En el marco de los 150 años de la creación de la Congregación del Verbo Divino -cuyo fundador fue el padre Arnoldo Janssen- hoy a las 19.30 se oficiará una misa en la capilla del colegio Del Salvador y a las 20 se bendecirá la placa de la cancha de césped sintético del establecimiento educativo.
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En el marco de los 150 años de la creación de la Congregación del Verbo Divino -cuyo fundador fue el padre Arnoldo Janssen- hoy a las 19.30 se oficiará una misa en la capilla del colegio Del Salvador y a las 20 se bendecirá la placa de la cancha de césped sintético del establecimiento educativo.
En la oportunidad se evocará la memoria del padre Marcelo Gottig, quien promovió entre los jóvenes el culto por la música y los deportes. Una muestra de reconocimiento a su fructífera labor es que la escuela de deportes que funciona en el colegio lleva su nombre al igual que una calle de la ciudad.
Para los actos de esta tarde fueron invitados especialmente a participar aquellos que fueron formados educativa, deportiva o musicalmente por el sacerdote.
Dicha congregación celebra el denominado año del jubileo verbita y en ese contexto se descubrió recientemente en el parque San Martín un busto de Marcelo Gottig.
Fue una iniciativa de un grupo de instituciones, hombres y mujeres identificados con el hacer del cura tan identificado con el colegio del Salvador. No es para menos si allí pasó 44 años de los 60 que llegó a cumplir como sacerdote verbita. Las aulas y las canchas de ese instituto educacional fueron los principales escenarios de su actividad. El deporte, la música y el canto tuvieron en él a un fervoroso cultor. Más de un futbolista profesional de conocida trayectoria recibió sus primeros alientos y directivas de Gottig. En el campo de la música, formó y dirigió a numerosos jóvenes durante largos años.
Trayectoria
El 5 de marzo de 1953 Marcelo Gottig llegó al colegio del Salvador para enseñar historia y música, además de cumplir diversas funciones directivas. Allí transcurrió el resto de su vida religiosa y misionera, a excepción de tres años, entre 1978 y 1981. En el primero de los años citados fue designado vicario cooperador de la parroquia de Merlo, en la provincia de San Luis, donde permaneció dos años. En 1980 pasó en igual carácter a la iglesia del Espíritu Santo, en Palpalá, y al año siguiente regresó a su querido colegio Del Salvador, donde permaneció hasta ser derivado, en octubre de 2000, a Rafael Calzada, donde la congregación del Verbo Divino dispone de un centro asistencial para la atención de los misioneros retirados.
Hombre sencillo y afable, de trato agradable, supo ganarse el aprecio de cuantos lo conocieron como hombre y religioso.