¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

27 de Junio,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

Laberintos Humanos: Después

Martes, 18 de agosto de 2020 01:01

Los primeros que la vieron irse fueron los vecinos, pero luego los campesinos que llevaban sus majadas donde la pastura y al fin sólo los pájaros que alzaban su vuelo entre las amaras, algún cuis que se asomaba de su cueva y el sol que rodea la tierra sin sentir culpa, sin pensar en lo que viene. La Martelia trepó varios cerros y descendió por el lado fresco ya sin recordar a su marido, que había dejado atrás.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Los primeros que la vieron irse fueron los vecinos, pero luego los campesinos que llevaban sus majadas donde la pastura y al fin sólo los pájaros que alzaban su vuelo entre las amaras, algún cuis que se asomaba de su cueva y el sol que rodea la tierra sin sentir culpa, sin pensar en lo que viene. La Martelia trepó varios cerros y descendió por el lado fresco ya sin recordar a su marido, que había dejado atrás.

Por alguna razón, recordaba del Pleuro Díaz, hacia quien se dirigía, sólo los momentos gratos, y caminaba decidida entre vientos que se entrecruzan en lo alto, junto a barrancos y los aromas que perciben los zorros escondidos. Se sentía, por lo menos, diez años más joven y no le costaba mucho cada cuesta, cada sendero que la acercaba al destino que eligiera. Pensaba en cómo la recibiría, en su sonrisa, en las palabras. Pensaba en lo que vendría después. Alguna vez imaginó con tristeza a su marido regresar a la casa y no encontrarla, pero no podía seguirse siendo infiel a sí misma.

Al fin vio la vertiente desde lo alto. Allí debía estar el Pleuro, aunque no alcanzaba a divisarlo. El corazón le latió con fuerza, supo que era capaz de llegar y decirle todo lo que pensaba como nunca se lo había dicho antes y creyó que ya era feliz. Bordeó un bosquecito de molles regados por el mismo agua de su amado, pensó que todo estaba cumplido. Entonces fue que se topó con su imagen solitaria que la descubrió. Ella sonreía, por el encuentro, como una niña a la que buscan para acompañar hasta el mismo baile de su vida.

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD