Desde el teléfono celular de Carla, el Abuelo Virtual les contó de los quince sobrevivientes que, bailando como suris agradecidos por el agua, siguieron a la imagen de San Juan para escapar de esa quebrada de Huichaira invadida por los Varela. Así huyeron hacia el norte para andar por los cerros hasta refugiarse en Jueya.
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Desde el teléfono celular de Carla, el Abuelo Virtual les contó de los quince sobrevivientes que, bailando como suris agradecidos por el agua, siguieron a la imagen de San Juan para escapar de esa quebrada de Huichaira invadida por los Varela. Así huyeron hacia el norte para andar por los cerros hasta refugiarse en Jueya.
Carla Cruz tipeó en el teclado de su celular una nueva pregunta: ¿cómo haremos para tener una nueva imagen de San Juan que nos proteja? Entonces el Abuelo Virtual le respondió que deben soñarla. Para hacer la hechura de un santo, y que esta imagen tenga el poder de protegerlos, deben hallarla en una piedra o deben soñarla.
Para dar con una piedra con la forma de San Juan, deben salir del edificio de hierro y cristal abandonado, pero el edificio está rodeado por la montonera motoquera de los Varela, y salir para ustedes es así imposible. Sólo les resta soñarla, y así San Juan será quien les pida la hechura. Entonces podrán huir.
Pablo, Pedro y Esteban Franco convinieron que dormirían de dos en dos. Dos montarían guardia mientras los otros se echarían para buscar al santito en el sueño, y así lo hicieron y los primeros en acostarse fueron Carla Cruz y Pablo, que se abrazaron contra la pared hasta quedar dormidos.
Pedro y Esteban Franco miraban hacia la puerta, por cuya ventana circular se asomaban los rostros impotentes y espantosos de los Varela, que no podían entrar a esa sala donde se oficiara la última misa de los sobrevivientes, tal como les había contado el Abuelo Virtual.
