capitana y abanderada olímpica, habló desde la experiencia, canalizó el dolor y se encargó de marcar el rumbo. "Hoy está permitido sacar esto de adentro, pero desde mañana hay que pensar en el viernes. No es cosa menor jugar por una medalla, y a nosotras no nos da lo mismo. Estamos convencidas de llevárnosla", dijo la hockista de 36 años en diálogo con TyC Sports.
