El papa Francisco afirmó ayer que "las tasas de desocupación juvenil son un escándalo en todo el mundo" y pidió enfrentar el problema no sólo "en términos económicos", sino también desde otra mirada como "una enfermedad social".
"Las tasas de desocupación juvenil son un escándalo que no requiere solo de ser afrontado en términos económicos, sino que debe ser enfrentado también, y no menos urgentemente, como una enfermedad social, desde el momento en que a nuestra juventud se le roba la esperanza y se despilfarran sus grandes recursos de energía, creatividad e intuición", aseguró el pontífice al encabezar una audiencia con miembros de la fundación "Centesimus Annus" en el Vaticano.
En su mensaje, el sumo pontífice también volvió a expresarse "particularmente cercano a la crisis de los migrantes y refugiados", frente a la que pidió "respuestas políticas, sociales y económicas de largo plazo por parte de la comunidad internacional para una problemática que supera las fronteras nacionales y continentales y que implica a toda al familia humana".
"La lucha contra la pobreza no es por lo tanto sólo un problema económico, sino también moral, que llama a una solidaridad global y al desarrollo de un enfoque más equitativo hacia todos los necesitados y las aspiraciones de los individuos y pueblos de todo el mundo", sostuvo el Papa Francisco en otro tramo de su alocución en la Sala Clementina del palacio Apostólico del Vaticano.
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El papa Francisco afirmó ayer que "las tasas de desocupación juvenil son un escándalo en todo el mundo" y pidió enfrentar el problema no sólo "en términos económicos", sino también desde otra mirada como "una enfermedad social".
"Las tasas de desocupación juvenil son un escándalo que no requiere solo de ser afrontado en términos económicos, sino que debe ser enfrentado también, y no menos urgentemente, como una enfermedad social, desde el momento en que a nuestra juventud se le roba la esperanza y se despilfarran sus grandes recursos de energía, creatividad e intuición", aseguró el pontífice al encabezar una audiencia con miembros de la fundación "Centesimus Annus" en el Vaticano.
En su mensaje, el sumo pontífice también volvió a expresarse "particularmente cercano a la crisis de los migrantes y refugiados", frente a la que pidió "respuestas políticas, sociales y económicas de largo plazo por parte de la comunidad internacional para una problemática que supera las fronteras nacionales y continentales y que implica a toda al familia humana".
"La lucha contra la pobreza no es por lo tanto sólo un problema económico, sino también moral, que llama a una solidaridad global y al desarrollo de un enfoque más equitativo hacia todos los necesitados y las aspiraciones de los individuos y pueblos de todo el mundo", sostuvo el Papa Francisco en otro tramo de su alocución en la Sala Clementina del palacio Apostólico del Vaticano.
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