La jueza federal
María Servini de Cubría fue víctima de un hurto de 5 mil euros al arribar al aeropuerto internacional de Barajas, en
España, desde donde tenía previsto viajar a
Bruselas para una conferencia sobre derechos humanos debido a su intervención por los crímenes cometidos durante el franquismo.
La magistrada argentina realizó la denuncia penal por el hurto ante la Guardia Civil Española, según informaron en esta capital fuentes de su juzgado.
Servini de Cubría se dirigía a Bruselas, ciudad a la que fue invitada para dar una charla sobre derechos humanos a raíz de su investigación por los crímenes del franquismo a partir del principio de "Justicia universal".
Todo ocurrió cuando ella estaba por pasar por el escáner en el aeropuerto de Madrid, en la terminal 4, y una empleada de seguridad le exigió que dejara en un canasto de plástico el dinero en efectivo que llevaba consigo, unos 5.000 euros.
Si bien la jueza no estaba de acuerdo en hacerlo de esa forma, depositó el dinero en el canasto y pasó por el escáner.
Pero al ir del otro lado en búsqueda del dinero, que fue dejado dentro de una bolsa en el interior de un canasto, el mismo ya no estaba en ese lugar, por lo que responsabilizó a la empresa de seguridad privada que la revisó. Incluso, la magistrada denunció haber sufrido un trato grosero por parte del personal en el aeropuerto a la hora de ser requisada, y estando de paso, pues el destino final de su viaje era Bruselas, en Bélgica.
La jueza federal
María Servini de Cubría fue víctima de un hurto de 5 mil euros al arribar al aeropuerto internacional de Barajas, en
España, desde donde tenía previsto viajar a
Bruselas para una conferencia sobre derechos humanos debido a su intervención por los crímenes cometidos durante el franquismo.
La magistrada argentina realizó la denuncia penal por el hurto ante la Guardia Civil Española, según informaron en esta capital fuentes de su juzgado.
Servini de Cubría se dirigía a Bruselas, ciudad a la que fue invitada para dar una charla sobre derechos humanos a raíz de su investigación por los crímenes del franquismo a partir del principio de "Justicia universal".
Todo ocurrió cuando ella estaba por pasar por el escáner en el aeropuerto de Madrid, en la terminal 4, y una empleada de seguridad le exigió que dejara en un canasto de plástico el dinero en efectivo que llevaba consigo, unos 5.000 euros.
Si bien la jueza no estaba de acuerdo en hacerlo de esa forma, depositó el dinero en el canasto y pasó por el escáner.
Pero al ir del otro lado en búsqueda del dinero, que fue dejado dentro de una bolsa en el interior de un canasto, el mismo ya no estaba en ese lugar, por lo que responsabilizó a la empresa de seguridad privada que la revisó. Incluso, la magistrada denunció haber sufrido un trato grosero por parte del personal en el aeropuerto a la hora de ser requisada, y estando de paso, pues el destino final de su viaje era Bruselas, en Bélgica.