El supuesto asesino de la mujer periqueña Ruth Flores (32), Matías Calera, permaneció en un centro de rehabilitación en nuestra ciudad y habría llegado a Perico como un "hermano" de un templo evangélico. Luego de conocerse días atrás la detención del hombre oriundo de la ciudad cordobesa de Río Segundo, quien era intensamente buscado por los efectivos de la División Homicidios de la Brigada de Investigaciones de nuestra ciudad, se fueron desprendiendo otras informaciones que de momento son materias de investigación en la causa.
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El supuesto asesino de la mujer periqueña Ruth Flores (32), Matías Calera, permaneció en un centro de rehabilitación en nuestra ciudad y habría llegado a Perico como un "hermano" de un templo evangélico. Luego de conocerse días atrás la detención del hombre oriundo de la ciudad cordobesa de Río Segundo, quien era intensamente buscado por los efectivos de la División Homicidios de la Brigada de Investigaciones de nuestra ciudad, se fueron desprendiendo otras informaciones que de momento son materias de investigación en la causa.
Matías Calera había llegado hace menos de un año desde Córdoba a nuestra ciudad, para internarse en un centro de rehabilitación destinados a personas que tienen problemas de adicción a las drogas.
Con el correr del tiempo y según las fuentes cercanas a la investigación que fueron consultadas por nuestro medio, por distintas situaciones que tendrían que ver con el ámbito disciplinario, Calera se fue alejando del centro de rehabilitación, pero lejos de volver a la ciudad mediterránea, prefirió permanecer en la ciudad tabacalera.
En las calles de Perico, el detenido rápidamente encontró su lugar: se ganaba la vida vendiendo golosinas en la vía pública, se paraba de vez en cuando en los semáforos de la avenida San Martín, limpiaba los parabrisas de los vehículos y la mayoría del dinero que podía ganar lo gastaba en drogas.
Uno de los interrogantes para los investigadores fue determinar cómo llegó Calera a dar con su posterior víctima y ellos se afianzan en la hipótesis de que de vez en cuando, el ahora imputado concurría a las reuniones de los templos evangélicos, donde lo hacía Ruth Flores, junto a su marido y su pequeño hijo de 8 años. Y de allí Calera habría buscado datos sobre la familia
Es que esa mañana del 5 de diciembre del año pasado, Antonio Vega y Ruth Flores caminaron menos de 100 metros hasta llegar a su imprenta de la calle Bustamante. Abrieron el negocio e inmediatamente Vega salió con rumbo a buscar un remis, para llegar a una entidad bancaria de nuestra ciudad y realizar un depósito bancario.
Cinco minutos después ingresó presuroso a la imprenta Matías Calera empuñando un cuchillo, le exigió a Ruth que entregara el dinero. La sorprendió de espaldas y ante la negativa de ella, se abalanzó sobre su cuerpo y empezó a apuñarla.
El examen forense determinó que al menos 20 veces el cuchillo ingresó en el cuerpo de la joven indefensa, casi todas heridas mortales.
El hombre revolvió el lugar, no halló más que unos cuantos pesos de la caja registradora, los tomó al igual que el teléfono de la joven que agonizaba en medio de un charco de sangre y se dio a la fuga.
Gracias a los datos fisonómicos aportados por una testigo, los efectivos lograron dar con el sujeto, quien huyó de la provincia ese mismo día. Y el pasado 8 de abril fue detenido en una de las calles de la ciudad cordobesa de Montecristo.
Una comisión de efectivos de la Brigada ya viajó hacia Córdoba, por disposición del fiscal de Investigación N§ 6 Gustavo Araya y se estima que para el lunes de la semana próxima, Calera ya esté en nuestra provincia para responder sobre el crimen de Ruth Flores.