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23 de mayo, Día Mundial del Melanoma

Los casos en Argentina aumentan. Quiénes tienen más riesgo y una regla clave para cuidarnos.

Jueves, 23 de mayo de 2024 12:41

Es el cáncer de piel más peligroso y su incidencia crece en todo el mundo. La tendencia se refleja en nuestro país y los expertos recomiendan realizar controles periódicos y un autoexamen mensual para detectar cambios sospechosos. 

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Es el cáncer de piel más peligroso y su incidencia crece en todo el mundo. La tendencia se refleja en nuestro país y los expertos recomiendan realizar controles periódicos y un autoexamen mensual para detectar cambios sospechosos. 

El melanoma es la variedad menos frecuente del cáncer de piel, pero a la vez puede resultar la más grave y tiene mayores probabilidades de propagarse por el cuerpo. La incidencia de este tipo de tumores está en aumento en los últimos años en todo el mundo, lo que encendió las alertas de oncólogos y dermatólogos. Como contrapartida, la ventaja es que si se lo detecta a tiempo, y se aplica el tratamiento adecuado, es posible curarlo.

Los datos del Instituto Nacional del Cáncer revelan que cada año mueren unas 2.400 personas por tumores de la piel. 

“Se trata de una neoplasia que surge de los melanocitos, que son las células que producen el pigmento. Principalmente afecta la piel, aunque puede originarse de las mucosas y ojos. Su incidencia está en aumento a nivel mundial, aunque en algunos países como Australia gracias a sus campañas de prevención han demostrado un leve descenso. Argentina presenta un aumento sostenido en incidencia comparable a lo que pasa en la mayoría del resto del mundo”, advierte la oncóloga Yanina Pflüger (MN 120531), jefa del Servicio de Melanoma y Sarcoma del Instituto Alexander Fleming (IAF).

La experta detalla que las personas con mayor riesgo son quienes tienen el fototipo 1 (piel blanca y ojos claros), mientras que también lo eleva la radiación ultravioleta, por la excesiva exposición solar o el uso de camas solares. “Otros factores predisponentes son los múltiples lunares, las quemaduras solares en décadas pasadas y la inmunosupresión”, enumera.

El melanoma da señales de alerta por las que es posible abordarlo a tiempo para acceder a un tratamiento con mejores perspectivas de éxito. “Como pacientes debemos estar atentos al realizar el autoexamen a cualquier lesión que cambie de forma, color, tamaño o comience a generar cualquier síntoma como picazón, ardor o pinchazos", plantea la doctora Marcela Moreno (MN 106.685), jefa del Servicio de Dermatología Oncológica del IAF.

Existe una regla que es del ABCDE, para recordar todo lo que nos debe llamar la atención acerca de un lunar:

  • A: asimetría,
  • B: bordes irregulares,
  • C: color irregular,
  • D: diámetro mayor a 6 mm, 
  • E: Evolución

Los autoexámenes de la piel por parte del paciente deberían ser mensuales. La dermatóloga enfatiza en el concepto de que cualquier lesión que evolucione (es decir, en la que se note un cambio), nos debe llamar la atención. “Si se duda, se consulta. Y también es importante tener presente que no todas las lesiones que presenta alguna de estas características significa que sean o serán malignas”, acota.

Su colega Carolina Spinelli (MN 117.118), médica Dermatóloga de la Unidad de Oncología Cutánea del IAF, suma otros tres pasos a la regla nemotécnica. “En los últimos años también agregamos las letras EFG para destacar que ante una lesión E (elevada), F (firme), y G que está en crecimiento (por Grow en inglés) en el último mes, debería concurrir para descartar un Melanoma Nodular, que es un tipo que crece rápidamente en forma invasiva”, explica.

A cuidarse la piel

A la hora de hablar de prevención, los expertos coinciden en que la fotoprotección es la medida sobre la que más se debe trabajar. “Principalmente a edades tempranas, ya que son fundamentales los cuidados en personas menores a 20 años. El primer paso es evitar exponerse durante los horarios del mediodía, sobre todo en las épocas del año de mayor temperatura que es la que mayor índice de RUV solar tenemos. En caso de hacerlo, no olvidar el uso de protectores solares altos (factor 50 o más), renovándolo cada dos horas. Pero es muy importante recalcar la protección física, a través del uso de ropa adecuada, sombrero y anteojos de sol”, detalla la doctora Moreno. Otra indicación clave es evitar el uso de camas solares, cuya exposición está directamente relacionada con el melanoma por la radiación ultravioleta que emiten.

Como pauta general se recomienda hacer una vez por año el control dermatológico clínico y dermatoscópico, pero quien determina la periodicidad es el dermatólogo. “Esto va a depender del tipo de piel del paciente, cantidad y tipo de lunares que presenta, actividades que desarrolla o desarrolló, antecedente de quemaduras solares durante edades tempranas, si tiene antecedente personal o familiar de cáncer de piel y de qué tipo. No es lo mismo el control de un paciente de piel clara, con múltiples lunares y antecedente de fotoexposición importante por las actividades que desarrolla, que un paciente de fototipo más alto con muy pocos lunares. En ambos casos deben tener un control periódico, pero en este último puede ser más relajado”, aclara la experta del IAF.

La doctora Spinelli remarca que el control debe ser de toda la piel con un dermatoscopio de mano. Si el paciente tiene antecedentes de melanoma o más de más de 100 nevos (como se conoce a las lesiones nuevas) o síndrome del nevo atípico, se le indicará la dermatoscopía digital corporal total, conocida entre los pacientes como el mapeo de los lunares. “En la Unidad de Oncología Cutánea del Instituto Alexander Fleming, contamos con el Fotofinder. En este estudio se sacan imágenes clínicas del cuerpo entero en distintas posiciones y además se registran las fotos dermatoscópicas de aquellos nevos más importantes para un mejor seguimiento. Se realiza anualmente, se comparan las imágenes y así detectamos en forma temprana un lunar nuevo o cambios en los preexistentes”, explica.

En el caso de los niños, es el pediatra quien realiza el control. Ante determinadas circunstancias, como la presencia de nevo melanocítico congénito gigante o síndrome de nevo atípico, lo derivará al especialista para una evaluación más específica.

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