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Laberintos Humanos: El reflejo

Domingo, 26 de julio de 2020 01:02

Cuando el padrecito bordeó la lagunita para llegar hasta el ermitaño, nos contó que tuvo cuidado de no mirar el agua. El hombre del camino me había advertido sobre aquello que podía mostrarme mi reflejo, nos dijo, así que hice todo el esfuerzo que pude por no desviar la mirada. Sentí, como aquel hombre, un plop que rebotaba en el agua pero no le hice caso y luego, como si fuera parte de la caricia que la brisa rozaba contra la lagunita, escuché una música muy suave y bella que me detuvo.

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Cuando el padrecito bordeó la lagunita para llegar hasta el ermitaño, nos contó que tuvo cuidado de no mirar el agua. El hombre del camino me había advertido sobre aquello que podía mostrarme mi reflejo, nos dijo, así que hice todo el esfuerzo que pude por no desviar la mirada. Sentí, como aquel hombre, un plop que rebotaba en el agua pero no le hice caso y luego, como si fuera parte de la caricia que la brisa rozaba contra la lagunita, escuché una música muy suave y bella que me detuvo.

Estuve a punto de mirar, pero recordé tantos cuentos de tentaciones que parecían advertirme desde la memoria y me prohibí hacerlo. Era como el murmullo de una docena de doncellas, como el soplido suave sobre la boca de una botella, como un violín lejano que se le sumaba al arpegio de un arpa, me persigné, nombre los nombres sagrados tres veces, pedí protección a la Mamita y recobré la calma, seguí andando y me dejé caer para sentarme junto al ermitaño.

No me detuve en saludarlo, sino que, como si se tratara de una fuerza mayor que la mía, le pregunté qué era aquello que veía la gente en el reflejo. Se ven a si mismos, me respondió. ¿Y todos los reflejos son tan espantosos? No todos, dijo, hay una niña que viene, mira el agua y se va con la misma alegría con la que llegó. Le escuchaba decir esas palabras y escuché el berreo de una majada que se acercaba ya no tan lejos, me volví para verla y serían unas veinte cabras que se abalanzaban sobre el agua para beber. Tras ellas, dos perros y una pastora que caminaban hilando.

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