El 17 de octubre, Día de la Lealtad, no es solo una fecha en el calendario; es un recordatorio profundo de lo que significa ser leal, no a una figura o a una bandera, sino a una idea, a una verdad esencial que trasciende generaciones: la justicia social. En tiempos donde la sociedad nos empuja a pensar en nosotros mismos, a buscar el beneficio personal, la lealtad peronista es un acto de contracorriente. Nos invita a detenernos, a mirar a nuestro alrededor, a entender que ser leal es, ante todo, ser leal al otro.
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El 17 de octubre, Día de la Lealtad, no es solo una fecha en el calendario; es un recordatorio profundo de lo que significa ser leal, no a una figura o a una bandera, sino a una idea, a una verdad esencial que trasciende generaciones: la justicia social. En tiempos donde la sociedad nos empuja a pensar en nosotros mismos, a buscar el beneficio personal, la lealtad peronista es un acto de contracorriente. Nos invita a detenernos, a mirar a nuestro alrededor, a entender que ser leal es, ante todo, ser leal al otro.
Vivimos en tiempos difíciles. Las políticas de ajuste, las fórmulas económicas que prometen estabilidad a costa de los más vulnerables, parecen proponer una solución inmediata a los problemas, pero no hacen más que profundizar la desigualdad. Nos dicen que la inflación baja, que el gasto se reduce, pero ¿a costa de qué? A costa de nuestros jubilados, a costa de la educación de nuestros jóvenes, a costa de los trabajadores que día tras día ven cómo sus derechos son erosionados. Ser leal al otro, entonces, es rechazar estas falsas promesas de bienestar individual, para abrazar la construcción de un bienestar colectivo.
Para quienes no son peronistas, esta fecha puede parecer lejana, ajena. Pero en su esencia, el 17 de octubre habla de una verdad universal: que la grandeza de una nación no se mide por su capacidad de enriquecer a unos pocos, sino por su capacidad de incluir a todos. La lealtad al otro es un principio que trasciende las ideologías; es la base de cualquier sociedad que se construya sobre la solidaridad, sobre la empatía, sobre la justicia.
Y para nosotros, los que llevamos el peronismo en el corazón, este día es una oportunidad para hacer una profunda reflexión. Debemos mirarnos, no solo como militantes, sino como seres humanos. ¿Estamos siendo leales al legado de quienes nos precedieron? ¿Estamos siendo leales al pueblo que nos necesita? Porque la lealtad no es un acto de memoria; es un acto de presente y futuro. Ser leal significa reconocer nuestros errores, hacer un mea culpa y renovar nuestro compromiso con la justicia social. Significa crecer, aprender de nuestras caídas y volver a levantarnos más fuertes, con la convicción de que podemos ser, una vez más, una opción de gobierno que devuelva la esperanza a nuestro pueblo.
Hoy más que nunca, el peronismo necesita de una lealtad sincera, de esa que no busca reconocimientos, sino resultados. Necesita de hombres y mujeres dispuestos a luchar por el otro, a poner su esfuerzo en la construcción de una sociedad más justa, sin excusas, sin mezquindades. Porque al final del día, ser leal no es más que eso: estar dispuesto a dar lo mejor de uno mismo, no por uno, sino por todos.
Este 17 de octubre, reafirmemos nuestra lealtad, no solo al peronismo, sino a cada argentino, a cada jujeño que sueña con una vida mejor. Seamos leales al otro, porque solo así seremos leales a nosotros mismos.