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27 de Julio,  Jujuy, Argentina
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Fue representante de Jujuy en las Olimpíadas

Miércoles, 13 de enero de 2016 01:30
DON EDUARDO ARMELLA / FUE UNO DE LOS DEPORTISTAS QUE ASISTIERON A LOS JUEGOS OLÍMPICOS TOKIO 64.
El deporte es una forma esencial de expresión humana capaz de acrecentar la dignidad de las personas y de fortalecer las sociedades en su conjunto, tiene la capacidad y la virtud de congregar a personas de distintos orígenes culturales y estar de manera simultánea, compartiendo los mismos valores.
Las potencialidades del deporte, hoy aprovechadas por muchas sociedades y fundamentalmente por organismos del estado, ha transformado la realidad de diferentes maneras en distintas latitudes, lo cual pone en evidencia el valor y el peso que tiene el deporte.
Lo que para muchos resulte impensado, para otros será una cuestión de costumbre, por su cotidianeidad, por su habitualidad, o porque se transforma en casi un ritual todo aquello que tengamos en común con la práctica deportiva, por eso sobresale Eduardo Armella, de manera impensada porque provenía de una pequeña localidad como Yavi, en la provincia de Jujuy y que merced a la insistencia de su padre primero, y por su talento después, llegó a ser el mejor tirador que dio el deporte para nuestra provincia, el país y el mundo.
Don Eduardo hizo docencia en los últimos años, porque se dedicó a enseñar a los chicos en la escuela que había en Cerro Las Rosas.
Con lo mejor que le proveyó la naturaleza, Eduardo Armella supo abrirse camino dentro de un deporte casi emblemático en los Juegos Olímpicos, de los que formara parte en 1964 en Tokio con la selección Argentina y que fuera el único deportista jujeño con tan alto privilegio y a través de éste, ganar prestigio y autoridad para nuestra provincia.
Su formación profesional acompañó su crecimiento como deportista y porque no decirlo, contribuyó en gran medida para que muchos de sus objetivos fueran alcanzados.
Las amistades que supo cosechar en su carrera de armas y en el tiro, siempre recuerdan a un gran profesional, disciplinado deportista, padre amoroso, pero fundamentalmente, buena gente, lo que describe los valores que supo incorporar en su cotidiana vida dentro y fuera del deporte.
Por eso cuando hablamos de los alcances del deporte, nos referimos a estas situaciones que son en definitiva las que dejan esa huella imborrable en el tiempo.
Tras cuatro años recordamos un nuevo aniversario de su partida, de aquella de la que no se regresa de manera física, pero que mantiene encendida esa llama imaginaria que ilumina el trayecto que supo trazar en su paso por su tierra y por tierras lejanas.
El recuerdo para don Eduardo Armella, permanece de manera constante y continua, en especial porque dejó un legado importante que a veces no sabemos observar como tampoco valorar y es que, a pesar de las distancias, de las limitaciones, de los miedos, de las constantes luchas, todo es posible, su realización estará puesta en nuestra voluntad y empeño. (Sergio Tolaba, Academísta Olímpico).

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El deporte es una forma esencial de expresión humana capaz de acrecentar la dignidad de las personas y de fortalecer las sociedades en su conjunto, tiene la capacidad y la virtud de congregar a personas de distintos orígenes culturales y estar de manera simultánea, compartiendo los mismos valores.
Las potencialidades del deporte, hoy aprovechadas por muchas sociedades y fundamentalmente por organismos del estado, ha transformado la realidad de diferentes maneras en distintas latitudes, lo cual pone en evidencia el valor y el peso que tiene el deporte.
Lo que para muchos resulte impensado, para otros será una cuestión de costumbre, por su cotidianeidad, por su habitualidad, o porque se transforma en casi un ritual todo aquello que tengamos en común con la práctica deportiva, por eso sobresale Eduardo Armella, de manera impensada porque provenía de una pequeña localidad como Yavi, en la provincia de Jujuy y que merced a la insistencia de su padre primero, y por su talento después, llegó a ser el mejor tirador que dio el deporte para nuestra provincia, el país y el mundo.
Don Eduardo hizo docencia en los últimos años, porque se dedicó a enseñar a los chicos en la escuela que había en Cerro Las Rosas.
Con lo mejor que le proveyó la naturaleza, Eduardo Armella supo abrirse camino dentro de un deporte casi emblemático en los Juegos Olímpicos, de los que formara parte en 1964 en Tokio con la selección Argentina y que fuera el único deportista jujeño con tan alto privilegio y a través de éste, ganar prestigio y autoridad para nuestra provincia.
Su formación profesional acompañó su crecimiento como deportista y porque no decirlo, contribuyó en gran medida para que muchos de sus objetivos fueran alcanzados.
Las amistades que supo cosechar en su carrera de armas y en el tiro, siempre recuerdan a un gran profesional, disciplinado deportista, padre amoroso, pero fundamentalmente, buena gente, lo que describe los valores que supo incorporar en su cotidiana vida dentro y fuera del deporte.
Por eso cuando hablamos de los alcances del deporte, nos referimos a estas situaciones que son en definitiva las que dejan esa huella imborrable en el tiempo.
Tras cuatro años recordamos un nuevo aniversario de su partida, de aquella de la que no se regresa de manera física, pero que mantiene encendida esa llama imaginaria que ilumina el trayecto que supo trazar en su paso por su tierra y por tierras lejanas.
El recuerdo para don Eduardo Armella, permanece de manera constante y continua, en especial porque dejó un legado importante que a veces no sabemos observar como tampoco valorar y es que, a pesar de las distancias, de las limitaciones, de los miedos, de las constantes luchas, todo es posible, su realización estará puesta en nuestra voluntad y empeño. (Sergio Tolaba, Academísta Olímpico).

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