SAN PEDRO (Corresponsal). La noche del jueves, la feligresía católica participó de la liturgia donde se conmemoró la Última Cena de Jesús.
inicia sesión o regístrate.
SAN PEDRO (Corresponsal). La noche del jueves, la feligresía católica participó de la liturgia donde se conmemoró la Última Cena de Jesús.
En la capilla Nuestra Señora de Fátima fue la celebración central, para lo cual se preparó en el atrio una gran mesa, con panes y frutos, donde fueron llamadas doce madres con sus bebés.
En su homilía, el padre Héctor Martínez pidió a la comunidad una especial oración por los sacerdotes, para que al igual que Cristo tengan un corazón alejado de la avaricia, un corazón que se abra a los demás, que camine en medio del pueblo. “Vemos en las Sagradas Escrituras que Jesús estuvo pocas veces en el templo, pasó esos tres años de su vida caminando con la gente, en las calles. Vemos a un Cristo que se arremanga y se conmueve por la situación que vive su pueblo. Recen mucho para que los sacerdotes tengan entrañas de misericordia, para que siempre tengan opción por los pobres, por los más necesitados y para que su centro y su mirada sea Jesús, modelo de todos los sacerdotes”, dijo tras expresar que todos vinimos a esta vida a vivir el amor, porque fuimos creados para el amor.
Hubo signos como la institución de la Eucaristía, del sacerdocio, el servicio con el lavatorio de los pies y el mandamiento del amor.
Finalizada la prédica, el sacerdote se dispuso a realizar otro signo, el lavatorio de los pies a doce bebés que en brazos de sus madres estaban sentados alrededor de la gran mesa, en representación de todo el pueblo.
Momentos de gran emotividad se vivieron, cuando el padre Héctor, fue lavando uno a uno los pies de los pequeños, haciendo luego lo propio con los de cada madre.
Finalizada la misa se compartieron los frutos y se dispuso todo para el traslado y adoración del Santísimo.
Docentes, en el templo matriz
La celebración en el templo matriz de la parroquia San Pedro de Río Negro también se realizó en el atrio donde se levantó el altar, oficio que fue presidido por el padre Daniel Baca.
“La iglesia católica nos invita a dar un paso hacia el encuentro con Dios, a experimentar en nuestras vidas a ese Dios vivo y presente en medio de nosotros. En este triduo de la Semana Santa, la Iglesia nos invita a vivir ese encuentro, hace esa propuesta a través de sus pastores, guiados por el Espíritu Santo”, dijo el párroco.
Hizo además un llamado a vivir el servicio con el hermano, viendo y ayudando en sus necesidades.
Finalizada la homilía y para representar a los doce discípulos, el padre Daniel convocó para lavarles los pies a docentes y personal auxiliar de la educación, quienes tienen la preciosa misión de ir formando a las nuevas generaciones. “Son doce como lo fueron los primeros discípulos, pero en ellos estamos todos, porque fuimos llamados a ser seguidores de Cristo y misioneros, estamos llamados a anunciarlo”, apuntó.
Finalizado el oficio religioso, procesionalmente, el padre Daniel levantó en alto el Santísimo Sacramento, ingresó al templo, para colocarlo en un altar especial, donde quedó para su adoración.