Las heladas atípicas y tempranas de mayo, seguidas por una ola polar en julio, tuvieron un impacto significativo en los precios de las hortalizas en Jujuy, especialmente en zapallitos y tomates. La reducción en la producción provocada por esta cuestión meteorológica llevó a un aumento en los precios, aunque se espera que la situación se estabilice con la llegada del calor.
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Las heladas atípicas y tempranas de mayo, seguidas por una ola polar en julio, tuvieron un impacto significativo en los precios de las hortalizas en Jujuy, especialmente en zapallitos y tomates. La reducción en la producción provocada por esta cuestión meteorológica llevó a un aumento en los precios, aunque se espera que la situación se estabilice con la llegada del calor.
Actualmente, el precio del tomate oscila entre 2.500 y 3.500 pesos la jaula, mientras que el kilogramo puede alcanzar hasta 1.500 pesos, mientras en el zapallito los precios varían entre 1.500 y 2.000 pesos por kilogramo, en el mercado de Abasto, aunque se está observando una tendencia a la baja. En el Mercado Central, el zapallito se comercializa entre 2.000 y 3.000 pesos por kilo, según el tamaño, y el tomate bajó a 2.500 pesos de los 3.500 pesos que registraba la semana pasada. Otros productos, como el morrón y el zucchini, también han visto fluctuaciones en sus precios, con el morrón rojo alcanzando los 6.000 pesos por kilo en algunos puestos.
José Luis Checa, presidente de la Asociación de Productores de Jujuy y Salta, explicó que las heladas tempranas en mayo llevaron a una reducción inicial en los precios. Sin embargo, una helada severa en julio provocó un aumento en los precios de productos hortícolas como tomates, pimientos y zapallitos, que son particularmente susceptibles al daño por heladas. "Luego de mayo hubo una helada importante en julio, y eso redujo el área hortícola de acá del Norte porque hubo heladas bastante importantes en algunas zonas. Eso provocó que vuelvan a subir los precios sobre todo en tomates, pimientos y zapallitos, que son los más susceptible si hay daño, inclusive subieron los verdes, como la lechuga" detalló.
Checa describió estas heladas como "heladas negras", caracterizadas por temperaturas bajo cero sin humedad, lo que resulta en una escarcha invisible pero altamente dañina para los cultivos.
La ola polar también tuvo un impacto en la región de La Plata, donde se registraron temperaturas extremas de hasta 8 grados bajo cero dentro de los invernaderos, afectando gravemente a las plantaciones. A medida que el frío se aleje, según Checa los precios de los productos hortícolas, incluidos tomates y berenjenas, tenderán a normalizarse.
En cuanto a las frutas tropicales, el productor señaló que aunque también se vieron afectadas, las zonas menos expuestas a las heladas experimentaron menos daño. De hecho, explicó que en esa parte que se salvó de las heladas es donde hoy se están produciendo las hortalizas que se están consumiendo en todo el país. No obstante, se espera que la cosecha de bananas en los próximos meses presente un 30% de pérdidas debido a los daños sufridos. Las papayas también se vieron afectadas, aunque el mango no sufrió daños significativos.
Desde Chalicán, el productor Raúl Guzmán indicó que la helada impactó principalmente en el zapallito, que es muy sensible a las bajas temperaturas, aunque algunos tomates, que fueron cubiertos, no sufrieron daños graves. Destacó que los precios ya comenzaron a bajar debido a la recuperación de la oferta y a la competencia de los intermediarios, de quienes necesitan por los costos de traslado, y son quienes luego buscan hortalizas en otras áreas del territorio salteño como en Colonia Santa Rosa, Pizarro, Saravia y otras zonas.
Julia Gutiérrez, productora en Las Pampitas, comentó que, aunque las heladas dejaron sus cultivos de zapallitos "negros", logró cosechar antes del impacto severo. "Tengo frutillas y tapé con filtrón, y donde chocó el filtrón a la fruta ahí si heló, pero afectó a un 10 %, así que donde estoy, en la zona del Cadillal mucho no afectó", dijo.
En tanto, Ezequiel Perales, de Palma Sola, agregó que las heladas afectaron la maduración de los zapallitos y tomates, pero anticipa que los precios comenzarán a bajar con la mejora de las condiciones climáticas. Explicó que en la zona de El Bananal, aunque la helada tuvo un impacto limitado, se reconoció que otras áreas cercanas, como Yuto, experimentaron mayores problemas.
Sucede que el impacto de las heladas en los precios de las hortalizas develó la vulnerabilidad del sector agropecuario a las condiciones climáticas, sumado al altísimo costo dolarizado de los insumos, que se reflejó en la disminución progresiva de hectáreas cultivadas. Con la mejora del clima, se espera que los precios se estabilicen y que el mercado vuelva a equilibrarse.
En Palma Sola peligra la siembra
Palma Sola enfrenta un panorama complicado debido a la combinación de sequía prolongada y heladas recientes. Adrián Armella, productor local explicó que la sequía viene siendo un problema persistente en la región durante varios años, empeorando a pesar de las lluvias adicionales de este año que no fueron suficientes para recuperar los perfiles de los suelos y reducido caudal del arroyo Santa Rita, limitando severamente la capacidad de los productores para sembrar y cosechar
“Si bien hemos recibido 200 milímetros más de lluvia en comparación con el año pasado, la deficiencia hídrica acumulada durante 3 a 4 años no se recupera de inmediato”, señaló Armella. Este déficit hídrico prolongado llevó a una disminución significativa en la producción de cítricos, con una pérdida del 70% de la cosecha de otoño.
Esta reducción también afectó la disponibilidad de chauchas, zapallitos y tomates que solo se produjeron para esta campaña tras las lluvias. La situación es aún más preocupante debido a la previsión de un posible fenómeno de la Niña, que podría agravar la sequía. “El temor es que la sequía se extienda aún más y que no podamos iniciar nuevas siembras. Estamos considerando sembrar zapallitos, que tienen un ciclo corto de aproximadamente 45 a 50 días, pero la incertidumbre es alta”, explicó Armella. En contraste, el tomate, que requiere un ciclo más largo de hasta 120 días, representa un riesgo mayor en las condiciones actuales, un temor creciente de perderlo todo debido a que también los costos de los insumos están dolarizados.
La falta de recursos hídricos llevó a una reducción en la extensión de tierras sembradas, que afectó el empleo local. “Antes, los pequeños productores podían cultivar entre dos y tres hectáreas; ahora apenas llegan a media hectárea. Esta disminución ha generado un éxodo de mano de obra hacia otras provincias debido a la falta de demanda local”, explicó Armella.
La reducción en la producción implicó un impacto económico elevando los precios de productos hortícolas en el mercado, dificultando el acceso de los consumidores y disminuyendo el consumo local. Armella destacó la necesidad urgente de inversiones en infraestructura hídrica para mitigar los efectos de la sequía. “El Arroyo Santa Rita, nuestra principal fuente de agua, se está secando y no se está cuidando adecuadamente. Se están realizando desmontes en la zona lo que agrava la situación”, advirtió. El productor señaló que se requieren obras significativas para preservar los recursos hídricos y evitar que la situación empeore.
