"Saber vivir es no estar solo". Autor anónimo.
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"Saber vivir es no estar solo". Autor anónimo.
El saludo y disposición de acercamiento que en épocas no muy lejanas eran una constante entre vecinos, compañeros de trabajo, y mucho más en la vida familiar, fueron relegados sensiblemente en las grandes ciudades.
El apuro, preocupaciones y desconfianza no dejan mucho espacio para confraternizar, al contrario, ganaron lugar y menguaron tan valiosa actitud que socializa y facilita el encuentro.
Además de colaborar debilitando al funesto parásito de la confrontación.
¿Ayuda esta agresiva manera de comportarse? De arranque debo decir que nos realizamos en presencia del otro, principio antropológico y psicosociológico terminante. Entonces, qué ocurrió para este cambio en el comportamiento. Alguna explicación debe haber. Veamos.
Los tiempos se consumen con tanta rapidez y ensimismamiento que sin ser su propósito borran costumbres, se llevan vivencias y lo peor, vuelven apáticos, con frecuencia intolerantes e incomprensibles a sus miembros.
En el extremo está aislarse, actitud poco recomendable que alimenta la soledad interior, cuando no tristezas profundas que pueden llevar a la depresión.
Si hacemos al revés e intentamos encontrar puntos de coincidencia y acercamiento, es posible que logremos llegar mucho más lejos en lo que deseemos construir.
Renunciar a las enseñanzas y alternativas que la vida ofrece en su itinerario, en un inmenso muestrario de conocimientos y continuos aconteceres, es un despropósito el aislarse.
¿Cómo revertirlo? Es claro que se logra a través de experiencias de vida y trato con el otro. Entonces, a más de proponerse, la primera tarea será construir puentes de comunicación que ayuden a conectarse valorando los anteriores conceptos.
Única manera de poder conocerse, y sobre todo con quienes más interesan: los "hijos".
Todo ser humano está configurado para confraternizar y acopiar experiencias, faceta necesaria e importante para el desarrollo y crecimiento psicoafectivo y social.
Esto permite expresar y comprender su entorno, a más de ayudar a conocerse. Séneca claramente orienta en la siguiente expresión: "No hay viento favorable para quién no conoce su rumbo" y en gran medida de eso se trata cuando en soledad, no encuentra hacia dónde orientar los pasos... o la vida.
Para lograr construir sólidos puentes es fundamental sentirse bien, es lo mismo que decir estar en paz. Teresa de Calcuta resaltaba: "La paz del corazón comienza con una sonrisa", expresión que mínimamente despierta simpatía. Dato importante para tener en cuenta y comunicarse que Platón (antes de Cristo) ya observaba: "La paz del corazón es el paraíso de los hombres".
Con respecto a vivir bien, posiblemente como nadie San Agustín aportaba este concepto: "Vivamos bien y los tiempos serán buenos. Nosotros somos los tiempos", perfecta traslación conceptual de lo que significa vivir bien.
La tarea puede sonar autoexigente, pero no creo equipare en nada al resultado del camino trazado. Ser cuidadoso es importante; fundamentalmente en el respeto, prudencia, "buscando lo que une, superando lo que divide", según el Papa Francisco. Así se construyen los cimientos de una comunidad fraterna y solidaria. Que es lo mismo que decir "conmigo puedes contar"; y ese pequeño gran detalle hacernos inmensamente feliz. Algo que Albert Camus dejó impreso en una frase muy significativa: "En las profundidades del invierno finalmente aprendí, que en mi interior habitaba un verano invencible". Frase que marca la diferencia en el relieve lejano de circunstancias que aíslan y no permiten comunicar la preñez de la existencia. En ese ámbito crece la "amistad", invalorable riqueza que atesora el corazón.