Un 4 de noviembre de 1904, en la gentil "Tacita de Plata", nacía en el hogar conformado por Roque Teodoro Alvarado y María Tránsito Romano, el pequeño Carlos Alberto Alvarado, destinado a ser uno de los grandes profesionales médicos de Jujuy, del país y del mundo. Se diplomó de doctor en Medicina Tropical e Higiene y fue designado médico de la Defensa Antipalúdica del Departamento Nacional de Higiene. Fue nombrado jefe de Profilaxis de la Fiebre Amarilla y organizó en la frontera norte, los servicios de la lucha contra el Aedes Aegypti, transmisor de la enfermedad. En 1959, fue designado jefe de la Sección Erradicación de la Malaria de la Organización Mundial de la Salud, con sede en Ginebra- Suiza, donde trabajó hasta 1964.
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Un 4 de noviembre de 1904, en la gentil "Tacita de Plata", nacía en el hogar conformado por Roque Teodoro Alvarado y María Tránsito Romano, el pequeño Carlos Alberto Alvarado, destinado a ser uno de los grandes profesionales médicos de Jujuy, del país y del mundo. Se diplomó de doctor en Medicina Tropical e Higiene y fue designado médico de la Defensa Antipalúdica del Departamento Nacional de Higiene. Fue nombrado jefe de Profilaxis de la Fiebre Amarilla y organizó en la frontera norte, los servicios de la lucha contra el Aedes Aegypti, transmisor de la enfermedad. En 1959, fue designado jefe de la Sección Erradicación de la Malaria de la Organización Mundial de la Salud, con sede en Ginebra- Suiza, donde trabajó hasta 1964.
Fue tan prolifera su labor en bien de la salud, vivió para estudiar, investigar y brindar soluciones específicas, con el firme propósito de erradicar las enfermedades que afectaban a la población mundial, fijando siempre su atención en su amado terruño, Jujuy. Carlos Alberto Alvarado, fue una de las más grandes personalidades de la medicina mundial, vencedor del paludismo endémico del noroeste argentino y artífice del Plan de Salud Rural.
Su vida y su obra
Carlos Alberto Alvarado, cursó sus estudios primarios en la Escuela Normal "Juan Ignacio Gorriti" y los secundarios en el Colegio Nacional "Teodoro Sánchez de Bustamante", ambos de su ciudad natal. En 1923, ingresó a la Universidad de Buenos Aires y egresó en 1928 con el título de doctor en Medicina obteniendo el diploma de honor de su promoción. Regresó a Jujuy, escenario de su protagonismo humano y científico. Las primeras actuaciones profesionales las realizó en Tilcara, donde fue director fundador del hospital de Beneficencia "Plácida Cari".
En 1929, la Universidad de Buenos Aires y el Gobierno de Jujuy lo becaron para un curso de Paludismo en Italia, donde obtuvo la máxima distinción que se otorgaba. La Universidad de Buenos Aires, le renovó la beca por un año más. Se trasladó a Londres donde logró el diploma de Doctor en Medicina Tropical e Higiene. En 1930 regresó a Jujuy e instaló su consultorio en calle Belgrano donde practicó medicina general.
En 1931, fue designado médico de la Defensa Antipalúdica del Departamento Nacional de Higiene. Entre 1932 y 1933, con motivo de una epidemia de fiebre amarilla selvática en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, fue nombrado jefe de Profilaxis de la Fiebre Amarilla y organizó en la frontera norte, los servicios de la lucha contra el Aedes Aegypti, transmisor de la enfermedad.
Precedido por el éxito de su campaña contra la fiebre amarilla, regresó a San Salvador de Jujuy, y se le confió la Dirección Regional de Paludismo de Jujuy. Durante los dos años siguientes se dedicó tesoneramente al estudio de la endemia palúdica. De sus experiencias, obtuvo el método de lucha antimalárica a la que llamó "profilaxis específica", denominada también Plan Alvarado, que se constituyó en la base de la organización antimalárica en el país hasta que llegó el DDT, siglas de dicloro-difenil-tricloroetano.
El 26 de abril de 1937, el Poder Ejecutivo de la Nación creó la Dirección General de Paludismo y fijó lugar de residencia en San Miguel de Tucumán. Alvarado fue designado al frente y se hizo cargo el 27 de junio de ese año. En 1955, la Oficina Sanitaria Panamericana lo designó como asesor de los distintos países del continente y el 27 de febrero de ese año, asumió ese cargo en México. En marzo de 1957, pasó a la oficina central en Washington. En 1959, fue designado jefe de la Sección Erradicación de la Malaria de la Organización Mundial de la Salud, con sede en Ginebra- Suiza, donde trabajó hasta 1964. El 16 de agosto de 1966, asumió como Ministro de Salud Pública de Jujuy y el 6 de octubre anunció el Plan de Salud Rural. En 1980 y abatido físicamente por la hemiplejia, el prestigioso médico debió alejarse de toda actividad científica. El 28 de diciembre de 1986, la provincia perdió a una de las figuras más notorias de los últimos años, la muerte sorprendió al ilustre médico jujeño a los 82 años de edad. Por su lucha contra el Paludismo y su contribución a la medicina sanitaria argentina mereció la admiración y el respeto del mundo.
Falta de reconocimiento
Merced al trabajo de investigación realizado por el multidoctor Jobino Pedro Sierra e Iglesias, las presentes generaciones pueden conocer a este eximio galeno que tanto bien hizo a la humanidad.
En una entrevista realizada por aquellos años al recordador doctor Jobino, expresaba "decidí llevar adelante este trabajo porque fui amigo del doctor Alvarado y creo que es un justo homenaje a su vida. Todos los años lo recuerdo. Además, esta es una forma de hacer conocer la vida y obra de quienes lucharon, en este caso, por erradicar los flagelos que azotan la salud de la población. Mi objetivo al realizar este trabajo es que conozcan que Alvarado, fue una personalidad jujeña ilustre que no ha recibido el justo reconocimiento de las autoridades gubernamentales o de los médicos, tanto que ni el Colegio Médico ni el Círculo de Médicos lo hicieron. No hay un hospital que lleve su nombre, aunque debo recordar que una escuela ubicada en la localidad de El Piquete lo enaltece llevando tan digno nombre gracias a la gestión de una docente".
En 1988, la Universidad Nacional de Buenos Aires, le otorgó a Jobino Sierra e Iglesias, el título de Doctor en Medicina por su tesis "Carlos Alberto Alvarado, su contribución a la Medicina Sanitaria Argentina", con una calificación de sobresaliente. Dicha tesis quedó plasmada en una de las grandes obras que dejó para que el doctor Alvarado, siempre sea recordado.
