Las hermanas Laura y Soledad Repezza atraviesan el que quizás, sea el mejor momento de su carrera artística, aunque con su talento y persistencia, no tienen techo.
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Las hermanas Laura y Soledad Repezza atraviesan el que quizás, sea el mejor momento de su carrera artística, aunque con su talento y persistencia, no tienen techo.
Laura es baterista, y actualmente toca las congas con Carlos La Mona Jiménez y Soledad ejecuta el bajo en la formación de Jorge Rojas. El Tribuno de Jujuy accedió a una rica y extensa conversación con las hermanas, nacidas en San Pedro de Jujuy, en la cual desandaron su historia musical, que es su historia de vida.
La charla fue fluida, agradable. Se dio un sábado por la mañana, en un hueco de Laura con las grabaciones. Sin ningún tapujo, cuentan las vicisitudes que atravesaron hasta llegar a un momento de tranquilidad y pleno disfrute. Ambas tuvieron un paso significativo por Tucumán, donde fueron en busca de estudios superiores. Soledad se formó en el profesorado de música, decisión que implicó dejar la ya avanzada carrera de abogacía. En tanto, Laura estudió psicopedagogía.
De padre guitarrista y madre pianista, el destino musical de las hermanas estaba sellado en el ADN. “En 2004/2005 mi papá estaba sin trabajo y la situación estaba muy difícil; ahí nos planteamos, o volvemos o hacemos algo; ahí nos dimos cuenta de que la música podría ser un medio de vida; comenzamos a tomarlo de forma más seria, como un trabajo”, contó Laura.
Esa decisión se convirtió en acción y así se fueron insertando en el circuito musical tucumano. Bares, peñas, hoteles, casinos comenzaron a ver a las hermanas Repezza en el desarrollo de su pasión.
De esos tiempos, recogieron mucha experiencia. Recuerdan que a poco tiempo de haber llegado, hubo dos semanas en las que solo se alimentaban a mate cocido, porque no podía comprar ni un poco de carne. “Ni siquiera teníamos los veinticinco centavos para llamar a nuestros padres y contarles la situación”, recordó Laura con dejos de orgullo y nostalgia.
“Al que apuesta por algo que lo hace feliz, las cosas terminan saliéndole bien y más cuando uno es constante, valiente”, remarcó la baterista.
Desde niñas ya indagaban el universo musical, desde lo cercano en lo familiar hasta lo que sucedía fuera del entorno.
“Yo comencé con guitarra y después pasé al bombo legüero, más o menos desde los 6 años ya era inquieta por estos instrumentos”, contó Laura Repezza.
Soledad a los cinco ya demostraba virtudes especiales para tocar el piano. Hasta los 13 estudió ese instrumento; “después me revelé, ya no quería música clásica, necesitaba rock y empecé con la guitarra, hasta que llegué al bajo, cuando tenía 15 años”, contó la artista.
La versatilidad de ambas les jugó a favor. Jazz, folclore, latinos, covers varios, las fueron puliendo en el ambiente, brindándoles herramientas que, en el presente, son la llave que abre cientos de puertas.
Cabe mencionar que en San Pedro de Jujuy, Soledad integró un grupo folclórico llamado Tuma Kara, con vigencia un par de años en los albores del 2000.
Por el contrario, Laura no participó en formaciones con proyección en la provincia. Solo integró, por amor al arte, bandas de garaje, con amigos, que hacía música por hobby.
El cambio justo, en el momento indicado
En Tucumán dieron todo cuanto podían, pero ya se habían agotado los espacios y las posibilidades de crecer, había que buscar un nuevo rumbo.
Llegaron a Córdoba guiadas por el instinto y la información que les transmitían los colegas que ya trabajaban en La Docta.
En 2014 ambas integraron la banda del Rey Pelusa, uno de los cuarteteros más reconocidos. Y allí comenzó, sin siquiera suponerlo, este presente. Ese músico trabajó incluso en pandemia, por eso llega a él el sonidista de La Mona Jiménez.
En una suerte de mentira piadosa o “tirarse a la pileta”, Soledad le dijo a ese sonidista que Laura tocaba congas (él buscaba para la banda de La Mona); entonces la baterista fue convocada a una audición y… quedó seleccionada.
Y la historia con los sonidistas. Soledad y su bajo estuvieron en cientos de festivales. Fue en La Salamanca (La Banda, Santiago del Estero) que conoció al sonidista de Jorge Rojas, con quien se reencuentra en Anisacate (Córdoba), donde éste manejaba el sonido de una de las peñas que organizaba Lucio “El Indio” Rojas. En ese espacio, la bajista es convocada a integrar la banda de Jorge Rojas, noticia que se le confirmó cuando disfrutaba de Tilcara y tuvo que volverse para comenzar a trabajar.
Una historia escrita con “Tinta China”
Después de tanto andar, entre buenas y malas experiencias, Soledad Repezza, con 39 años y Laura Repezza, con 35, disfrutan del mejor presente que les podía ofrecer su oficio.
Además de, por separado, ser integrantes de las bandas de dos consagrados; amabas participan en “Tinta China”, una banda surgida de la productora de La Mona Jiménez, que hace las versiones de sus temas en rock. Las hermanas contaron que los primeros cuatro temas de ese proyecto ya suenan en la plataforma Spotify.
“Nunca pensé que iba a llega a tocar con La Mona; es más en un viaje de gira con la otra banda lo veníamos escuchando y yo decía ta’ loco los percusionistas de la Mona, yo nunca podría tocar ahí”, expresó Laura, la baterista.
“Me venía replanteando la vida; después de la pandemia se me vino una crisis existencial respecto a la música, incluso pensé en retirarme, me busco un trabajo, voy a la vida normal”, manifestó Soledad, la baterista, quien tiene el título de maestra jardinera.
Fueron mozas, pizzeras; podrían haber sido médica, abogada o licenciada en… pero apostaron por la pasión y hoy, la vida les sonríe por la buena elección.