Un vecino de esta ciudad compró el pan como todos los días; pero se llevó una gran sorpresa al descubrir “chispitas de chocolate” que en realidad eran excremento de ratas.
Tras la situación el hombre realizó una exposición policial en la Seccional Sexta de esta ciudad.
El motivo fue sentar precedentes ya que la elaboración, es de una panificadora de la ciudad y donde los moldes de ese pan se venden en diferentes panaderías.
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Un vecino de esta ciudad compró el pan como todos los días; pero se llevó una gran sorpresa al descubrir “chispitas de chocolate” que en realidad eran excremento de ratas.
Tras la situación el hombre realizó una exposición policial en la Seccional Sexta de esta ciudad.
El motivo fue sentar precedentes ya que la elaboración, es de una panificadora de la ciudad y donde los moldes de ese pan se venden en diferentes panaderías.
Celso Pérez, el damnificado, relató en El Tribuno de Jujuy, el estado del pan y las consecuencias que puede ocasionar en la salud de cualquier persona.
Se trata de una cadena de panaderías locales y la sucursal implicada es la ubicada en Zegada y Santiago del Estero donde hizo la compra de dos paquetes de pan lactal con salvado. Así también comentó que en su casa son diabéticos y que siempre se cuidan con los alimentos y el sábado por la mañana se dan con el pan en mal estado.
“Mi hija me dijo ¡mirá papá, el pan tiene chispitas de chocolate!”, donde reaccionó Pérez mirando el envoltorio que no era chocolate sino excremento de ratas en gran cantidad. Sin embargo se comunicó con la panadería para alertar lo sucedido y sólo encontró como respuesta: “¡pasa de nuevo por la sucursal, que te vamos a saber recompensar!”, le dijeron sin medir la gravedad del hecho.
Es por ello que Pérez realizará las denuncias y pruebas en el Departamento de Bromatología para que tomen las medidas del caso, dejando constancia de los hechos.
Para prevenir enfermedades causadas por alimentos contaminados hay que revisar los alimentos. Para adquirir alimentos embolsados o enlatados debe tener en cuenta que su envase no presente abolladuras, abombamiento u oxidaciones. Revisar alimentos envueltos en papel o plástico, para evitar agujeros que le permitan el acceso a insectos o roedores.
