En la pintoresca localidad de Negra Muerta, ubicada a 20 kilómetros de Humahuaca, la comunidad honra sus tradiciones en honor a los seres queridos que partieron.
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En la pintoresca localidad de Negra Muerta, ubicada a 20 kilómetros de Humahuaca, la comunidad honra sus tradiciones en honor a los seres queridos que partieron.
La vecina Alicia Guanuco compartió a El Tribuno de Jujuy su experiencia. El proceso comienza dos días antes del 1 de noviembre cuando las familias se reúnen para preparar las ofrendas que se colocarán en las mesas. "Se preparan los panes en forma de personas que son los que representan a nuestros difuntos y es muy importante poner a la mesa la escalera que representa el camino que siguen las almas para descender a la tierra y para después irse; la cruz simboliza la protección divina y la paloma representa a el espíritu santo y la paz. También se ponen otras figuras como animales, el sol, la luna, las estrellas y corazones".
Otros de los elementos que no deben faltar en la mesa son las velas, ya que son el símbolo de luz y guía, iluminan el camino de los espíritus, ayudándolos a encontrar su camino de regreso a casa. Las flores son otro elemento clave y simbolizan la alegría.
La celebración se lleva a cabo en las primeras horas del 1 de noviembre, momento en el que las almas regresan a visitar a sus seres queridos. "Es un tiempo sagrado, donde todos los recuerdos se reviven y se comparte el amor. Esperamos a nuestros seres queridos como si fueran invitados especiales", agregó Guanuco.
Un aspecto distintivo de la tradición es la colocación de un vaso de agua en la mesa, el primer ofrecimiento que simboliza el descanso después de un largo camino. "Siempre tiene que haber un vaso de agua para ellos en esta fecha, por más que no se arme la mesa con ofrendas un vaso de agua con la foto del difunto y una vela tiene se tiene que poner".
Las mesas se llenan de ofrendas que son alimentos tradicionales como el asado de cordero, papas hervidas, mote, habas, frutas, masas dulces, caramelos y bebidas simbolizando la abundancia y el cariño hacia las almas que regresan en este día especial. Cada familia elige cuidadosamente los platos que más disfrutaban sus seres queridos en vida, asegurando que su esencia perdure en la celebración. "Se pone a la mesa todo lo que nos gusta y sobre todo lo que a ellos le gustaba".
Guanuco expresó que el 1 de noviembre los vecinos se reúnen recorriendo las casas de la comunidad donde cada familia ofrece en su hogar un espacio sagrado para recordar a sus seres queridos, "entre vecinos nos reunimos y visitamos diferentes casas de la comunidad rezamos un rosario completo para nuestras almitas".
El momento culminante es la visita al cementerio donde las familias llevarán coronas y flores para adornar las tumbas de sus seres queridos, creando un paisaje colorido que simboliza la vida. Durante esta visita se llevarán a cabo rezos en conjunto, donde se pedirán bendiciones y se recordarán las anécdotas que los hacen sonreír. "Creamos un ambiente festivo que transforma la tristeza en alegría ese día cambiamos las coronas y flores. Nosotros llevamos coca, chicha, gaseosa para compartir con ellos. En ese momento también damos las gracias por cuidarnos y también les pedimos que nos ayuden con ciertas cosas", relató.
Las ofrendas se mantienen en los hogares hasta el 2 de noviembre, momento en el cual se cierran las puertas del mundo espiritual. En el momento de levantar la mesa los vecinos se reúnen para acompañar a cada familia con rezos y compartir las ofrendas de las mesas. (Adriana Alfaro).