Mariana Quiroga Mendiola es coordinadora del Área de Investigación del Ipaf NOA. Recurrimos a ella para conocer la actualidad de nuestros agricultores a raíz de la pandemia, sobre lo que comienza a decirnos que "la situación nos presenta un montón de dificultades y alguna que otra oportunidad. Hemos detectado que aquellos productores que están organizados en cooperativas, en asambleas comunitarias, han tenido mejor capacidad de respuesta, aunque el repentino aislamiento les coartó la mecánica de trabajo habitual".
inicia sesión o regístrate.
Mariana Quiroga Mendiola es coordinadora del Área de Investigación del Ipaf NOA. Recurrimos a ella para conocer la actualidad de nuestros agricultores a raíz de la pandemia, sobre lo que comienza a decirnos que "la situación nos presenta un montón de dificultades y alguna que otra oportunidad. Hemos detectado que aquellos productores que están organizados en cooperativas, en asambleas comunitarias, han tenido mejor capacidad de respuesta, aunque el repentino aislamiento les coartó la mecánica de trabajo habitual".
Agrega que rápidamente se recuperaron canales de comunicación "y muchos han podido superarlo para tomar decisiones. Así pudieron organizarse para vender sus productos, para demandar a la Provincia algún apoyo. Entre otros problemas por el aumento muy importante del precio y la llegada de la semilla. Nos planteaban que por ello se retrasaron las siembras de invierno que son, mayormente, para forraje".
Lo mismo nos dice que sucede con las semillas hortícolas y los insumos para valor agregado, "por falta de accesibilidad, aumento del costo o ambas cosas. Eso implicó una dificultad económica, pero como se cortó la entrada desde Bolivia de papa, de maíz, de quinua, la demanda de su producción fue total. En los productos andinos vendieron mucho, pero no así las ventas que dependían de camiones intermediarios llegados de otras provincias".
Nos explica que "los que cosecharon antes de marzo vendieron todo, pero las que venían en abril, mayo, muchas hortalizas quedaron en el surco. Eso produjo una baja muy importante en los ingresos, y hay que pensar que muchos productores arriendan gran parte de la tierra, tienen que pagar dos veces al año y no hubo renegociaciones, incluso aumentaron los nuevos arriendos".
Nos dice que "me atrevo a decir que los que más sufrieron en la Quebrada son los floricultores, porque los alimentos, si bien en un comienzo costó que se los considerara trabajadores esenciales, al fin se habilitaron las entradas de los camiones para retirar la mercadería. Pero para los floricultores no se movió nada por no ser un producto esencial, se cerraron los cementerios, toda la circulación y es una producción que se pierde. Muchos dicen que para el año van a sembrar sólo hortaliza, que antes hacían parte y parte con las flores".
La reconversión de flores a hortalizas y del trabajo dedicado al turismo a la actividad del campo "puede provocar una sobreoferta de los cultivos que salen a los mercados concentradores. Estiman que, si esto sucede, los precios van a bajar mucho. Yo creo que mercado va a haber porque, por otra parte, desde hace años se ve la cantidad de tierras agrícolas que se están urbanizando, pero hay una preocupación importante acerca de quién va a producir los alimentos, en qué cantidades y en una pospandemia con mucha pobreza y necesidad de alimentos. Es algo en lo que el Inta está trabajando fuertemente".
Piensa que "los centros de producción de semillas no van a dar a abasto".
Se cortaron eventos
Agrega que “hay unos cambios importantes que no sabemos en qué momento van a empezar a repercutir en la economía de las familias, que ya están aguantando. El productor agropecuario contempla sus ingresos de forma estacional o anualizada. Con la cosecha tienen que pagar el arriendo, el guano, la semilla que son para todo el año, así que tienen que anualizar sus ingresos y erogaciones para considerar lo que va a ser su vida día a día. Y eventos como la Manca Fiesta, la Pascua en Yavi, Punta Corral, forman parte de esos ingresos anuales y se cortaron totalmente”.
Finaliza señalando que “algunos productores han reparado también en las oportunidades, algunos han logrado acceder al comercio por la web y pueden llegar hasta Buenos Aires con la oferta, o han buscado acceder a las ferias directas al consumidor que, por otra parte, a veces son asediadas por los COEs en algunos municipios. Pero estas ferias locales son oportunidades de ofrecer alimentos frescos a la comunidad. Creo que sería el momento de activarlas, ampliarlas, incentivar al consumidor a que compre ahí y al productor a que venda ahí”.