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Señor director:
Mujer, ¡exponencial monumento de humanidad!.
Todos deben escribir su historia, tal vez sea una natural exigencia de la vida, ¡el precio convenido!, una forma de pasaporte, o quizás un contrato establecido en el comienzos de los tiempos.
De todas maneras el significado es el mismo, dejar un recuerdo, estar en la trinchera, escribir su destino, y si es posible con ello, enriquecer el camino de los que más tarde vendrán.
En este argumento, nadie como la mujer supo interpretar lo importante que es vivir, donde se ajusta con plenitud el concepto mayúsculo, la responsabilidad que se instala y transmite en los genes, y se refuerza en el aprendizaje o epigenética, asegurando el futuro.
Así fue y es hoy más que nunca, su fortaleza no solo alcanza para la agotadora tarea hogareña, está conformada de tal manera, que sin dudas ella encierra el misterio más grande de la vida aún sin resolver.
Entonces, si este valor se reconoce, todo es tan claro, ¿dónde se afianza la ceguera, incertidumbre o temor del mundo para no ubicar definitivamente su persona en el lugar más adecuado por historia, tradición y fresca realidad?
Somos vehículos inteligentes, capaces, conquistadores del cosmos o las complejas ciencias que propone el átomo. ¿Cómo entender entonces que aún continuemos hablando y organizando congresos sobre los derechos que amparan a la mujer, y más lejos y distante aún, llevarlos a la práctica?. ¡Esto no es fácil comprender!. Pero es la realidad.
En ese escenario adverso, quien tuvo coraje y generosidad para continuar gestando vida, nuevamente, “fue ella”.
Formadora y celosa custodia. Estuvo en los comienzos de todos los seres, sin embargo guarda silenciosa sus razones y misterio, casi sin rezongar.
Exquisita figura, seguro de existencia, voluntad y empeño puestos al servicio con natural atributo de elegida. Así logró afianzar la especie y aportó el detalle personal, “lo suyo”.
Dimensión de estrella encendida en lo profundo del corazón de cada hombre. Que buen momento para recapacitar sobre misterio tan insondable, pero presente. ¡Gracias a Dios!.
¡Feliz día Mujer, símbolo de paciencia y generosidad!.
José A. Menéndez, médico jujeño.