TILCARA (Corresponsal). En los tiempos pascuales, los peregrinos que transitan los caminos al Santuario del Abra de Punta Corral traen a Tilcara, además de las bendiciones marianas, el fresco aroma del arca yuyo. Ya se lo vende en manojos en el mercado local, y sus virtudes digestivas se vuelven palpables desde la percepción misma de su perfume.
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TILCARA (Corresponsal). En los tiempos pascuales, los peregrinos que transitan los caminos al Santuario del Abra de Punta Corral traen a Tilcara, además de las bendiciones marianas, el fresco aroma del arca yuyo. Ya se lo vende en manojos en el mercado local, y sus virtudes digestivas se vuelven palpables desde la percepción misma de su perfume.
Cocido en matecito o en mate cebado, del género de las chenopodium según los latines científicos, los cebadores saben que lava la yerba rápidamente pero que, con la misma velocidad, aplaca la acidez y ayuda a la digestión. Junto a la muña y la rica rica, el arca figura, cierto que con otra función, entre las más buscadas de la farmacopea natural de la región, ya sea en sus ramas y fresca, como en estos días, o seca y en bolsitas.
Los abuelos saben reconocer los usos de cada una de las plantas de nuestros cerros, tiñendo lanas y curando dolencias con sus infusiones. Quienes se lleguen a Tilcara, la verán en forma fresca y abundante amarrada a las mochilas de los sikuris cuando desciendan con la Mamita del Cerro.