El domingo 18 de agosto celebramos el día de la Infancia. Al igual que en otras fechas importantes, se vio mucho movimiento, mucha gente comprando. Adultos en búsqueda de algo especial. Pienso: ¿será que sólo es una fecha para que circulen la economía y los regalos? Pues creo que no. Yo misma, mientras buscaba un regalo para mi niña, para mi hija, sentí la alegría del juego, la magia de recibir. Y la magia fue contemplada por la adulta que soy hoy. Y desde esa adulta que piensa, que observa sentí el impulso de compartir estos pensamientos.
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El domingo 18 de agosto celebramos el día de la Infancia. Al igual que en otras fechas importantes, se vio mucho movimiento, mucha gente comprando. Adultos en búsqueda de algo especial. Pienso: ¿será que sólo es una fecha para que circulen la economía y los regalos? Pues creo que no. Yo misma, mientras buscaba un regalo para mi niña, para mi hija, sentí la alegría del juego, la magia de recibir. Y la magia fue contemplada por la adulta que soy hoy. Y desde esa adulta que piensa, que observa sentí el impulso de compartir estos pensamientos.
Nuestros niños necesitan adultos. Y los adultos necesitamos primero integrar nuestra propia vivencia y experiencia, para poder sostener y acompañar a nuestros niños.
El adulto que no integra su propio niño se va a uno de dos polos: o vive como la expresión de "súper responsabilidad", como alguien que ríe y se divierte muy poco, que descansa poco porque trabaja mucho, porque hasta las cosas divertidas se vuelven disciplina en su vida. O bien es un eterno niño, un adulto inmaduro que sólo busca lo placentero, que no tiene base sólida, que sólo piensa en sí mismo y carece de empatía. Todo tiene que girar en torno a él.
Entre estas reflexiones también pensé en todas las ofertas que hay para sanar el niño interior. Y entonces me resonaron las palabras "ícuánto trabajo!" y con ellas la pregunta "¿Será el único camino? ¿Será necesario ir a cada origen, en la niñez, de la causa de nuestras dolencias?" Estando con estas preguntas en mi mente, llega mi amiga Eugenia Caamaño con una mirada nueva, como dándome permiso para que, siendo adulta, me conecte con mi ser niña, con la energía infantil, con ojos de niño - como dijera Tonucci.
Pienso que niñez es conexión. Los niños casi nunca viven aislados, salvo en circunstancias muy especiales. ¿Te has preguntado con qué necesitas conectar? ¿Sentiste alguna vez que algo te falta? ¿Experimentas una nostalgia como de algo perdido? ¿Te buscaste en las cosas que haces? ¿Te buscaste en los otros?
¿Experimentaste emociones que no entiendes, o que no te agradan? ¿Pensaste que quizás todo eso que buscaste está allí, a tu alcance, detrás de una puerta rotulada con un "SÍ"? ¿Detrás de la puerta que se te abre para ir a jugar? Dile sí al niño que hay en ti.
Y ésta es nuestra invitación: observa desde el corazón qué necesitás, qué querés, y te darás permiso para conectar. Si hay una canción que amabas de niño, cántala, y luego, desde ese lugar de apertura, lee el siguiente texto y elegí un color para cada conexión mientas vas leyendo. En algún lugar escribí "hoy me habilito a conectarme con la alegría y la vida", por ejemplo. Desde tu mente, haz esta declaración, y que cada una de tus células escuche. La neurobiología dice que la acción sigue al pensamiento.
íDeclarás y confiás! íDeclarás y te abrís a recorrer un camino nuevo!
Siendo niño: Soy inocente, transparente, confío, creo, me asombro = CONECTO CON LA LIBERTAD; luego, me suelto, me divierto= CONECTO CON LA ALEGRÍA Y LA VIDA; creo con mi imaginación sin límites y sin juicios, vuelo = CONECTO CON EL PODER CREADOR; soy honesto, genuino, libre = CONECTO CON MI VERDAD, CON QUIEN SOY; empatizo con el otro, cuido y observo animales y plantas = CONECTO CON LA COMPASIÓN Y EL CUIDADO; muestro lo que siento, me río, abrazo, comparto, me brindo = CONECTO CON EL AMOR.
Respira profundo tres veces, haz un chasquido de dedos, píntate del color que elegiste, sé un arco iris que sale de tu corazón. Puedes elegir vivir, trascender. Es tiempo de soltar. El tiempo nuevo ha llegado. Tiempo del corazón, tiempo del arte. De la niñez arcoíris. De la nueva humanidad.