Alejandro Pojasi en su libro "El Grito de Chicoana", nos dice: Pezuela, instalado en la ciudad de Salta, comenzó a agrupar contingentes de tropas para proveerse de alimentos, caballos y mulas, concentrando reservas para las próximas tropas que debían llegar para completar su base de operaciones, continuando la marcha hacia Tucumán y Córdoba y atacar a Buenos Aires.
inicia sesión o regístrate.
Alejandro Pojasi en su libro "El Grito de Chicoana", nos dice: Pezuela, instalado en la ciudad de Salta, comenzó a agrupar contingentes de tropas para proveerse de alimentos, caballos y mulas, concentrando reservas para las próximas tropas que debían llegar para completar su base de operaciones, continuando la marcha hacia Tucumán y Córdoba y atacar a Buenos Aires.
El Valle de Lerma era el lugar para el asiento y acopio y en ello Chicoana era el punto elegido, población que había quedado a las órdenes del teniente Ezenarro, hombre de carácter despótico y prepotente. Ensoberbecido por los triunfos, pretendió cumplir su misión despectivamente, procediendo al secuestro y toma de bienes en forma confiscatoria, causando indignación ante el saqueo.
Transcribiendo a Bernando Frías, Pojasi prosigue: "Cuando al salir de la iglesia, luego de la misa dominical, vecinos prestigiosos de esta zona comentaban los hechos citados y la penosa circunstancia de hallarse sin armas, pues las habían entregado todas al ejército belgraniano. Y es entonces donde Luis Burela, con voz enérgica, les dijo que había que levantarse sin más contra esos despojadores y cuando alguien le pregunta con qué armas, el mismo Burela, repitiendo la pregunta, dijo: ¿con qué armas? ¡Con las que les quitemos!".
"Es así que fue propuesto como jefe de la rebelión, aceptó dando la magnífica orden: a caballo, salteños, por la libertad y la Patria". Este es el grito de Chicoana en el Valle de Lerma, el 1 de marzo de 1814.
