Conoce en detalle el funcionamiento del área administrativa y publicitaria de nuestro diario, aunque lo suyo es la atención al cliente. Allí se siente cómoda y es una de las referentes de la sección que nutre nuestro suplemento de avisos clasificados. Hablamos de Liliana Madrid, quien a lo largo de estos años capitalizó experiencia en áreas sensibles del engranaje de El Tribuno de Jujuy.
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Conoce en detalle el funcionamiento del área administrativa y publicitaria de nuestro diario, aunque lo suyo es la atención al cliente. Allí se siente cómoda y es una de las referentes de la sección que nutre nuestro suplemento de avisos clasificados. Hablamos de Liliana Madrid, quien a lo largo de estos años capitalizó experiencia en áreas sensibles del engranaje de El Tribuno de Jujuy.
“Mi inicio fue en Publicidad con María Balzarini, José Agustín Flores y los diseñadores Alberto Espinoza y Gonzalo”. Con René Salas –otro diseñador y dibujante histórico del diario- “entramos en la misma época”, recuerda.
En aquel momento el trabajo era muy artesanal, aunque aclara que empleaban máquinas de escribir eléctricas, cuando en la Redacción los periodistas lo hacían en las viejas Olivetti.
Aunque la intimidaba por su personalidad tan fuerte, asegura que María Balzarini fue su maestra y que con el paso de los años se convirtió en una amiga. “Ella me enseñó muchas cosas, era muy estricta”, agrega al puntualizar que María fue una persona muy generosa y que en ningún momento la dejó sola, siempre estuvo para ayudarla cuando había mucho trabajo y escaseaba el tiempo. En la actualidad siguen en estrecho contacto, ya que Liliana entrega las órdenes a María para ser cargadas en el sistema que reúne los avisos a incluir en el suplemento de Clasificados.
De los viejos tiempos, evoca los apuros y la angustia en los cierres que eran muy estrictos y difíciles de cumplir por cuanto todo se hacía muy artesanalmente, por no decir con precariedad. No obstante, asegura, fue “una época linda. El grupo era hermosísimo”. Liliana Madrid coincide con los “viejos” de la empresa en el sentido de que por aquellos años trabajar en El Tribuno de Jujuy era una cruzada que excedía lo laboral, una cuestión de orgullo, de pertenencia. El objetivo era el mismo: posicionar al diario en una sociedad reticente a los cambios y para colmo de males soportando pronósticos agoreros de sectores que veían peligrar su hegemonía comunicacional. Nuestro matutino llegaba para escuchar todas las voces e instalar un producto novedoso, tanto en lo estrictamente periodístico como en materia de diseño.
Este compromiso se veía reflejado en el tiempo que se le dedicaba al diario. “No teníamos horarios, la responsabilidad que uno tenía, hacía que uno se vaya recién cuando terminaba”, rememora Liliana y aclara que en ese momento podía hacerlo con toda libertad porque aún no había formado una familia. Luego, cuando se casó y llegaron los hijos, se vio “ahogada con los horarios”, hallando mucha comprensión de su marido, René Pereira –ya fallecido- quien esperaba pacientemente que se desocupara de sus labores cotidianas. Orgullosa mamá de Joaquín, Fiorela, Melina y Candela, Liliana agradece la paciencia que han tenido con su trabajo a lo largo de estos años.
Volviendo a su paso por las diferentes secciones del diario, apunta que luego de Publicidad llegó al sector de atención público, recordando que había un mostrador redondo grande, de madera, donde tomaban los avisos. “Hacíamos las facturas manuscritas y a los textos los pasábamos a máquina”, evoca. Asimismo dice que cuando lograban “completar una página de clasificados era una gran alegría”. Ahora enfatiza que muchas veces se ven superados por la enorme demanda que tiene el suplemento. “Con el tiempo, sin darnos cuenta, las pequeñas promociones que se realizaron, dieron su fruto. No sé en qué momento llegamos al suplemento”, agrega. Sabe que este crecimiento no responde a afectos, sino al hecho de que los clientes invierten en lo seguro. “La gente va al lugar donde sabe que va a encontrar la respuesta que buscaba al momento de publicar su aviso”.
Ella se siente muy cómoda atendiendo al público. “Me considero una persona bastante paciente, creo que ese es el motivo por el cual permanezco en el sector”, señala. Habla de modales y del léxico adecuado en el trato que debe regir con los clientes. No importa la edad, a todos hay que tratarlos con sumo respeto, inculca a todo aquel que la quiera escuchar. Este mensaje transmite permanentemente a sus compañeros del área que ven en ella un referente válido.
Liliana Madrid, que también se desempeñó en el área de Cuentas corrientes, fue telefonista y secretaria de la Dirección, menciona que se siente “re orgullosa de pertenecer a una empresa tan notable” como El Tribuno de Jujuy.
Hoy, como es una práctica habitual de los empleados “viejos”, besará a sus compañeros deseándoles muchas felicidades en el cumpleaños del diario, nuestro diario, el diario de los jujeños.